martes, octubre 25, 2022

La envidia como lacra social

 Otro de los temas profusos donde los haya.

Los enfoques o perspectivas desde los que se se ha enfocado rayan en el infinito. Como siempre, mi posición es una de tantas y tantas pero se circunscribe a mi espacio vital más cercano, a ese empuje emotivo que me obliga a abordar e intentar paliar o corregir, desde mi modesta acción, la problemática más evidente.

¿La envidia es un problema español "peliagudo"?... Analizando las opiniones escritas de nuestros más grandes pensadores: Unamuno, Ortega, el mismo Cervantes... así lo parece. Indudablemente nuestra historia patria ha tenido mucho que ver en esa confluencia de opiniones al respecto. Según el nobel Cela "el español es envidioso, el anglosajón hipócrita y el francés avaricioso"... lugares comunes que en ningún modo pretendo avalar.

Yo, en cambio, preferiría hablar de los males que acompañan al "envidioso". La envidia no son los celos, que requieren una "trialidad"(tres agentes), y no la bipolaridad (dos agentes) que se da en la envidia.

Se habla de una "envidia sana", cosa que en mí provoca rechazo: ¡no creo que de nada malo (envidia) pueda aparecer nada bueno (sano)! Al revés, los cánticos a la igualdad y el reconocimiento de la "no discriminación" por sexo, religión y pensamiento consagrados en la Constitución española, no avalan la "discriminación positiva" de la mujer respecto al hombre según las leyes LGTBI de España.



La envidia no es un acicate para nada: ¡Es un verdadero mal social!

Una vez sentada, en mi opinión, la "maldad" de tal sentimiento, no me queda más que dar ciertos consejos a aquellos que la padecen, y más como brumoso sentimiento que solo acarrea problemas para ellos: odio, ira, sentimiento de inferioridad, deterioro fisiológico con incidencia grave en la salud, etcétera.

El "ahuyentar" el "insidioso" comportamiento envidioso solo tiene beneficios para el afectado: alegría de compartir los logros de sus allegados, felicidad mutua que ayuda a fortalecer lazos, empatía hacia los demás, hacia el mundo, satisfacción consiguiente sobre los propios logros potenciando las virtudes, y alguno más.

Y es que la envidia se hace más perniciosa, hasta vil, cuando el enfoque de la misma alcanza a los propios familiares: hermanos (cainismo), padres e hijos, etcétera... Y lo más triste: ¡al envidiado no le queda más remedio que el alejamiento para no alimentar, siquiera inconscientemente, la aflicción del envidioso!

¡Cúrate de la envidia, una lacra para ti mismo!

lunes, octubre 17, 2022

¿Quién pierde?: ¡Europa! ¿Quién gana?: ¡China!

 "EE.UU, en cierto modo, para su decadencia."

A un plazo medio o un poco más largo: ¿Qué trasluce los recientes acontecimientos mundiales relacionados con la presente guerra entre Rusia y Ucrania?

A mi entender, aparte de las evidentes urgencias que acarrea una guerra nada menos que en el centro del panorama europeo con el peligro, ahora sí, de una posible conflagración nuclear (no abordo tal posibilidad porque si no de nada vale lo que pueda decir ahora), se vislumbra lo que posiblemente acaecerá en el tablero mundial una vez superada ésta.

En mi opinión Rusia no hace más que desgastarse ante la no disimulada satisfacción de la potencia americana. Veladamente China, teórico aliado de Rusia, con cierta preocupación, pero con la sutil esperanza de deshacerse de un posible enemigo futuro, no pone especial interés en enfriar el enfrentamiento que desangra a uno y a otro adversario.

De inmediato, en contra de lo que oficialmente afirma, EE.UU se ve beneficiado con su ayuda a uno de los bandos al aumentar su producción de material bélico que venderá a sus aliados, y la venta de productos energéticos como gas licuado o petróleo ante la crisis mundial provocada por dicho enfrentamiento.

No se ocultan los tremendos problemas que acarrea en la sociedad norteamericana la problemática racial, una bomba de relojería de consecuencias tremendas. Hace tiempo que la superpotencia americana no permanece en su punto más álgido: se empezó a ver su suave decadencia desde hace algunos años, por eso necesita el acicate de un nuevo reajuste en el orden mundial que, en cierto modo, espera obtener con los nuevos acontecimientos. Su poder económico se ve seriamente comprometido ante el auge chino, y hasta de forma acelerada su mismo poderío militar.

Para mí es más que evidente que es el continente europeo quien más va a perder con la guerra en curso: se nota ya con claridad con la subida de la inflación, la crisis energética y la escasez de productos básicos para su industria. Con el más que posible desgaste de Rusia y la crisis que está empezando a azotar a los estados de la UE, es el continente europeo en su totalidad quien, de forma fulminante empieza a perder el papel que hasta hace muy poco poseía en el concierto mundial.

Resumiendo mucho, estos son los inconvenientes que de forma grave están socavando a las sociedades de Occidente: el multiculturalismo; el empuje del islam ante el decrecimiento de los valores cristianos; los problemas raciales internos hijos de una inmigración caótica; las propias leyes llamadas en conjunto LGTBI; la agenda 2030; el surgimiento de nuevas potencias en la órbita asiática, y alguna otra cuestión más difícil de identificar.



¿Qué obraría a favor de China? A mi entender: un sistema político fuerte que cercena las libertades individuales en cuanto se oponen a lo colectivo, lo que facilita su auge económico; un potencial humano impresionante dirigido prioritariamente al desarrollo de la economía y la consecución de la hegemonía mundial; el declive paulatino de la superpotencia que lideraba el mundo hasta hace muy poco; y alguna otra causa más difícil de evaluar.

¡El mundo está cambiando, si Europa no se pone de inmediato las pilas, su destino está más que escrito!

domingo, octubre 02, 2022

La labor del filósofo

Sesudos pensadores, filósofos de lo esencial, metafísicos, simples hombres de ciencia afrontando temas trascendentales sobre el universo, la vida, el hombre... son multitud y en todas las épocas. 

Por otra parte, nuestra vida, individualmente es corta, extraordinariamente corta... Dice el pope, el místico, el creyente que al óbito entraremos en otra dimensión, para unos el llamado "paraíso", para otros la oscuridad de las sombras, el infierno... así que, ¿para qué nos aferramos en dar respuestas al sin fin de preguntas que nos acucian, que nos angustian, cuando al cabo de unos años, no muchos, nos adentraremos en unos mundos (gloriosos, angustiosos, etcétera) que aportarán las respuestas definitivas a tales incógnitas?... ¿No sería más provechoso "vivir la vida" como se presente, olvidando los devaneos de la mente en tal sentido?

Parece que algo no cuadra, pues la evolución parece ser que nos ha conducido a esa situación del pensador, del filósofo en lo que se ha llamado la "búsqueda de la verdad"... Y a la evolución no le "gusta" jugar, y no suele conducirla el azar, pues necesita una "perseverancia" para alcanzar un objetivo tan claro... Sí, hay una línea evolutiva que nos ha conducido hasta aquí.

No obstante, es claro que la "meditación" en esa línea, casi siempre nos proporciona la relajación del espíritu, una felicidad interna, la del sabio con sus continuos ¡Eurekas!

Mas, la aparente paradoja debería tener una explicación, al menos a grosso modo...

Por otro lado, la muerte supone la imposición de una barrera infranqueable entre lo que llamamos "vida", y lo que "pudiera haber" más allá...

Es cierto que la ciencia, la historia, el saber humano crece con la aportación continua de las diversas criaturas que han existido anteriormente, potenciada enormemente con la palabra, la escritura y los formidables medios de expresión y comunicación que los últimos tiempos han proporcionado... aportación de criaturas "vivas", nunca de muertas que no han podido, ni pueden comunicarse con nosotros: ¡Es cosa de vivos!



¿De qué vale que todas las incógnitas tengan su respuesta en ese otro mundo "especulativo" de después de la muerte?... Las respuestas deben encontrarse en "este otro lado", el de los vivos, si queremos que las soluciones se propaguen en el universo real y físico que conocemos, en particular en la propia humanidad.

La evolución sí, ha creado el "acicate" para seguir investigando, intentando averiguar y descifrar las claves del entorno, de todas nuestras preocupaciones, sobre todo porque como acabo de exponer, si individualmente solo podemos aprovechar una parte de nuestro esfuerzo en pos de lo explicitado, colectivamente es un asunto básico, primordial para la sociedad y del que nos beneficiamos tradicionalmente.

Cierto es que en general imaginamos que tras la muerte entraremos en una fase en que la evolución futura debería de conducirnos hacia el Ser Supremo como culminación de algo grandioso: el Todo... Así que sin expresarlo, imaginamos una cierta evolución en ese otro mundo que nos llevaría, tras innumerables evos (si pudiera definirse el tiempo allí), al fin expresado.

Yo creo que aquí reside el error: ¡No existe ninguna suerte de evolución en ese otro mundo!... lo que supone que tras el óbito es inmediato (sin connotaciones temporales) el acceso a ese Todo propuesto: ¡Ese Todo es el "encuentro" con la Criatura Suprema nada más fallecer!... Es, pues, imprescindible, ya que no hay "evolución" en la otra vida (no hay movimiento), que nuestros esfuerzos se centren aquí, en el tiempo del "presente", el de la acción, para que la evolución que conocemos nos conduzca a ese Todo anhelado, y en el que las contribuciones de cada uno de nosotros haga posible la propia creación de tal Criatura Suprema, lo que no es óbice para que desde el futuro, esta última implante la semilla que en el pasado, y tras nuestras aportaciones (somos criaturas libres), conduzca a ese glorioso Futuro. (La retroacción del tiempo -cuántica- lo hace posible.)

Ese impulso evolutivo, ¿no será un presentimiento de lo que nos depara el futuro?