martes, noviembre 20, 2007

SOBRE EL "YO" Y LA CONCIENCIA (y II)

SOBRE EL "YO" Y LA CONCIENCIA (y II)


Existe una ley de obtención del máximo de emociones positivas al "sentir" a los demás seres; así se explicaría la Evolución (por supuesto, aparte del azar).
Al conocerse a sí mismo (a través de "lo otro"), el ser se convierte en sumidero de sí mismo, sintiéndose, entonces, a sí mismo.
Un mismo ser (naturaleza) actúa toda la vida: ser nacido de la variabilidad de la materia. Es decir: ser único, naturaleza única, pero cuerpo múltiple (variable).
La mente sirve para discernir y analizar los problemas, pero no decide; quien decide es el "alma" (naturaleza). Ahora bien, el alma se creó al decidir.
Un consejo muy importante en cuanto a nuestra forma de actuar: "Hagamos aquello que nos conduzca a lo que queremos ser, y no hagamos, tan sólo, aquello que "sentimos". (Los sentimientos son útiles en cuanto que nos dan información de las cosas).
El "poso" del conocimiento evolutivo "obtiene instintos". El "querer" conocer conduce a Dios.
Y nuevas formas de conducirnos en nuestra vida. Debemos romper la ignorancia en lo divino, pero, ¿cómo se progresa en esa dirección? Hay libertad para "querer" más o menos buscar a Dios. Aquí reside todo el significado profundo de nuestra vida.
El ideal consiste en renunciar a cada una de las parcelas del "yo" propio (sentimientos animales), sustituyéndolas por el "instinto" de amar a Dios. Pero, es fundamental no renunciar nunca a nosotros mismos sin previamente ofrecernos a Dios (la renuncia propia es un "abrirse" al camino que brota de nuestras entrañas en la dirección del Norte divino -naturaleza "transida" del amor divino, en busca de la identificación con la Criatura Suprema-).

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