viernes, mayo 19, 2023

La durée, o el "repliegue presencial" de la circunstancia vital

 Con Henri Bergson, el presente es un compendio de la presencia del pasado, como también del futuro... Si esto es así, sería algo como el "repliegue" de todas las circunstancias personales habidas en el tiempo sobre los instantes del presente: "un repliegue de la vida completa de la criatura sobre la bola del instante presencial (presente)".

¿Podríamos ampliar eso mismo a todos los intervalos temporales que comprenden toda la vida de los entes?... A saber, ¿el tiempo del universo todo (su existencia) se replegaría sobre sí mismo (si fuera posible, que no lo es, un observador externo al universo lo vería como una inmensa bola replegada sobre sí mismo)?... De igual forma ocurriría con todas las criaturas, seres o entes del mundo.

Si imaginamos el tiempo del universo representado como una recta sin límites definidos a uno y otro lado de sus bordes, la bola de nuestro "presente reconfigurado" engranaría sucesivamente en los instantes temporales correspondientes de esa recta.

Y si ahora representamos el tiempo como una bola universal resultado del repliegue de dicha recta sobre sí misma.



Ello equivaldría a un círculo donde el inicio y el final concuerdan en un punto. Dentro del círculo las distintas bolas personales de los diversos seres de su interior, se irían moviendo, tangencial pero internamente en el sentido del reloj, haciendo coincidir entre sí, y en su giro, los distintos presentes.

Esta forma de concebir el tiempo tiene el sentido profundo descrito en mi obra "El cierre del círculo", es decir, cada círculo encierra en sí un ser, una criatura cuya existencia se ve reflejada en un "sentimiento interior". ¡La presencia (existencia) de cada ser en el mundo es equiparable al círculo (bola) que repliega el tiempo (edad) de su vida, al unir nacimiento y muerte!

¡El presente de cada ser no lo es todo; sí lo es la bola (repliegue) temporal de toda su "circunstancia vital"!