viernes, agosto 24, 2007

LAS TRES FASES VIVENCIALES DEL SER (II)

LAS TRES FASES VIVENCIALES DEL SER (II)


El Ser Supremo necesita de la naturaleza, del universo material para su "parto", para ser cual es. Tiempo y espacio son un mero artificio para su concreción. Pero: ¿Cuál es el cuerpo de Dios? ¿Cómo se desarrolla esta creación de Dios? ¿Cuál es la estructura del mismo Dios?
Para encontrar la Unicidad Superior de Dios, previamente es necesario que se desarrollen otras criaturas anteriores, cuya existencia y constitución desconocemos, ahora bien, sí hay una de ellas, cuyo nivel de integración en la cadena evolutiva total desconocemos, pero cuya contribución es necesaria: nos estamos refiriendo al hombre. Es preciso que previa a la aparición de un ser tan extraordinario como la Criatura Suprema se configure la libertad humana con su sentido de eternidad, que no es más que la sensación de la superación del tiempo. Tenemos, pues, al menos la Criatura Suprema y las criaturas inferiores humanas como seres necesarios para que la misma evolución pueda conducir a la primera. Ambas criaturas pueden superar el tiempo, pudiendo pasar, así, en plenitud a la fase posterior o fase de iluminación. Por desconocimiento, no podemos afirmar nada acerca de posibles criaturas situadas a caballo del mismo hombre y dicho Ser Supremo, ahora bien, ¿qué podemos decir de los otros seres vivos de nivel inferior al mismo hombre (animales, plantas, etc.)? La no superación del tiempo por parte de estos seres (ausencia de sentimiento de eternidad), parece incapacitarles para su inclusión en la fase de iluminación... Pero, si nosotros, como humanos, somos necesarios en la configuración del mismo "cuerpo" de Dios, ¿no serán los citados seres inferiores, del mismo modo, completamente necesarios para la "sustentación" de nuestro propio "cuerpo"?... Si nuestra misma constitución está sustentada por niveles de organización inferiores (órganos, células, etc.; asimilables a organismos de nivel inferior) -recordemos el concepto de "sustensión dinámica" zubiriano- que nos capacitan para el ascenso a esa fase de iluminación, ¿no servirá nuestro mismo ascenso a la "iluminación" para elevar, a su vez, a otro status superior, junto a nosotros mismos, a dichos seres inferiores? Estamos preguntándonos que si los seres de nivel inferior al humano accedieran a la fase de iluminación, ¿no lo harían por medio y a través de nosotros mismos?... Para poder imaginarnos esto, podríamos utilizar un símil.
Imaginemos que las esencias de los seres vivos, configuradas a lo largo de sus "presentes", se asemejan a "gusanos" con caparazones de insectos (queratinosos) por la parte superior, y con una capa pegajosa por la parte inferior, en un espacio de dos dimensiones. Supongamos que la evolución propicia la curvatura de la capa pegajosa hacia el centro, con lo que en el límite el "gusano" se cierra sobre sí mismo, quedando aislado del exterior por la capa dura queratinosa. Esta doblez hacia el centro que provoca la citada curvatura expresa el aumento de "sustancia" producida en la "esencia" del ser vivo consecuencia de la evolución, según la regla entendimiento-sentimiento (inteligencia sentiente de Zubiri) de la propia esencia. Este aislamiento del exterior es el equivalente a la formación de la conciencia del propio ser, a la aparición de la libertad humana, y a la captación del sentimiento de eternidad. Así, la evolución propicia la aparición de multitud de "esferas" (o círculos, en dos dimensiones) aisladas y cerradas que guardan en su interior la "realidad" de su esencia (serían los seres humanos). Los demás seres vivos, representados por los "gusanos" con esferas sin cerrar, no pueden guardar en su interior su "realidad", pues, ésta se escapa por las partes no cerradas por su capa dura aislante; por contra su capa pegajosa favorece el acople a otras esferas cerradas originando el acrecentamiento continuo de estas últimas. Las esferas cerradas (esencias humanas) al fallecer el ser vivo, pasan a la fase de iluminación, y en su ascenso transportan las esencias de los seres vivos inferiores, "adheridas" en unicidad a la esfera cerrada de la esencia humana. La unicidad esencial humana, en esta adherencia, no anula su propia unicidad.
El "cuerpo" del Ser Supremo en la fase de iluminación está compuesto, cual células, de las esencias humanas que, a su vez, poseen en su interior las esencias de otros seres inferiores. De esta forma, en la fase de iluminación, la vida toda, desde lo más bajo a lo más alto, pasa a ser "sustancia" del mismo Ser Supremo. El Universo real, la Naturaleza, entorno de la evolución de las criaturas, es el instrumento necesario para la "creación" de los diferentes seres vivos, que a su vez forman el "cuerpo" de Dios. La creación de las diferentes vidas, es la creación del mismo Dios, el "parto de Dios".
En el origen existía el caos (1ª fase); el Universo temporal es la imagen de la creación de Dios (2ª fase); la fase posterior (3ª fase) es la del reinado de ese Dios.
El mundo dual (bien y mal) no existe. Sólo hay una dirección, la que conduce al Ser Supremo; todo lo que nos aparta de ese camino es una intuición humana a la que llamamos mal.

jueves, agosto 16, 2007

LAS TRES FASES VIVENCIALES DEL SER (I)

LAS TRES FASES VIVENCIALES DEL SER (I)

Cada ser o ente posee tres fases sucesivas: fase de "caos" o primigenia; fase de creación o vida, también llamada del dominio del tiempo; y fase de poscreación o "iluminación".
La fase de "caos" o primigenia es la anterior al instante mismo de nacimiento. Para cada ser coincidirá con un momento determinado de la historia del tiempo.
La fase de creación o vida coincide con la historia de cada ser y en ella va configurándose dicho ser, hasta su plenitud, que coincide con su fallecimiento, despedida de la vida o abandono del mundo real conocido.
La fase que sigue a la de la vida es la de poscreación. Fase oscura para nuestro entendimiento y de la que no conocemos nada. En ella se encuentra el ser en toda su plenitud, y con toda su claridad, por ello la denominamos de "iluminación".
Toda criatura, de nivel inferior o superior al humano pasa, así mismo, por las tres fases, pero existen ciertos matices o particularidades, dadas sus distintas singularidades.
El instante histórico del nacimiento de Dios, Criatura Suprema, no puede ser un instante cualquiera del tiempo, tiene que ser un momento singular, que es justo el primero del tiempo, el origen, el mismo menos infinito. De igual forma su instante final, o desaparición del mundo, será el del final del mismo, es decir (suponiendo un ciclo indefinido de universos), el más infinito. El periodo existente entre el menos infinito y el más infinito del tiempo, que coincide con la "vida" del Ser Supremo, es la fase de "creación" del Ser Supremo, el "parto de Dios". La fase posterior (después del más infinito del tiempo) es la de "iluminación" del Ser Supremo. Nuestra fase de iluminación es anterior a aquella; empieza en el instante del tiempo que coincide con nuestro óbito.
Las muertes de los seres vivos, que coinciden con el inicio de sus respectivas fases de iluminación, indican su abandono del universo "real" que conocemos para adentrarse en otro entorno en el que aparecen "completos", plenos, y en el que las relaciones entre ellos son nítidas, claras, diáfanas; su presencia es tal cual es su "esencia", algo que incluye al mismo Dios que irradia toda la potencia de su luz; es, pues, la fase de la "iluminación".
El comienzo de la fase de iluminación de cada ser puede coincidir con cualquier instante del tiempo, desde la perspectiva mundana. Bajo la subjetividad de cada uno de dichos seres, ese instante de la entrada en la fase de iluminación se produce con caracteres de simultaneidad para todos ellos, ya que en esta fase ya no reina el tiempo. El tiempo es marco de creación, de formación, de constitución; la relación de iluminación es simultánea, instantánea.

jueves, agosto 09, 2007

LA NATURALEZA DE LOS SERES (y IV)

LA NATURALEZA DE LOS SERES (y IV)

En cada "acto" de la vida (elección) influye toda la naturaleza, pero todos los actos se la vida en conjunto definen y construyen la naturaleza del ser (como un "poso" de los anteriores).
Volviendo a acudir al texto base de este capítulo, en la página 196, leemos: "Esta construcción (ontológica) sigue manteniendo la ley básica del universo físico de que toda causa (naturaleza) produce un efecto (acto)... Pero de una forma no física (fuera del tiempo material del espacio-tiempo), los actos a su vez configuran la naturaleza. De esta forma se cierra el ciclo, es decir, fuera del tiempo (¿terreno del inconsciente, tal vez?)... Así que, ahondando más en los razonamientos, realmente la "conciencia de uno mismo" (verdadera naturaleza de los seres) está fuera del tiempo; la envolvente o modulación de las ondas energéticas del presente, lo que llamamos el "yo" presente, pierde las características de dicho presente haciéndose intemporal en la introspección, es decir, cuando se dirige a sí mismo, y ésto crea la conciencia de uno mismo, que es la verdadera naturaleza propia del ser. La plena objetividad, como perfecta definición en el espacio y el tiempo físico, requiere la extroversión (salir a buscar fuera de uno mismo -caso de los observadores clásicos tan utilizados en la obtención de las leyes físicas); sin embargo, como ya hemos comentado, los observadores reales no son plenamente objetivos, pues siempre poseen una componente de subjetividad, de introspección que les conduce en parte hacia su propio mundo, su naturaleza, que no es dominio de la ciencia física, sino algo fuera del tiempo. El "yo" propio se escapa de una definición en el mundo físico, precisamente porque está definido en un campo opuesto al mismo: hay que buscarlo justamente donde acaba dicho mundo físico".

viernes, agosto 03, 2007

LA NATURALEZA DE LOS SERES (III)

LA NATURALEZA DE LOS SERES (III)


El sentimiento parece "momentáneo", resultado de una determinada configuración de las neuronas. Pero, ¿hay un sentimiento, también, de tener conciencia de sí mismo?... Si existiera, ¿sería como el poso-resúmen de todos los sentimientos históricos que hemos tenido?... ¿O sería otra cosa?

El caso de los esquizofrénicos, con dos o más personalidades, que se desconocen entre sí, en el mismo cuerpo, parece significar que hay una serie de "sentimientos" o de "configuraciones neuronales" que se relacionan entre sí como un conjunto, de forma que dicho conjunto pasa a ser una "unidad", un ser al que llamamos "yo". No sabemos cómo esos sentimientos, pensamientos, etc. llegan a relacionarse de forma que llegan a adquirir personalidad propia, haciendo entonces que cada uno de ellos pase a tener "existencia" para algo, o alguien que es ese yo. Diríase que no existen hasta que son capaces de crear un "yo". "Su existencia lo es en tanto que dan existencia a ese yo". Si muere el yo mueren también los "sentimientos", y es que los "sentimientos" (o configuraciones neuronales) dejan de tener sentido (son nada, simple materia) si no hay "algo" o "alguien" que se "haga cargo" de ellos (el yo). O sea, hemos dicho, que cuando hay "conexión" o "relación" entre los sentimientos, pensamientos (estructuras neuronales), bajo no sabemos qué "premisas", aparece el "yo". Estas conexiones se producen en el tiempo (una determinada secuencia), y entre ciertas estructuras (suelen ser configuraciones de un mismo cerebro), es decir, son conexiones espacio-temporales. El "yo", pues, necesita de la materia (configuración espacio-temporal) para existir, o lo que es lo mismo, está sometido a ciertas reglas físicas.

La Teoría Cuántica, por sus características, es la más firme candidata para que en su seno pueda ser posible aquella conexión. El "yo" (externamente) debería parecerse a una cierta modulación de ondas energéticas que actúan conjuntamente; el "yo" sería como la envolvente de las mismas. (El "yo", sabemos, es como el "presente", la conciencia de la naturaleza propia; el ser sería otra cosa). El "yo" está en el tiempo (es presente); la naturaleza, el ser propio, ¿estaría fuera del tiempo?... ¿Serían los sentimientos la conexión entre la naturaleza del ser (¿fuera del tiempo?) y el "yo" (presente del tiempo)... Si fuera así, cabría pensar en la posibilidad de que el futuro pudiera mandar señales al presente, mediante "satisfacciones" agradables al "yo" (sentimiento positivo), cuando éste actuase en favor de la propia naturaleza. (¿La implementación en el universo de los sentimientos podría adoptar esta vía?).

La libertad de los entes aparece ante nuestros ojos como incomprensible, pues estamos acostumbrados a ver que el comportamiento de cualquier ente o mecanismo es consecuencia directa de cómo es, de su naturaleza. Su elección está determinada por la naturaleza que lo define (no necesita, pues, de esa naturaleza que definimos "en sí mismo").

Mas, si la elección no está determinada de antemano, si es necesaria esta naturaleza "en sí mismo", naturaleza un tanto extraña que permite que "elección y naturaleza" sean o signifiquen lo mismo (algo parecido a la, casi, equivalencia entre existencia y esencia sartriana); es decir, ninguna de las dos sería anterior a la otra; si una crea a la otra, la otra crea a la primera, en una especie de "feedback", o, como dije en mis obras anteriores: "como la pescadilla que se muerde la cola". La única posibilidad que adivinamos para que sto esa posible, es que una de las dos camine en el tiempo, y la otra fuera de él.