martes, febrero 23, 2021

Las claves del fenómeno cuántico (VIII)

 "En busca de la verdadera Teoría Cuántica"


La insatisfacción que produce la dicotomía entre los fenómenos subjetivos de la personalidad y el aparente mecanicismo de la neurociencia, esto es, entre el fenómeno vital y la abstracción de la ciencia físico-matemática, requiere buscar un nexo convergente entre ambos.

Teniendo en cuenta las especiales características del mundo cuántico, estas le hacen idóneo para el inicio de la búsqueda de tal meta, pero como dije, la maraña de interpretaciones de la MQ parece un hándicap nada agradable.

Es preciso, pues y como mínimo, proceder al análisis, aunque sea somero, de dichas interpretaciones, pero con el punto de vista fijado en el horizonte de ese nexo convergente entre Vida y Física.

Mi conclusión final fue, en su día, la adherencia a la ortodoxa interpretación de Copenhague, bajo las oportunas observaciones del Nobel Max Born, con su "regla" de probabilidad y su condición de realidad basada en los "invariantes de observación". A partir de ahí elaboré, hace unos años, los conceptos de "espacio probabilístico" y "realidad dual" al admitir la especial "realidad de la función de onda" de Schrödinger (*).

En mi teoría, en el proceso de la medida, el "tomar nota" del resultado, supone que la "conciencia" del resultado de esa medida equivale a una "creación" de realidad. Por tanto, aquí el "rol" del observador es intrínseco, causal como suponen, entre otros, tanto Neumann como Wheeler. La "intersubjetividad" apuntada por Born, corrobora la asunción de tal realidad por todos los observadores. En tal caso, estamos ante un "salto" metafísico importante: la entrada de la "conciencia" del observador  en el proceso, y por ello la "incidencia indirecta" de la "voluntad" del observador que, a mi juicio, en la medida "crea" realidad.

Aquel acto de "tomar nota", puede estar diferido en el tiempo a través del aparato de medida, automático o no, pero en última instancia, un observador es el último actor de la cadena (a veces, basta la simple posibilidad de su existencia).

El proceso aleatorio es imposible sin la confirmación u "consolidación" del observador (la superposición cuántica seguiría siéndolo indefinidamente sin tal requisito). Sin ir más lejos, y por otra parte, es el experimentador-observador quien fija el instante en que realiza la medida, luego la aleatoriedad necesita al menos esa intervención por parte del observador.

La revalorización del papel del observador está justificada, lo que se confirma al estudiar el papel singular que sobre el tiempo tiene, también, ese observador (tiempo creativo -ver la obra del autor "Una revisión del tiempo").

(*) Todos estos conceptos vienen desarrollados en la obra "¿Sueño o realidad?" que puede consultarse en Simbiotica´s Blog.


En la próxima entrega citaré ejemplos recientes de experimentos que nos iluminan con más claridad las especiales cualidades del mundo cuántico que entreveran la verdadera dimensión del aparente mundo de "lo inaccesible".