jueves, mayo 13, 2021

Perdurando en el tiempo

 "No es egoísmo, es el halo de la perduración en el tiempo"

Advierto mi final, después de una vida que aportó lo más fiel de mí... Y aportó, ¿a quién o a qué?



Puede que las montañas se derrumben en una estrepitosa negrura, o que las aguas ahoguen la expresión más clara de lo viviente, pero aún yo sigo ahí... Y no llevo en mis entrañas todo ese mundo en el que viví, arrastrándolo a un espacio desconocido e intrigante... Pero yo sigo sintiendo que mi "halo" perdura en el tiempo... que no fue baldío, y mis cavilaciones, al fin y al cabo exitosas en cuanto a su culminación, aunque otras no tanto, no pasaron a formar parte de una nada indiferente y caótica: ¡Mi halo se extendió por encima de mi final! ¡Perduró sobre el tiempo!... Largo o corto, ¡no sé!, pero sí sentí ese traspaso de fronteras, por encima del frontispicio de la muerte, del instante final... Esa sensación, ¿sería el impulso prístino de perpetuar la vida en nuestros descendientes?, o yendo más lejos: ¿la contribución de tus afanes, de tus querencias, hacia un futuro luminoso al que quisieras contribuir?

Yo llamo a ese impulso, mágico, misterioso, pero nacido en las entrañas de tu más íntimo ser, el "halo de la perduración en el tiempo".

En ese último instante de forma inefable, indescriptible, apoyándonos en ese póstumo y nuevo hálito de la vida, evitamos el implacable dominio de la temporalidad, sumergiéndonos en un fluido desconocido, sorprendente, sobre el que cabalga, prolongando nuestro ser interno, el halo de nuestra perduración en el tiempo.

¡Aunque el mundo acabe, yo acabe, la impronta existencial de mi vida, no cae en campo baldío, sino es semilla de un nuevo renacer!

¡Y no es egoísmo, es el "halo de nuestra perduración en el tiempo"!