lunes, febrero 15, 2021

Las claves del fenómeno cuántico (I)

"En busca de la verdadera Teoría Cuántica"

Los experimentos cuánticos están a la orden del día; diríamos que están de moda, tanto desde el punto de vista de la Topología matemática, la Criptografía, los nuevos materiales, etcétera... Y, en mi opinión, en la búsqueda de los mismos fundamentos del origen de la vida, y su posterior evolución en el campo mental.

 


Últimamente, en algunos artículos advertí sobre la necesidad de cambiar o modificar la Teoría Cuántica en el sentido de su ampliación para que en su seno se incluyan y se dé explicación a muchos de los acontecimientos y hechos que, hasta el momento, iba desechando la Ciencia, al tildarlos de "no científicos", lo que no reflejaba más que la incapacidad del método científico clásico para abordarlos.

Tal ampliación de horizontes o miras, hace necesaria la búsqueda de una Teoría Cuántica más "madura" que se ajuste más a los hechos y experimentos que continuamente se están realizando.

Para enfrentar tal desafío, desde mi modesta contribución, me voy a valer, inicialmente, de la obra que escribí en 2016, titulada "¿Sueño o realidad?".

En la actualidad me parecen muy sugerentes al respecto, artículos generalistas como: "El espacio-tiempo podría ser un fenómeno cuántico" (del periódico "La Razón" -Ciencia. 2021), y "La superposición cuántica trasciende el mundo de las partículas elementales" (revista digital Tendencias21. 2021). O el trabajo más especializado, "Decoherencia Cuántica" (del Diccionario Austral de la Universidad de Buenos Aires. 2016).

Pero no adelantemos acontecimientos. Empezaré por la obra "¿Sueño o realidad?" (*). En el capítulo titulado "Materia física y sensibilidad" expuse:

"La materia o la masa, desde el punto de vista de la Física, tiene las propiedades que claramente vienen definidas en particular en la Teoría Relativista de Einstein, tanto la restringida como la General, además de ser una propiedad física perfectamente definida en todas y cada una de las ramas de la Física, y relacionada íntimamente con el bosón de Higgs.

Pues bien, en ninguna de esas ramas de la Física se establece que la masa o la materia tenga "sensibilidad", de ahí la clara separación expresada en el título de este artículo. Está claro que al referirme a la "materia física" estoy englobando en la expresión el conjunto de leyes y propiedades establecidas de forma concreta y precisa en el tronco de las Ciencias Exactas, tanto físico-químicas como en su prolongación: la abstracción matemática.

En el otro término, "sensibilidad", me estoy refiriendo, por exclusión, a aquellas otras "propiedades" o atributos que, por lo menos hoy día, no pueden incluirse en el tronco común de conocimientos anterior, aunque, si así lo convenimos, podemos considerarlas ciencias si se intenta aplicar, también, con ciertos matices, el método científico general de "prueba y error". Me estoy refiriendo a las llamadas "Ciencias de la Vida" (Biología, Neurología, Psicología, etcétera). En realidad este conjunto es bastante heterogéneo, y sus propios métodos de investigación suelen diferir bastante entre sí. Yo les aplico una propiedad de homogeneidad que se refiere a la constancia de la existencia en su interior de otro tipo de materia o sustancia que se caracteriza primordialmente por poseer la cualidad de la "sensibilidad".

La Ciencia, ante tal estado de cosas, adopta la posición de obviar, yo diría mejor "saltar" por encima de tal paradoja, construyendo una suerte de hipótesis a la que llama "emergencia" desde la materia física anterior, poco menos que una imposibilidad dada la precisa definición de esa materia en la Física.

Entonces, el problema estribaría en definir, explicar o describir esa supuesta "emergencia".

El término es un cajón de sastre que encierra en sí un profundo desconocimiento, en el que "conscientemente" no se quiere entrar. Lo único bueno, a mi juicio, es que con él queda delimitado el problema, "vacunando" de esa forma la sacrosanta ciencia exacta físico-matemática de la posible "contaminación" que la llevaría (según ellos) al antiguo oscurantismo de la magia y los mitos de los siglos anteriores. ¡Hay que salvaguardar la Ciencia/Técnica que tanto "progreso" ha supuesto a la humanidad en los últimos tiempos!

Aún estando conforme con ello, estimo que esa propia Ciencia, ese propio progreso, nos ha llevado a un nivel, ¿podría considerarse "adulto"?, superada ya la "adolescencia" científica, que reconozca la verdad esté donde esté, sin necesidad de tener que preservarla a cada momento, pues, con ese nivel actual alcanzado, la actitud adoptada más que cumplir el pretendido objetivo, nos lleva a un  retroceso, a un desaprovechamiento de las oportunidades que nos brinda nuestro nivel científico. El cambio de actitud redundaría en un notable beneficio en relación al afloramiento de una verdadera potenciación de los formidables poderes que encierra en sí la vida, la psiquis y la mente.

Es necesario entrar en el fondo de esa tal pretendida "emergencia", porque seguramente ahí radica uno de los misterios más impresionantes del Universo, el desvelamiento del origen de la vida, la ontología del ser, el propio sentido holístico del mismo. De esta forma, las dos direcciones de investigación propugnadas (la de abajo-arriba, o de lo material a lo espiritual, y la de arriba-abajo, de los espiritual a lo material) estarían equiparadas: lo físico y lo vital."


Las subsiguientes partes de este artículo serán publicadas en este mismo Blog, en días sucesivos.


(*) "¿Sueño o realidad?", se publicó en Simbiotica´s Blog a lo largo de 2016, y puede leerse en el mismo.