lunes, enero 18, 2021

Coincidencia entre autistas y animales: ¡No les gustan los cambios!

 El autismo es un trastorno psíquico en el que la persona se concentra en su mundo interior y progresivamente va perdiendo el contacto con la realidad exterior.


En conjunto el autismo abarca un abanico de manifestaciones agrupadas bajo el concepto de Trastorno del Espectro Autista o TEA.

En el Centro de Investigaciones Cerebrales de la Universidad de Veracruz (Mexico), se utilizan modelos de animales para estudiar el autismo. El Dr. Jorge Manzo Denes nos dice:

"El autismo en niños se origina por mutaciones genéticas que se han confirmado en más de 60 genes, pero con una predicción de que más de 500 están involucrados".

"También la exposición del feto a virus como la rubeola o el contacto con agentes químicos como el fármaco antiepiléptico ácido valproico produce autismo".

"Hay una especie acuática que está resultando muy notable en la investigación del autismo: el pez cebra. También el ratón BTBR, producto de la reproducción entre hermanos, por su conducta repetitiva."

"La estimulación musical con la sonata K448 de Mozart altera moléculas del cerebelo, produciendo cambios óptimos en la conducta de ratas".

"De igual forma se están realizando estudios sobre macacos al estar relacionados genéticamente con humanos".

Además de todo esto se ha demostrado que la asertividad (capacidad de relaciones de forma adecuada) de los niños es mayor si viven con una mascota.

En la Terapia Asistida con Animales (TAA) en el autismo, suelen ser perros o équidos (caballos y burros) los utilizados. Y es que se establece una comunicación no verbal entre persona y animales que se traduce en mejora de la empatía, expresión de sentimientos, motivación para interactuar en grupo, y verbalización (del nombre del perro, por ejemplo, o expresiones sencillas como "ven", "dame", "espera", "pasa", etcétera).

Podríamos decir que la alquimia entre animales y humanos se basa en establecer un puente para superar barreras y el miedo, fortaleciendo la autoestima, entrenando su motricidad y fomentando la habilidad comunitaria.

El hecho de que los padres informen de fuertes vínculos entre hijos y otros animales como conejos y gatos, sirve como evidencia de que tener otros tipos de mascotas (además de perros y gatos) podría beneficiar a niños con autismo.

Es un hecho que los animales "no tienen mascotas". Esto último solo concierne al humano, como un producto de su cultura ancestral.

Según el psicólogo clínico (Activa Psicología), Félix Zaragoza: "Los animales no juzgan a sus dueños, sino que los aceptan y quieren tal cual son. Por eso es tan especial el vínculo que desarrollamos con ellos, por eso y porque nos permite tener "alguien" con quien desahogar nuestras emociones, "alguien" de quién preocuparnos y "alguien" que nos acompaña y nos aprecia sin condiciones". Lo que también afirma Pat Shipman en su obra "La conexión animal".

Y es que sin caer en la Cinomanía (entusiasmo y amor intenso por los perros), o en la Airulomanía (entusiasmo y amor excesivo por los gatos), los animales forman parte de nuestra vida emocional.

Una cosa en que coinciden animales (domésticos) y autistas es que ¡no les gustan los cambios!

Los animales domésticos como perros y gatos suelen ser muy sensibles a los cambios que se producen en su entorno, estresándose y, a veces enfermando a la llegada, por ejemplo, de un bebé a la familia, de una nueva mascota o al realizar una mudanza.

Los perros al ser animales territoriales, en la mudanza encuentran un nuevo "territorio", lo que les produce estrés y nerviosismo, ante olores y sonidos completamente desconocidos, que no les brindan, por supuesto, seguridad. Es por ello por lo que se debe mantener un ambiente sin cambios y alteraciones.

Y refiriéndonos a los gatos en particular, son animales de costumbres con rutinas marcadas, y que no les gustan ruidos estridentes.

Como la mirada humana, para las personas con autismo, es un escenario de comunicación compleja y delicada, de entrada, ya es mucho más cómoda para un niño con autismo la mirada animal que la humana.

Los niños con espectro autista (TEA) necesitan un mundo estructurado y predecible, donde sea posible anticipar lo que sucederá. También los gatos son animales de costumbres con ratios específicos (pautas de descanso y juego determinados y pautados). Y esta coincidencia entre autistas y gatos (perros) en su aversión a los cambios les hace tener una relación fluida en beneficio del mejoramiento de la soledad autista, los problemas en el lenguaje, la adaptación al entorno y la ansiedad.