jueves, abril 10, 2008

MATERIA, ENERGÍA OSCURA Y SUPERSIMETRÍA (y II)

MATERIA, ENERGÍA OSCURA Y SUPERSIMETRÍA (y II)


Continuaremos esta 2ª parte comparando los diferentes datos aportados por la sonda WMAP y que fueron expuestos en la 1ª parte.
De (2) y (3) calculemos el coeficiente entre la materia total (ordinaria y oscura) para el instante actual y hace 13.700 millones de años, será:
(63+12)/27,6=2,72
Haciendo lo mismo, exclusivamente para la materia oscura en esos mismos instantes:
62/23=2,74
Y para la materia ordinaria:
12/4,6=2,6 (En el numerador faltaría la contribución de la masa de los neutrinos, no de los fotones desprovistos de masa)
De todos los presupuestos desgranados en la 1ª parte del artículo, más estos últimos, en verdad más que sencillos, me atrevo a sugerir una hipótesis tan "exótica" como las mismas energía y materia oscuras.
Aunque son muy pocos los valores confirmados de la materia y la energía oscura deducidos de la radiación de fondo de microondas, sugiero que los coeficientes anteriormente expuestos indican que la reducción de materia ordinaria y oscura se mantiene en la misma proporción en el transcurso del tiempo. (La discrepancia entre los coeficientes 2,6 de la materia ordinaria y 2,74 de la materia oscura, se debe a no haber considerado la materia correspondiente a los neutrinos de hace 13.700 millones de años. La corrección puede realizarse a grosso modo multiplicando el coeficiente de materia total 2,72 por la materia ordinaria actual 4,6, resultando 12,512. Así que 12,512-12=0,512 sería la contribución de la masa de los neutrinos en aquella época). En la hipótesis que propongo se toma como constante a lo largo de todo el tiempo la relación entre la materia oscura y la ordinaria (8). De esta forma, en el tiempo actual 23/4,6=5, y hace 13.700 millones de años 63/12,512=5.
Se estable que el universo siempre permanece con densidad crítica, para lo cual el incremento continuo de la energía oscura se corresponde con una disminución de la materia-energía total (materia ordinaria y oscura, y energía de neutrinos y fotones). Ello quiere decir que la materia total del universo va desapareciendo continuamente a medida que el universo se expande. Pudiera ser que el "sunidero" principal de esa desaparición de masa residiera en el "corazón" de los agujeros negros. (En los dos momentos anteriormente considerados la masa-energía pasa del 100% a aproximadamente el 27,6% -materia oscura y ordinaria- con una pérdida de alrededor de 100-27,6%, o sea, unos 72%, que es lo que ha crecido la energía oscura).
¿Y cómo se hace explícito todo esto? Pues bien, he supuesto que son los fotinos (5) supersimétricos, como neutralinos, quienes constituyen sustancialmente la materia oscura. La "necesaria estabilidad" de la más ligera de las partículas supersimétricas, si la Supersimetría existe, requiere también su necesaria presencia, y dada su masa supuesta (de 100 a 300 GeV) (6), nos da la relación constante (8) entre materia oscura y ordinaria.
En este mismo orden de cosas, la otra partícula supersimétrica más liviana como el gravitino (4) podría tener una clara relación con la energía oscura. Pero explicaré como.
Supongamos que existen dos universos íntimamente relacionados. Uno, por supuesto, el familiar, aquel en que vivimos, y otro altamente especulativo, con características que globalmente pueden considerarse opuestas. En este último universo, por ejemplo, el tiempo podrá correr en sentido contrario, las masas tendrían energías negativas y quizás por eso a nuestra expansión correspondería una contracción. También, su "masa ordinaria" estaría relacionada con su "masa oscura" en la misma proporción que en nuestro universo, pero invertida. Allí habría más masa ordinaria que oscura (lo contrario que sucede en nuestro mundo).
Pues bien, la energía correspondiente a los "gravitinos" supersimétricos de este universo se identificaría con nuestra energía oscura, y por el mantenimiento de la densidad crítica (también en este universo), la masa-energía "ganada" en ese otro universo, corresponde al incremento de energía oscura en el nuestro. Así, si consideramos como un campo la fuerza de expansión cósmica de nuestro universo, la partícula de ese campo sería la "transformada del gravitino" de ese otro universo, o sea, una especie de "gravitino inverso" (que, por supuesto, seria un "bosón"). De tal forma que la materia-energía que pudiera "perderse" en el "corazón" de nuestros agujeros negros, sería la "energía oscura" que revertiría nuevamente en nuestro universo. De igual modo, nuestros "gravitinos" supersimétricos se encuentran en el otro universo oculto, dirigiendo la contracción del mismo.
El "gravitino inverso" (un bosón), pues, se opone y de "forma exacta" a la acción de los gravitones del campo gravitatorio (7) cósmico. El resultado: un universo plano en expansión en el que la fuerza de gravitación de la masa-energía se compensa exactamente con la "fuerza de recesión".
No habría nada nuevo que decir respecto a la preponderancia de la materia sobre la antimateria en nuestro universo, pues la violación de la simetría CP es una ley bien establecida para la interacción débil. En el otro universo se debería dar una ley similar: uno de los tipos de materia prevalecería sobre el otro, existiendo sus partículas y sus antipartículas.
Los dos universos aludidos están conectados por la gravitación, tal como sugiere la teoría M. Son los gravitinos, con su poder de influencia sobre toda la masa-energía de ambos universos, quienes se comportan como "motores" de la Creación, quienes mantienen en movimiento oscilatorio, entre explosiones e implosiones, el gigantesco sistema cuántico que constituyen los dos universos paralelos.
REFERENCIAS
Biografía del Universo. Jhon Gribbin. Ed. Crítica 2007.
El universo es así.
Nuestro Universo (I y II). Biblopia.com. Alejandro Álvarez Silva

viernes, abril 04, 2008

MATERIA, ENERGÍA OSCURA Y SUPERSIMETRÍA (I)

MATERIA, ENERGÍA OSCURA Y SUPERSIMETRÍA (I)


Como sabemos, la Supersimetría entiende que los fermiones (electrones, etc.) pueden convertirse en bosones (partículas de campo como fotones, gravitones, etc.) y los bosones en fermiones. Ahora bien, no puede transformarse cualquier fermión en cualquier bosón, sino que cada tipo de partícula formaria pareja única y exclusivamente con su propio tipo de compañero supersimétrico.
Pero, lo cierto es que hasta hoy no se han encontrado estos compañeros supersimétricos. Ninguna de las partículas de materia conocida tiene como supersimétrico cualquiera de los portadores de fuerza conocidos; tampoco ninguno de los bosones tiene por compañero supersimétrico a ningún fermión actual. Por eso decimos que el electrón (un fermión) debería tener un compañero supersimétrico al que se le ha bautizado como selectrón (un bosón), al fotón (un bosón) se le empareja supersimétricamente al fotino (un fermión). Por supuesto, ambos nunca se han visto.
Al conjunto de todas estas hipotéticas entidades se denomina partículas SUSY. Una de las razones que se esgrimen para no haber sido observados, aún, es que tienen masas tan grandes que no se ha construido en la actualidad ningún acelerador con la suficiente potencia. La segunda razón fundamental sería que son inestables, por lo que se desintegrarían de inmediato en una mezcla de partículas como los fermiones y bosones habituales y otras partículas SUSY más ligeras. Pero aquí hay una notable excepción: el más ligero de tales "compañeros supersimétricos" (se apunta en especial el fotino), por la simple razón de que no podría haber nada más ligero en que desintegrarse, tendría que ser estable (1).
Aunque no haya habido hasta el presente evidencia alguna de que la Supersimetría sea correcta, tampoco existe ninguna evidencia de que sea incorrecta.
Los cinco primeros años de datos recogidos por la sonda WMAP (Wilkinson Microwave Anisotropy Probe) que estudió el fondo de radiación de microondas concluyó que el universo es la actualidad está compuesto del 72% de energía oscura y el 27,6% de materia, de la cual el 23% correspondería a la llamada materia oscura (2).
También llegó a la conclusión de que hace 13.700 millones de años, el universo se componía del 63% de materia oscura, 12% de materia ordinaria, 15% de energía fotónica y 10% de energía correspondiente a los neutrinos (3).
Hoy existe materia ordinaria brillante (la de las estrellas, etc.) llamada materia bariónica visible, y otra materia bariónica "oscura" más abundante que la que brilla en el espectro visible.
La materia bariónica "oscura" (no la que corresponde a la exótica "materia oscura") se ha localizado mediante observaciones de satélites en la parte ultravioleta del espectro, invisible a nuestros ojos. Se ha observado que nuestra Galaxia y sus vecinos (el Grupo Local de galaxias) están "embebidos" en una gran nube de gas intergaláctico caliente de hidrógeno y helio, que irradia en el extremo azul del espectro, el ultravioleta; sus partículas se mueven tan rápidamente que no podrían mantenerse en ese lugar si no existiese allí "materia oscura fría". Precisamente esa radiación ultravioleta es un excelente rastreador para localizar tal materia oscura "del mismo modo que las bombillas de colores proporcionan un rastro del contorno de un árbol de Navidad".
Hay que expresar que se tiene el convencimiento de que la combinación de teorías de gran unificación con supersimetría ("SUSY GUT") es extremadamente prometedora. Aún queda encontrar formas de incorporar la fuerza gravitatoria en este paquete, bajo la forma de una Teoría del Todo o TOE. El modo de conseguirlo sería describiendo las interacciones gravitacionales en términos de intercambio de gravitones (partículas o cuantos del campo gravitatorio), postulando la existencia de sus compañeros supersimétricos, los gravitinos (4). Aunque los fotones no pueden interactuar entre sí, los gravitones sí pueden, por eso los cálculos son mucho más difíciles en el campo gravitatorio.
Una vez más hay que hacer hincapié en la muy probable estabilidad de la partícula supersimétrica más ligera, también llamada LSP o neutralino (desprovista de carga). Se supone que esta LSP podría ser el fotino (5) o el gravitino.
Algunas versiones mejoradas de SUSY sugieren un límite de unos 300 GeV (unas trescientas veces la masa de un átomo de hidrógeno) para la masa del neutralino. La mejor apuesta actual es una masa entre 100 y 300 GeV (6).
Se ha demostrado de forma fehaciente que el universo es plano y que se está expandiendo con una aceleración creciente, como resultado de un campo definido por la constante cosmológica. Se ha especulado mucho sobre la posibilidad de que dicha constante cosmológica sea la introducida por Albert Einstein en su Teoría General de la Relatividad para conseguir que el universo deducido de sus ecuaciones fuese estático; también se ha querido identificar esta última con la llamada "energía de vacío" que prevé una generalidad de planteamientos cuánticos, aunque con unos órdenes de magnitud tan dispares, que esto mismo ha llegado a constituir uno delos mayores problemas que tiene planteados la nueva astrofísica.
La densidad de energía oscura se cree constante a lo largo de la existencia de todo el universo, por eso se calcula que hace 10.000 millones de años la energía oscura contribuía sólo en un 10% a la densidad del mismo, y dentro de otros 10.000 millones de años será un 6% de la densidad total.
No obstante, dicho lo anterior, existe una alternativa a la constante cosmológica que es tomada en consideración por algunos astrónomos y bastantes más físicos de partículas, y es que la densidad de energía oscura podría no ser constante, sino una especie de "quintaesencia", cuyo campo implicado sería el quinto campo de fuerza después de la gravedad, el electromagnetismo, y las fuerzas nucleares fuerte y débil. La quintaesencia tendría siempre la misma densidad que la materia, oponiéndose de forma exacta a la gravedad (7), en otras palabras, manteniéndose igual a la densidad crítica a lo largo de todo el tiempo. (Por ello el momento actual no debería ser tan especial y único, lo que no hace necesario aplicar el Principio Antrópico).

sábado, marzo 29, 2008

CONTROLANDO EL SÚPER YO

CONTROLANDO EL SÚPER YO


Si no realizamos un esfuerzo suplementario de voluntad por parte de nuestro yo, éste se verá dominado por el súper yo y sus aliados: la hipnosis y la sugestión.
Y es que la tendencia natural en el ser (sin ese esfuerzo de voluntad) es el "dominio" del súper yo sobre el yo. Realmente, a lo largo de toda la historia, en casi todas las sociedades se ha "usado" esta tendencia natural del ser del hombre, para establecer los sistemas o jerarquías sociales, por "manipulación" del súper yo, que es en lo que consiste sustancialmente la religión. Y aquí no está lo malo del asunto, puesto que es bueno que el ser posea una cierta jerarquía en su "constitución" interna, lo que es una "apoyatura" para ese mismo ser al poder "situar", así, en el sitio más elevado o principal a la "esencia" más básica del ser, que está íntimamente relacionada con la "esencia del mismo universo" y del Espíritu Supremo, que siempre radicaría en ese cenit del Ser. Lo malo, decimos, es que ese cenit de la intimidad del ser "esté suplantado" u "ocupado" por otros principios, ideas, etc., en suma, elementos que no se corresponden con la "trascendencia de la posición ocupada". Estamos analizando el mecanismo de tal circunstancia, que como vemos es altamente eficaz, pero tanto para lo bueno como para lo malo... ¡La limpieza, la pureza de tal punto sublime o cenit debería ser de una "escrupulosidad" sublime!... ¡Diablo o Dios!... ¡Es tan fácil la adulteración de este "punto" clave!
A medida que el hombre conozca más y más la naturaleza de su espíritu, los "mecanismos" que lo componen y lo prefiguran, deberá poner un mayor y escrupuloso cuidado para mantenerlo fuera de toda posible "contaminación".
No es que el hombre deba ser "bueno", es que tiene que ser "forzosamente bueno", a medida que va conociendo más y más de sí mismo.
Todo conduce , por una u otra vía, a la elevación de ese espíritu del hombre hacia horizontes insospechados, en una vorágine expansiva que supone un cambio cualitativo en dirección a ese Dios que creíamos tan potente como lejano.
Un último apunte antes de abandonar estas reflexiones. La llamada estructura "dinámica" del ser (inconsciente -clásico-, yo, súper yo) no es más que "funcionalidad", "movimiento", nunca una verdadera estructura; dicha estructura del ser viene mucho mejor reflejada en otras obras de este autor ("El ser y la vida", "Nada y Dios", etc.). Ahora bien, este concepto "dinámico", sí parece útil en relación al comportamiento o conexiones entre yo y súper yo en fenómenos tales como la "sugestión" (autosugestión) y el hipnotismo.

domingo, marzo 23, 2008

SÚPER YO

SÚPER YO


El "yo" o ser radical hay que buscarlo en la punta del iceberg que se vislumbra dentro del ser total (Microcosmos). Conocemos (por obras anteriores del autor) que el ser radical posee varios "movimientos" dentro del ser completo (Microcosmos), a saber: el interno-subjetivo, el externo-objetivo, y al menos el amor y el contemplativo. Ahora apuntaríamos a uno nuevo que estaría relacionado con el súper yo "de nuestra teoría". El bagaje portado por el súper yo no es asimilable como algo propio por el yo, pues este último "entiende" que es "superior" a sí mismo; mejor diríamos lo contrario, aquello que el yo considera "superior" a sí mismo lo "integra" en el súper yo, por ello lo considera, del mismo modo "otroriedad", mas no un "otro" del que le separase una frontera. Y es que el súper yo está "incrustado" tan hondamente (en "direccion" contraria a la de la materia -mundo objetivo-) hacia ese yo profundo, que no puede considerarse exista entre ellos barrera alguna (y es que realmente yo y súper yo son lo mismo, y el matiz distinto lo marca esa actitud de "sumisión" -reconocimiento de inferioridad- del yo respecto al súper yo, lo que produce en el primero una obnubilación, un "no tener conciencia" de esa equivalencia, transformándola, curiosamente, en la "actitud sumisa" de acatamiento a ese súper yo). Esa dirección contraria a la de la materia del conjunto yo-súper yo, equivale a un mayor alejamiento de la frontera (mundo espaciotemporal material), la corroboración de esa ausencia de frontera entre yo y súper yo. Es tan solo "un cambio de actitud" del yo lo que les "diferencia", así que si de alguna forma el yo fuese capaz de "asimilar" a ese súper yo por otro cambio de actitud, se ampliaría el campo de conciencia del yo, al transformar en consciente la "inconsciencia" del súper yo.
Con el súper yo subyacen fenómenos como la sugestión y la hipnosis, por lo que empezamos a sospechar que el mecanismo que interviene en la formación del súper yo, es el mismo que crea tanto la sugestión como el hipnotismo.
Dentro del súper yo aparece, como sabemos, el concepto de Dios, por lo que, después del análisis anterior, podemos decir que realmente es la misma mente humana, el yo, quien crea ese concepto divino. Es, pues, posible que un "cambio de actitud" del yo, en esa transformación subsiguiente del súper yo, pueda también cambiar el mismo concepto de Dios.
Así que podemos enunciar: "El nuevo dios hijo, heredero, supone un "reencuentro" del yo consigo mismo en los "terrenos" del súper yo".
En obras anteriores se expresó que el yo es quien "cierra el círculo", lo que supone un "decidir" sobre qué elementos entran a formar parte de ese círculo, y eso equivale a una "salida fuera de la frontera" de tales elementos (dejarían, entonces, de ser "lo otro"). En todo ello, surge ahora un matiz muy importante, el de la "dirección profundamente contraria a la materia del súper yo", lo que le sitúa "al otro lado" de aquella frontera, en la misma "interioridad" del ser, fuera siempre de "lo otro": ¡estamos ante el mismo ser! Yo y súper yo pertenecen a la "interioridad" del ser, son el mismo ser.
La razón del nombre (súper...) es el aparente "dominio" de ese súper yo sobre el yo. Es como si la Voluntad del ser se viera "mediatizada" por esa "voluntad" del súper yo. Y ponemos esta otra voluntad con minúscula, porque en realidad es una voluntad "virtual", pues ciertamente es una "dejadez del yo", lo que deja vía libre a los "imperativos" del súper yo. Como ya hemos apuntado, un cambio de actitud del yo es suficiente para que la Voluntad del yo (consciencia) vuelva a "dominar" sobre la totalidad del ser.

martes, marzo 11, 2008

UN ESPÍRITU SIN LÍMITES

UN ESPÍRITU SIN LÍMITES


Toda clase de "agrupamiento social" necesita de la religión para la acotación del "aparentemente ilimitado" poder espiritual de la mente humana, sin lo cual se nos antoja que cualquier tipo de "estructura social", orden o gobierno serían imposibles de mantener.
Si el hombre no se "limitara" a sí mismo, la labor que cumple sobradamente la religión -desde el punto de vista del diálogo del hombre "consigo mismo"-, no habría "fuerza" capaz de "controlar" el "desbordamiento" del espíritu humano. Todo poder político (exterior al individuo) precisa, pues, de forma ineludible del poder religioso (interior) para desarrollar su acción... Y cualquier tipo de sociedad precisa, de una forma u otra, dichos extremos. Es el efecto del formidable poder de la "libertad" del "espíritu" o la mente humana.
Ciertamente, como todo comportamiento animal, lo anterior tiene su correlato en todas las especies, lo que es indicio del "campo mental" que posee toda criatura viva... Sería el mismo papel, salvando las diferencias de matiz, que aparece en etología animal con las "jerarquías" observadas en las distintas especies.
El desarrollo evolutivo (mental), al alcanzar un concepto como el de "eternidad", es quien prefija la formidable expansión de la mente humana, y esa libertad en expansivo crecimiento hacia un horizonte sin límites.
Todo lo anterior es una prueba irrefutable de la "potencia del espíritu humano", y nos desvela al mismo tiempo una pequeña muestra o indicio de su verdadera constitución interna.
Una vez establecida la existencia de esa verdadera "autolimitación" del espíritu humano, habría que preguntarse si la misma no estaría relacionada profunda o significativamente con el fenómeno del hipnotismo, generalizando, la sugestión (autosugestión)... Y es que esa autolimitación actúa como se supone ejerce su acción el súper yo (en su aparente superioridad o imposición sobre el propio yo). Por consiguiente, ese súper yo no sería impuesto desde fuera (del sujeto), sería el "yo" quien lo creara (inconscientemente, desde luego) sin que fuese plenamente consciente de ello. La consecuencia es que la mente humana es capaz de crear "algo" que a continuación la supera, supeditándose (en multitud de ocasiones) al mismo. ¿Dimanaría de aquí el fenómeno religiososo y el mismo concepto de Dios?... Si así fuese, imaginémonos el poder, el efecto multiplicador ejercido sobre el espíritu humano, si "dicha creación anterior" (el súper yo) revirtiese nuevamente en el "yo" (el genuino espíritu del hombre)... Lo que es lo mismo, aquel dios "superior" (al hombre) aparece como lo que es: la Creación, la descendencia, el heredero del mismo hombre... No habría más dios que el mismo hombre; él sería su dios... ¡La asimilación de tal idea es una catapulta hacia un horizonte sin límites!
Y entonces, ¿qué limitación podría "sujetar" cualquier tipo de "ordenamiento humano"?... Pues, únicamente el convencimiento anterior, el acatamiento a ese Ser Superior emanado del espíritu humano, que no es más que la sublimación, la "materialización" de esos anhelos y aspiraciones humanas que emanan de lo más hondo de sus corazones (la meta mística que subyace en todas y cada una de las religiones), y no el "sometimiento a cualquier poder celestial" externo que no tenga sus raíces única y exclusivamente en ese espíritu prístino, inefable, inmutable, sin forma e intemporal, que anida en lo más profundo de la condición humana.
¡El Dios todopoderoso Padre acotaba el papel del hombre, si no tenía un destino de sometimiento casi servil a Él!... El pequeño dios heredero del hombre, catapulta a este último hacia un horizonte sin límites, acercándole e identificándole con el idealizado primer concepto anterior.

viernes, febrero 29, 2008

ACERCA DE LA EXPANSIÓN CÓSMICA

ACERCA DE LA EXPANSIÓN CÓSMICA

Algo tan conocido años antes de la famosa fórmula einsteniana de equivalencia entre la masa y la energía, E=m*c al cuadrado, como la dualidad onda-corpúsculo, por obra y gracia del prestigio intelectual de Albert Einstein o la tremenda fuerza de una explosión nuclear, provoca un hito en la ciencia del todo inmerecido por su poca novedad, siendo como es una reedición de lo anterior. Diríamos que el mérito habría que buscarlo entre el grupo de físicos y químicos que hicieron posible la comprensión de ese extraordinario fenómeno que es el de la naturaleza dual de la luz como onda y corpúsculo a la vez. Y decimos que hay una estrecha conexión, más bien una identificación entre los pares de conceptos onda-corpúsculo y energía-materia por lo siguiente. La energía, cuya mejor identificación es la radiación, está unida estrechamente a la noción de onda. Todo corpúsculo, por otra parte, posee las propiedades más evidentes de eso que llamamos materia. No hace falta, pues, especular más sobre el tema. Eso sí, cupo a Einstein cuantificar (formular) la equivalencia o relación entre unas y otras.
La dualidad onda-corpúsculo es básica en mecánica cuántica, puesto que la onda es consustancial a la radiación (sin detrimento, no obstante, de la onda que acompaña a toda partícula en su movimiento) y el corpúsculo es sinónimo de materia. Así en la cuántica se dice que la onda se "resuelve" (la onda de probabilidad), se materializa o pasa a ser "determinista" al quedar "elegida" una de las posibilidades (interpretación de Copenhague), algo a sí como la entrada en la "realidad" de la energía, gracias a su "corpuscularidad" o materialidad.
Observamos, pues, que hay un trasfondo "filosófico" totalmente dispar entre energía-radiación-onda y materia-corpúsculo. Esta última está unida a lo que en términos humanos o para nuestra mente llamamos "realidad". La onda-radiación-energía define sólo posibilidades, probabilidades: es "algo" indeterminado.
La dualidad onda-corpúsculo, tan difícil de asimilar en principio por nuestra mente, no obstante, induce menos a error que la famosa fórmula anterior de Einstein de equivalencia entre masa y energía. La luz podía conducirse (comportarse) como onda o como corpúsculo, pero no eran equivalentes los conceptos, pues sus propiedades eran muy diferentes (además, uno excluía al otro). Sin embargo, la pretendida equivalencia entre masa y energía einsteniana no es tal. La archiconocida fórmula (E=mc2) simplemente indica cómo se relacionan ambas, en ningún modo es una equivalencia, puesto que presuponer la misma es cometer un error tan tosco que incide directamente en lo que llamamos "realidad". Dicha equivalencia significaría una identificación entre determinación (realidad, materia) e indeterminación (posibilidad, probabilidad, energía).
Materia y energía son "sustancialmente" distintas. El tensor energía-momento de Einstein junta en una misma magnitud la energía y la materia, lo que puede ser indiferente en cuanto a su aplicación en relatividad general, pero no en otros ámbitos en los cuales dichos conceptos poseen papeles radicalmente distintos.
Por ejemplo, existe un problema cosmológico en la teoría estándar que reside en el concepto de expansión cósmica. Dicha expansión viene dada por la relación de Hubble, v=Hd, ahora bien, esa expansión o dilatación del espacio debe tener un límite a distancias no cosmológicas, pues si hubiese una dilatación, también, del "metro" con el que medimos, nunca hubiese podido medirse, ni siquiera percibirse esa dilatación o expansión cósmica, ya que "relativamente" las distancias cósmicas y no cósmicas conservarían sus proporciones a lo largo del tiempo. Indudablemente nuestro metro "de medir" no sufre este proceso de dilatación. ¿Y qué es nuestro metro de medir sino las distancias o proporciones de la materia que nos rodea (dimensiones del protón, del electrón, es decir, de la propia materia)?... Así que la materia debe conservar sus dimensiones o constantes físicas a lo largo del tiempo, sin participar en dicha expansión cósmica. La materia, pues, unida íntimamente a "nuestra realidad" posee características constantes con el tiempo. La radiación, la energía, el mismo espacio (cosmológico) sufre la dilatación de la expansión cósmica. Por ello la radiación que proviene de todo el espacio por su "dilatación" tiene una tendencia al corrimiento hacia ell rojo.
La gravitación, unida a la relatividad einsteniana, está inmersa, al igual que la métrica del espaciotiempo, en esa dilatación cósmica; ¡podría, por ello, la constante de gravitación verse involucrada en un proceso de cambio con el tiempo!... Pero esa sería otra cuestión distinta a la que nos ocupa en este artículo.
¿Puede sernos interesantes todas estas ideas para encontrar un vínculo o conexión entre la "teoría de la materia", a la que identifico con la física cuántica, propiciatoria de la "realidad" como interrelación entre el mundo submicroscópico y el macroscópico, y la gravitación o teoría, a nuestro juicio, de la radiación-energía?
La gravitación ejerce su dominio desde lo más pequeño a lo más grande, por su "control" sobre la métrica del mismo espaciotiempo, o de las dimensiones "marco". La cuántica domina particularmente sobre lo pequeño, lo microscópico, lo subatómico.
¿No será la expansión cósmica "la expresión" o manifestación de la teoría que conecta las anteriores ambas teorías gravitatoria y cuántica?
La expansión de Hubble en cierta forma se opone a la gravitación. Es un proceso de expansión no de contracción (gravitación). Ahora bien, la contracción-gravitación abarca la gama completa desde lo más ínfimo hasta lo mayor, lo cósmico. Sin embargo, el ámbito de la expansión de Hubble tiene el límite por abajo en la cuántica, en la materia cotidiana que nos rodea... Ésta no se ve afectada por la misma... Así que la expansión actúa sobre el espaciotiempo-energía-radiación pero no sobre la materia (cuántica). ¡La expansión dilata el "espacio" entre "ciertos objetos", que son los más "definidos", aquellos "dominados" por la cuántica, la pura materia, dejando "incólumes" los mismos!... Así que la expansión de Hubble -unida, si se confirma sin ningún género de dudas, a la aceleración de la misma en una especie de "quintaesencia"- sería la clave para la conexión entre la teoría cuántica y la gravitatoria. En nuestra opinión, la expansión de Hubble, junto con la denominada "energía oscura" no sería asimilable a la constante cosmológica de Einstein que aparece en su relatividad general, sino más bien a otra "fuerza" contraria a la misma gravitación (una especie de "quintaesencia") que tiene la particularidad de que aplicada a la "pura materia" (la definida en los términos anteriores, relacionada íntimamente con la física cuántica) es capaz de "anular" la influencia ejercida por la gravitación en dimensiones cosmológicas, de forma tan perfecta que desaparece todo atisbo de gravitación en la métrica del espaciotiempo, originando un universo plano en todo momento, a lo largo de la historia completa del universo (no sería necesaria la inflación). En otras palabras, gravitación y mundo cuántico estarían "unificados" en lo que podríamos llamar una especialísima "quintaesencia", cuyo efecto más evidentes es la expansión cósmica.

viernes, febrero 15, 2008

EL TAO: LOS SERES Y DIOS

EL TAO: LOS SERES Y DIOS

El Ser crea la realidad, que es un conjunto de sucesos o acontecimientos ("puntos" de realidad). Estos puntos de realidad, pues, son creados por la "actividad de los seres", "el lenguaje común de sus subjetividades". Pero también los seres crean ideas que son una "sofisticación" de la realidad cuando se "materializan" (por ejemplo, en un cerebro); otra forma de expresarlo es que la "realidad" se constituye en "ideas" que, entonces, se dotan de "sensación interna" (la misma que en el "instante de su creación siente" el Ser que las crea). Las "ideas materializadas" son pura materia "estructurada" alrededor de una idea... Así que sin seres no habría sucesos o acontecimientos, que son producto de su actividad. En realidad, la situación es la inversa que propone la Ciencia.
El reino de las ideas que representan los seres (un tanto especiales por efecto de la reflexión), es quien "produce" la materia, no al revés: ¡la materia no produce o crea los seres!... Es la posterior retroalimentación de las ideas creadoras, al "absorber" los acontecimientos de la realidad por la reflexión, la que las transforma en seres. Previamente existen las ideas "materializadas" en los cerebros (o similares) que son un aglomerado de sensación y materia. La sensación es lo que "percibe" la idea "internamente", subjetivamente; la materia que la "rodea", es lo que "perciben" los otros seres, lo que llamamos "objetividad". (Y es esta última el único objeto de la Ciencia).
Los sucesos o acontecimientos hay que entenderlos "exclusivamente" como apunta la principal versión de la Física Cuántica (la de Copenhague). Una vez que se produce un acontecimiento (siempre sujeto a la posiblidad de una "observación"), éste es ya "lenguaje común" (objetividad) para todos los seres: la realidad. Sin embargo, repetimos, no deja de ser una "subjetividad de cada Ser", aunque "común ya" a todos ellos. En la reflexión, el Ser "adhiere" a su naturaleza "esa realidad" que ya "entra" (en su interioridad) con caracteres totalmente subjetivos, si entendemos así el que el interior del Ser ya no es "reino del espaciotiempo" (algo extraño y externo al Ser profundo).
Por consiguiente, los seres crean el universo de la Física, a la vez que con su creación siembran el germen de nuevos seres (las ideas), que evolucionarán (su naturaleza) ya de forma autónoma, apoyándose en la retroalimentación "reflexiva", hasta su transformación en seres.
El mismo Dios se "constituyó" de la misma forma, a partir de lo más original, y que ni siquiera podemos llegar a comprender, sólo intuir: el Tao. (El universo de la filosofía china es lo que más se acerca a su comprensión).
El Ser no contiene otra "energía" que la que posee o representa la materia física (única medible u observable) de la que está constituido "su cuerpo". El "hálito" que lo mantiene vivo no es ningún campo de una energía "desconocida", es el "inmaterial" sentimiento interno sólo "percibible" desde su interior.

lunes, febrero 04, 2008

Nuevamente el vacío: ¡La alfombra mágica! (y II)

Nuevamente el vacío: ¡La alfombra mágica! (y II)

Los astrónomos Bernard Carr y Martin Rees descubrieron que la existencia de estructuras complejas depende muy sensiblemente de las constantes fundamentales que determinan la escala de los fenómenos físicos.
Según el astrofísico Brandon Carter una variación de una parte en 10 elevado a 40 entre la gravedad y el electromagnetismo en el interior de las estrellas desencadenaría una catástrofe en las mismas.
Otro ejemplo, un pequeño incremento en la intensidad de la fuerza nuclear fuerte hubiera causado que todos los núcleos del hidrógeno en el universo se hubieran consumido en el Big Bang.
El indudable atractivo del modelo del universo inflacionario parece desacreditar otras posibilidades, que a veces asombran por su extrema sencillez. El problema principal solventado por la inflación se refiere al de la curvatura plana que se presenta en el universo, que equivale a igualar la intensidad energética del universo y la densidad crítica. Pues, este problema dejaría de ser tal si se apunta la posiblidad ya propuesta por Newton de un universo infinito, en el que, por tanto, no existiría centro ni punto privilegiado; la atracción sobre cada masa situada dentro de dicho universo provendría de todas partes con lo que se anularía sus efectos (curvatura plana). En un sistema en el que no pudiera definirse origen de coordenadas (cual ese espacio infinito), la misma ecuación cosmológica einsteniana no podría definirse, es decir, no podría aplicarse la ecuación de Einstein, puesto que ésta solo está definida cuando sí puede establecerse dicho origen de coordenadas; tal es el caso de un astro, galaxia, etc. La relatividad general podría aplicarse, entonces, a cualquier conjunto parcial del universo, pero no con carácter cosmológico.
Si el universo global estuviese constituido por nuestro universo conocido (supuesto infinito) y otro opuesto, para el que a la explosión (o expansión) en el primero correspondiera una implosión, dicho conjunto daría explicación de cuanto acontece, lo mismo que la combinación de la inflación con el Big Bang clásico. En este modelo, la expansión de nuestro universo finalizará cuando la implosión en el otro provoque la máxima densidad energética, transformándose la implosión en explosión por un efecto de "rebote". En ese momento nuestro universo empezará la fase de implosión, produciéndose el mismo proceso que en el otro universo. De esta forma, los ciclos de explosiones e implosiones (Big Bang y Big Crunch) permanecerían por siempre.
Las condiciones precisas originales del universo a su creación, según las corrientes científicas más difundidas, estarían basadas en las propiedades específicas del vacío, que nunca podría identificarse con la nada clásica. En el modelo propuesto, el universo, sí parte de la nada, y su subsiguiente transformación en los contrarios y el tiempo. A nuestro universo le correspondería ese vacío tan especial, compensado por el otro vacío, también especial, del universo opuesto. Esas condiciones del vacío que postulan las teorías de la gran unificación con sus campos de Higgs, harían posible la aparición de todas las partículas y fuerzas previstas en el modelo estándar de la gran explosión.
La Criatura Suprema sí tiene una intervención decisiva en cuanto a la edificación de las leyes físicas que poseen en su seno la posibilidad de la existencia de ese vacío tan especial, que encierra en sí mismo potencialmente todo el abanico del despliegue de la materia, las galaxias y la misma vida, una maravilla de precisión y posibilidades al que hemos llamado "la alfombra mágica".

viernes, febrero 01, 2008

Nuevamente el vacío: ¡La alfombra mágica! (I)

Nuevamente el vacío: ¡La alfombra mágica! (I)

El vacío que aparece en el análisis de la teoría cuántica de campos es un hirviente caldo de cultivo de partículas virtuales. O sea, el vacío no es inerte, sino lleno de energía y vitalidad. Por ejemplo, aún cuando un electrón esté en reposo, es asaltado continuamente, de todos los modos posibles, por otras partículas del vacío.
La unificación de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza, la fuerte, la electrodébil, la electromagnética y la gravitatoria, requería de una drástica revisión de la naturaleza física del vacío. Según ésto, la energía del vacío podría disponerse de varios modos, es decir, podría excitarse y aportar un cierto número de estados de muy distintas energías. En las grandes teoría unificadas, el abismo entre la energía menor y mayor es extraordinariamente amplio. Además de estas enormes diferencias de energía, los estados del vacío presentan enormes cambios de presión, pero todas las presiones son negativas (equivalentes a la "antigravedad" o "fuerza de repulsión cósmica", propuesta por Einstein como término opcional que aparecía de forma natural en sus ecuaciones cosmológicas). O sea, el vacío cuántico se comporta exactamente como el medio responsable de la repulsión cósmica, pero con una fuerza repulsiva considerablemente mayor (10 elevado a 120 mayor) que la que requerían las ecuaciones de Einstein para su universo estático.
Así, se supone que el universo se encontraba en un estado excitado de vacío (el "falso" vacío), lo que originó una inmediata expansión de proporciones colosales. (Una hiperexpansión, que crece a un ritmo exponencial). A este tipo de expansión desbocada se ha denominado "inflación" (Guth). A ésto se denominó la fase inflacionista del Big Bang.
Al acabar dicha fase inflacionaria desapareció la fuerza de repulsión (no estamos considerando aún la expansión cósmica debida a la energía oscura descubierta en la última década), quedando el universo bajo el control de la gravedad conocida, aunque sigue expandiéndose gracias al impulso proporcionado por la inflación, claro está, a un ritmo progresivamente decreciente (y fue realmente así en los primeros miles de millones de años).
En resumen, según esta teoría inflacionaria, el propio espacio vacío estalló bajo el poder de repulsión del vacío cuántico. (Posteriormente se creó la materia y la antimateria, al ir enfriándose el universo desde los 10 elevado a 27 grados Kelvin iniciales).
Debido a la naturaleza de la expansión exponencial, la energía explosiva ajusta automáticamente el valor necesario para dar exactamente el valor que corresponde a un universo que escapa de su propia gravedad. (Si la velocidad de escape y la de expansión hubiesen diferido en menos de 10 elevado a menos 18 en el primer segundo de su vida, el cosmos se hubiera hundido ya hacia el centro, o se hubiese dispersado hace mucho tiempo).
En cuanto a la uniformidad en gran escala del universo, cuando las regiones del espacio se expanden por factores de 10 elevado a 50 (inflación), cualquier desorden que hubiese existido antes de la misma se hace insignificante.
Vemos, pues, que para el físico actual el vacío está muy lejos del concepto clásico de la nada, puesto que éste es "una buena parte del mismo universo físico".
Según esta ideas, todos los rasgos fundamentales del mundo físico surgieron de forma automática como consecuencia de las leyes de la Física. La Ciencia, pues, explicaría el mundo, pero ¿cómo explicaremos la Ciencia?

viernes, enero 25, 2008

La importancia del presente en la autocreación del ser.

La importancia del presente en la autocreación del ser.

En primer lugar, estrictamente, el presente no parece existir, puesto que su simple definición requiere un tiempo (no es un simple instante de duración cero, como podría suponerse desde un punto de vista físico), ya que, incluso al pronunciar PRESENTE, como tiene tres sílabas, si estamos vocalizando la sílaba SEN, la sílaba PRE ya ha pasado y la TE, aún es futuro. Hay, pues, una incapacidad de origen al precisar qué es ese presente.
Y es que el presente es un concepto algo vago que se intuye en relación con "el actuar", con la acción (Fichte). Todo ello es consecuenia de la clara relación que existe entre lo que llamamos en jerga televisiva "el directo" y ese presente o "marco" donde "se puede" actuar. La característica propia del presente es "el vivo" (también palabra televisiva), aquello que se está "realizando" en ese momento, o sea, "una acción en un marco determinado". (Y digo en un "marco", porque ese marco está configurado tanto por un momento, como por un espacio concreto, por ejemplo, me viene a la cabeza el hecho de que lo que sucede en una estrella inaccesible -lejanía en el espacio, o lugar diferente al del desarrollo de la acción- nos es del todo indiferente, a efectos prácticos, para nuestro presente actual). Luego el presente es ese "tiempo" caracterizado por el "desarrollo" de la acción. Si no existiera acción el presente dejaría de tener una importancia singular, sería, simplemente, una secuencia dentro de una "historia", de forma que ni siquiera nos hubiera hecho falta elaborar dicha palabra.
Hay una observación relevante al caso, y es lo que acontece cuando el realizador de cualquier programa televisivo, singularmente, "introduce" en nuestro presente lo que estamos llamando "el directo" de lo que está sucediendo en otros lugares. Con ello, nuestra realidad se ve alterada, no sólo por eso que está aconteciendo en esos lugares, y que podemos prejuzgar como la simple realidad, sino por el criterio de ese realizador. El resultado es la alteración de nuestra realidad por la modificación de nuestro presente. Vemos, pues, que los modernos medios de comunicación, en especial la televisión con su fantástica potencia audiovisual, crean nuevos "presentes", nuevas realidades que no son más que nuevos mundos. (Como resultado, aquello que antes no contaba en nuestro presente por su lejanía, ahora sí cuenta, pero tamizado por la visión del realizador; se configura, pues, una nueva realidad distinta a la que teníamos antes -nuestro propio presente-, y a la que tienen los habitantes de los distintos escenarios donde se ddesarrolla la acción).
Dada la universalidad de todos estos modernos medios de comunicación, la realidad que vislumbramos cada uno de los seres que poblamos este planeta, va siendo más y más uniforme, en cierto modo nos va "uniendo" en una red mundial (parecida a la Noosfera del filósofo Teilhard de Chardin). Se atisba, pues, al final, una especie de criatura "montada" sobre estos medios (dominadora de los mismos) capaz, suficientemente sofisticada, de controlar todo nuestro ámbito, toda nuestra Tierra. Es fácil imaginar, entonces, un Ser, un Superhombre, heredero de todos nosotros, ante el cual, quizás, sólo seamos una pieza del pasado, una célula en su organismo, o en su "Cuerpo". Dicho Ser guardaría en su memoria hasta los sentimientos más íntimos vividos por nosotros mismos.
La acción, el presente, la realidad... gracias a ellos se crea nuestra naturaleza. La esencia subjetiva de nuestra naturaleza va "llenándose" de esta realidad por intermedio del presente. La universalidad antedicha va transformándose en la "unicidad" posterior del Cuerpo Místico de la Criatura Suprema.

miércoles, enero 16, 2008

ONTOLOGÍA DEL SER ( y III)

ONTOLOGÍA DEL SER ( y III)
El hombre, por ejemplo, no es el individuo al que creemos solitario, definido por un "yo", sino que es un conjunto o infinidad de criaturas (células, órganos, subsistemas, etc.) íntimamente interconectadas de una forma sumamente compleja, que poseen diferentes niveles evolutivos (fijémonos en su filogénesis y la existencia de sus diversos tipos de cerebros: reptiliano, de mamífero, etc.). La "mismidad" del "yo" que lo representa "único" es simplemente el nivel evolutivo superior del inmenso conjunto de seres que constituyen ese hombre. Así que a la circunstancia personal o propia de cada ser que constituye ese conjunto (una célula, por ejemplo), se le circunscribe un "destino" del conjunto que tiene que ver con la historia del ser "hombre" en cuestión. Este ser "hombre" no sería nada sin el concurso de cada una de esas pequeñas criaturas que lo habitan. Su sino o destino está íntimamente unido al sino o destino de cada uno de los seres que lo componen, de formas diferentes y distintas, pero no indiferentes. De algún modo, las esencias de cada uno de dichos seres están conectadas a la esencia del hombre. Esta última, pues, en todo momento, será la "tarjeta" de presentación de las anteriores.
El hombre es más que el conjunto de todas esas "criaturas" que lo constituyen, pero es casi lo mismo. Sin ellas no sería lo que es. Cada una de dichas criaturas necesita ese mismo hombre, es más, se alimenta de él, pues su existencia sólo tiene sentido como constituyente del mismo. Todo lo que precisan está en dicho hombre. ¡Criatura y hombre se necesitan mutuamente!... A donde vayan unos, deben ir los otros; si no ninguno iría a ningún lado. El "ser" hombre es, pues, la catapulta que necesitan los seres que lo habitan para su "elevación" al sitio donde vaya el mismo hombre. (Aquí estamos expresando una hipótesis totalmente contraria a la teoría cristiana de la separación a la muerte de cuerpo y alma, pues si la "esencia" alma aparece en otro "mundo", también las "esencias" de los demás seres que componen ese cuerpo volverán a aparecer juntas en ese otro "mundo"). Y si esto es así en cuanto al ser hombre, de igual forma acontecerá con el Ser Supremo. Por el "cierre del círculo", el Cuerpo del Ser Supremo somos todas las criaturas que hemos existido y que estamos en "íntima relación" con dicho Ser Supremo. Al finalizar el tiempo (fuera del tiempo), todos los seres (las esencias) estaremos en el mismo "lugar" que dicho Ser Supremo como el Cuerpo suyo. La fase del dominio del tiempo, pues, es simplemente, la de la creación del mismo Ser Supremo (con todas sus criaturas): es la del "parto" de Dios.

sábado, enero 12, 2008

ONTOLOGÍA DEL SER (II)

ONTOLOGÍA DEL SER (II)


Hemos partido de la configuración evolutiva del órgano complejo para indagar el concepto de "improntas instintivas". En el citado ejemplo existe una especie de "retroacción" del tiempo; es como si el futuro influyese sobre su pasado. Sin embargo, el caso más general, aún cuando ambos se dan comúnmente en la naturaleza, es el de la "impronta instintiva" proveniente del pasado y que lógicamente queda reflejada en el código genético. Esta última parece mucho más evidente, mas si nos fijamos es tan extraordinaria (admirativamente, no por su rareza, pues es totalmente cotidiana) como la anterior. Y es que hablamos de la parte "subjetiva" del instinto, es decir, de la "emoción" del ser vivo cuando siente el estímulo o la tendencia instintiva. Volvemos a repetir que del hecho de que el instinto, más o menos fuerte, sea una "tendencia" y no una orden absoluta se sigue la existencia de una cierta libertad y de la emoción o "sentimiento" subsiguiente. Pues, esta emoción aparece en el ser viviente cuando "capta" la esencia de otro "ser" (el gen, el ser viviente predecesor, etc.). Las "improntas instintivas" pueden provenir de cualquier instante del tiempo, pues al estar relaciondas con las esencias y ser estas transcurrentes (las de los seres vivos), se elevan por encima del tiempo, por lo que siempre están presentes, tan solo se requiere cierta compatibilidad entre las "estructuras" de las esencias del "emisor" y el "receptor".

Un hecho tan cotidiano, que se presenta en cualquier lugar de la naturaleza donde exista vida, sigue apareciendo ante nuestros ojos como algo misterioso aún; nos estamos refiriendo al instinto. La connotación subjetiva anterior es evidente, lo que de inmediato conduce a admitir la existencia de un "halito" o "ánima" en la materia viva, algo de lo que huye continuamente el hombre de ciencia, no sin bastante razón histórica; el pavor que ello causa ha conducido a la construcción de distintas teorías de lo más rebuscadas, lo que ha ido creando paulatinamente, y sin ser buscada, una cierta niebla en el asunto, haciendo artificialmente misterioso aquello que se presenta con una claridad pasmosa.

El hecho evidente de la vida obliga a admitir lo que desde el mismo Aristóteles se conoce: el ser vivo es una dualidad de materia y ánima; o mejor, la materia no sólo posee las propiedades definidas por la Física, sino que posee otro estado que depende de su complejidad (desde un cierto punto de vista que incluye un ordenamiento del mundo alrededor de sí misma), y que incluye, además, otras propiedades "no materiales", que en conjunto pueden denominarse "ánima" (su esencia). Y pasemos, de una vez, la página del idealismo: ni existe el materialismo, ni el idealismo, tan solo la vida a secas. La "esencia" de cualquier ser vivo está íntimamente "conectada" a multitud de otras esencias, entre ellas las de sus predecesores, pero, también, las de sus descendientes más o menos lejanos. La "impronta instintiva" de un descendiente lejano "influye" de algún modo en todo ser viviente, así, desde este punto de vista, es como si fuese, a su vez, el descendiente predecesor de dicho ser viviente (es un reedición de la paradoja del huevo y la gallina). De esta forma se cierra el círculo: yo soy padre de quienes, a su vez, han construido mi ser, con lo que de alguna forma son padres míos.

Teológicamente lo anterior es trascendente. Las "improntas" del Ser Supremo, nacido al cabo de las eras como el logro más sublime de la evolución (hijo, por tanto, de todos los seres predecesores), "influye" continuamente en las circunstancias vitales de todos los seres predecesores suyos, guiando de alguna forma su propia aparición (creación). El Ser Supremo, desde esta visión, es "padre" de todos los seres vivientes pero, a su vez, es "hijo" de todos ellos. El cierre del círculo, si lo analizamos en profundidad, equivale a la "anulación" del tiempo, que requiere de esa "conexión" entre principio y fin, realizada por intermedio de todos los "seres" que han existido desde el Ser Supremo a todos los demás. Existe, pues, una "conexión íntima" entre todos los seres que han existido y existirán... y es que se han creado a la vez (unificación del tiempo, bajo la apariencia de un sólo instante), juntos, y sin que uno pueda existir sin los otros, pues forman parte de una cadena en la que todas las cuentas son necesarias. Ninguno de dichos seres podría vivir por sí, pues necesita de los demás. La existencia de uno solo de ellos equivale, de inmediato, a la existencia de los otros, pero no como seres aparte, sin relación entre ellos, sino todo lo contrario: la interelación entre ellos es "sustancial", y muy importante, podría decirse que es casi su mismo ser.

martes, enero 08, 2008

ONTOLOGÍA DEL SER (I)

ONTOLOGÍA DEL SER (I)


El "mundo de cualidades" citado en escritos anteriores, particularizado en las esencias de los seres vivos, en virtud de la Evolución, que encierra en sí misma el azar y la necesidad, no está preconcebido de antemano; es un mundo abierto hacia el futuro, marcado singularmente por la casualidad. Como consecuencia, las "tendencias o instintos" que aparecen en las criaturas del universo no están "escritos" con anterioridad en dicho universo por una supuesta Criatura Superior, puesto que dependen de lo que "ocurra" (azar) a lo largo de la Evolución; es decir, de las criaturas que van apareciendo, con lo que éstas son las verdaderas creadoras del mismo universo, de esa supuesta Criatura Superior... ¡De alguna forma, son "responsables de su propio destino"!
La consecuencia de un "logro" en el campo de las esencias debería conducir no sólo a la sensación agradable (sentimiento positivo) en la criatura o criaturas en las que se produce, sino que, también, ello debería originar una "perturbación" en el universo. Pero, ¿en qué consistiría esa perturbación? Consistiría en una "impronta instintiva" creada en el mundo de cualidades" que, como siempre, necesitaría del receptor adecuado para transformarse en un estímulo o tendencia instintiva en dicho receptor. Esta "impronta" es "captada" por cada receptor de forma diferente, según su "complejidad organizativa sustancial". Algunas estructuras "reaccionarán (sentirán) ante esta "impronta", otras no. (Algo normal dentro de ese "mundo de cualidades" y estímulos). Es necesaria una cierta "afinidad" entre las "estructuras" o las "esencias" del receptor y la/las que han producido dicha "impronta".
Y estas "improntas instintivas" están o existen en el universo siempre, si es que alguna vez a lo largo del tiempo fueron creadas (o se crearán).

miércoles, enero 02, 2008

EL GEN Y LA REALIDAD (y VI)

EL GEN Y LA REALIDAD (y VI)


La cualidad al no ser real no existe para sí misma. En general, para el ser vivo su esencia sólo es real en el presente; si su "presente" corresponde al instante de su muerte, su desintegración material (desorganización que incapacita al ser para "sentir", en particular su esencia), en este "presente" deja de ser real: su esencia es incapaz de superar su muerte.. En la criatura humana existe la realidad de la esencia (por la aparición de la conciencia) en toda su plenitud en cada uno de sus "presentes". A la realidad del presente animal se superpone la realidad de toda su esencia completa, definida a lo largo de todo su pasado, presente y futuro, es decir, la realidad transtemporal; eso hace que aún en el instante final (óbito) exista la realidad de la esencia humana, con lo que puede superar el tiempo, apareciendo una nueva dimensión: la eternidad.
En otras palabras, animales y hombres, en general los seres vivos, poseen la realidad del presente esencial (quizás pudiera asimilarse esta realidad al llamado campo mental), pero el hombre al "sentir" su esencia plena (inteligencia sentiente) hace realidad en su instante presente su entera esencia, en una especie de retroalimentación vital que la hace por entero realidad, superándose en todo momento la realidad del presente. De esta forma, aún en el momento del óbito se supera el antedicho "campo mental", conservándose la realidad de la esencia humana; es lo que llamamos la "trascendencia" del espíritu humano.
Según ésto, ¿el universo sería el marco en el que las esencias podrían hacerse reales?
El "sentimiento" de las cualidades por un ser va abriendo éstas a la realidad, desvaneciéndose las mismas en dicho ser, incrementando éste, así, su propia esencia, sin que dichas cualidades tengan realidad por sí mismas (o para sí mismas).
El sentimiento de la propia esencia se hace real en el ser, existiendo "quien" se hace cargo de esta realidad (lo que no cumple la cualidad).
La esencia del ser vivo no es una "cualidad" cualquiera, es una "cualidad transtemporal" que posee la particularidad de la temporalidad. Esto significa que la realidad de la esencia de cada presente está proyectada también en el pasado y en el futuro, y aún cuando, en el caso general, no pueda superar el tiempo, sí posee en sí el germen del tiempo, del movimiento, que no se agota en su propio presente. Ello hace posible la "unicidad" del ser vivo, gracias al "acoplo" de cada uno de los "presentes" entre sí, a través de la memoria de los pasados y los futuros que cada uno encierra.
La esencia de cada ser vivo puede ser "captada" por otro ser. (¿Esta captación puede suponer el incremento de la esencia de este último?... Si es así, la incorporación del agregado debería poseer el carácter de integridad como consecuencia de la unicidad anteriormente apuntada).

viernes, diciembre 28, 2007

EL GEN Y LA REALIDAD (V)

EL GEN Y LA REALIDAD (V)


Los sentimientos de cada"presente" de nuestras vidas son eso, momentáneos, de cada presente, de cada instante. Nuestra "esencia" es la suma de"rescoldos" de cada "presente" de nuestras vidas, también del presente del instante final, o de nuestra muerte (que según esta versión, es un momento más, no el único que configure ya nuestro ser "posterior"). Entonces, el modo de "estar" en otra circunstancia que no sea el "mundo de la realidad" que conocemos es el modo de "estar" no de ningún "presente" (comp podría ser el "presente" que marca el instante final o de nuestra muerte), puesto que el tiempo y espacio fuera de "nuestra realidad" dejan de tener valor, sino el modo de "estar" de lo que está fuera de estas coordenadas espacio-temporales, es decir, de la "esencia" de nuestro ser.
El modo de "estar" de nuestra "esencia" en otra circunstancia (no nuestro mundo "real") es algo que desconocemos por completo, y más, como hemos dicho, sin intuición (como sentimiento unido a una configuración material) de ello. Solamente habría una vía posible para acercarnos al conocimiento de esta cuestión, y sería el saber qué es verdaderamente la "esencia" de nuestro ser, puesto que la conexión entre el "estar" del devenir (después de nuestra muerte) y el sentimiento presente (actual) no puede tener más vía de transmisión que la misma "esencia".
Ahora bien, sí pueden desecharse cuestiones a las que, curiosamente, estamos abocados cada vez que hablamos de nuestra muerte. Sería, por ejemplo, ese sentimiento de temor, ante la presencia de la misma, de permanecer por siempre como la materia inerte, falta de movilidad, como si la falta de movimiento equivaliese a una muerte. Y es que nada puede estar má alejado de la verdad, pues, ciertamente la materia nunca está quieta, siempre está tratando de inventar la vida. La misma materia es un verdadero ciclo de construcción y destrucción, de cambio... ,¡lo que nunca aparece en ella es la quietud! (La quietud no es más que el principio de inercia newtoniano ante la ausencia de fuerzas, precisamente ausencia que no se da en la naturaleza). Lo que sí representa la quietud es un instante de nuestra vida, el de la muerte, en el que, ciertamente, parece como si en dicho instante nos "disolviéramos" en la pura materia, como haciendo partícipe a la misma de nosotros mismos; pero nuestro espíritu no acaba ahí (es sólo un instante de su currículo), quizás en ese instante nuestro ser retome la materia toda... En ese preciso instante "adherimos" a la "esencia" de nuestro ser la misma mteria inanimada... Pero nuestra "esencia" como "historia" de unos presentes, como conjunto histórico de acontecimientos sigue ahí, en sí misma, como bloque, sin constreñirse a instante alguno... A partir de la muerte deja de ser real (no está ligada a ningún presente posterior del universo real), pero sigue siendo ella misma. No es real, pero existe... ¿No habría un cierto paralelismo con ese "mundo de cualidades" no real que vimos anteriormente?
No obstante, ese "mundo de cualidades" sí es distinto en el sentido de que la esencia de los seres vivos es transcurrente, está referida al tiempo, lo que le da un aspecto novedoso respecto a los componentes de ese "mundo de cualidades". Verdaderamente, lo único que les asemeja es esa particularidad de que ambos existen pero no son reales nada más que en ciertas circunstancias. El "mundo de cualidades" se hace real en los "estímulos" que aparecen en los seres vivos. La "esencia" de los seres vivos en los sucesivos "presentes" de los mismos. Estos "presentes", como apuntaba Zubiri, tienen en sí el "germen" del mismo tiempo, pues, en cada presente viene definido ya un cierto pasado y un cierto futuro, justo los necesarios para que el presente pueda definirse como tal. O sea, en el "presente" de cada ser vivo la esencia del mismo se hace real, y por lo anterior, esta realidad del presente encierra en sí la temporalidad, el movimiento.
La cualidad se hace real en el estímulo que aparece en el ser vivo. Es real, pues, para este ser vivo, pero no es real para sí misma; no tiene realidad en sí misma. La esencia del ser vivo se hace real en el ser vivo, en su "presente".
Y es que parece intuirse que una cualidad se haría real en sí misma sólo si el ser vivo que la "sintiese" fuese la misma cualidad (acto reflejo). Ninguna cualidad que no sea el mismo ser vivo (su esencia) tiene capacidad para ello. Todo ser vivo está capacitado para "captar" aspectos de su propia esencia en cada uno de sus "presentes" temporales. La evolución va produciendo seres cada vez más complejos, cada vez más capaces de "sentir" en mayor medida su esencia. Es posible que la conciencia humana sea el resultado de la "captación total" de su esencia por el animal hombre, ya que la esencia se hace real en su totalidad en el presente de aquella criatura capaz de "sentirla" íntegramente.

martes, diciembre 25, 2007

EL GEN Y LA REALIDAD (IV)

EL GEN Y LA REALIDAD (IV)
Deberíamos separar lo que existe de lo real. El concepto de lo real es algo apriorístico para nuestra mente; es algo, según Zubiri, que se nos ha dado de antemano a nuestra mente. Lo que existe, a veces, no es real. Una idea existe, pero no tiene por qué ser real. De igual forma, ese "mundo de cualidades" existe pero no es real. Así que, de forma impropia, como ya hemos advertido, podríamos decir que en el estímulo se produce la "captación" o "recepción" de parte de ese "mundo de cualidades" por el ser viviente. Y volvemos a reiterar que esta "captación" sólo se entiende en el sentido anteriormente apuntado. La creciente complejidad de los seres vivientes les va capacitando para la "captación" de unas emociones y sentimientos desconocidos para los niveles inferiores: es otra forma de expresar la ley de la complejidad-conciencia apuntada por Teilhard.
Desconocemos los "niveles" de la citada ley; sólo los más evidentes se nos hacen presentes, como el que supone la captación de la realidad por parte del hombre (la intelección sentiente de Zubiri), y la aparición de la subsiguiente conciencia con los sentimientos de eternidad e infinitud que la adornan.
La vida, tal como la conocemos, refleja que toda función "superior" no sólo ha sido reclamada por la "inferior", sino que está sustentada por ella, justo por aquello mismo que en esta función inferior (y por ser ella lo que es) exige la función superior (lo que llama Zubiri "subtensión dinámica" de unas funciones por otras).
Si la relación entre funciones inferiores y superiores en el organismo vivo es tal "subtensión dinámica", tales funciones inferiores y superiores no pueden existir independientes, es decir, una sin la otra. De ello se deduce que a toda función superior le son completamente imprescindibles las funciones inferiores; los niveles superiores necesitan de los inferiores, y estos últimos están "reclamando" a los primeros. La vida es "una" desde los niveles inferiores a los superiores.
Teológicamente entrevemos que en la "noosfera" de Teilhard de Chardin, el nivel superior (más cercano al Ser Superior) necesita de todos los niveles inferiores al nuestro, cual son los otros animales, el manto vegetal y la misma materia.
El universo entero, pues, está dotado de una evidente unicidad; la criatura superior a la que quizás la evolución algún día dé a luz, llamémosla Superhombre, Dios, Unidad Suprema, etc. necesita de todo el universo, a lo largo de todo "su" presente, del pasado transcurrido antes de Él, y del devenir que no esté aún configurado. Nosotros, como consecuencia de la "realidad" que conocemos, somos completamente necesarios para esta criatura superior, cuya aparición en este mundo "real" nuestro espíritu "reclama". Y recalcamos que todo esto no sucede en un mundo imaginario creación de nuestra mente. El universo es real, está dotado de "realidad", y en esta realidad este ser supremo debe aparecer, de igual forma que nosotros somos reales. Hay una unicidad de todo el universo en la "realidad" que conocemos; hay una "subtensión dinámica" entre el ser supremo, nosotros y todos los niveles inferiores a nosotros como són los demás animales, el mundo vegetal y la propia materia.
La desaparición de cada uno de nosotros de este mundo real, después de nuestra muerte individual, nos hará salir de la realidad que conocemos, y todo lo que hemos dicho anteriormente dejará de tener lugar, es más, la extrapolación de cualquiera de estas consecuencias a otro "mundo" para lo que no poseemos la más mínima apoyatura, algo que sí adornaba a la especulación en lo real, no es más que una simple conjetura o ilusión sin base cierta (o real). La "subtensión dinámica" de las criaturas en el "organismo" que supone la Vida con mayúsculas, no tiene por qué extrapolarse a otro mundo que no sea el que vivimos y en el que estamos inmersos. Ante lo "devenir", después de este supremo acontecimiento que es nuestra muerte individual, sólo podemos colocar la formidable incógnita de nuestro desconocimiento. Nuestras intuiciones, como forma de sentimientos, tienen que ver con una cierta organización de la materia que compone nuetro organismo; la materia desorganizada que es lo que supone nuestro óbito, sólo es capaz de intuir su propio ser como materia. la intuición de nuestra muerte es la intuición de la pura y simple materia; en nuestra muerte volvemos a lo que "siente" la propia materia en sí... ¿El caos primordial, tal vez?

viernes, diciembre 21, 2007

EL GEN Y LA REALIDAD (III)

EL GEN Y LA REALIDAD (III)
Estamos con Zubiri en que el "faro" de todo es la realidad; otras construcciones mentales pueden estar dotadas de belleza, pero son, como se dice en Física Cuántica, posibilidades que se decantan o desvanecen ante el hecho, el suceso, el acontecimiento, en suma, ante lo "real".
Materia, vida y mente son estrictamente la realidad, no una elucubración teórica. Esta realidad presupone la realidad de lo que hace posible la materia, la vida y la mente. Luego es real el átomo, las moléculas, los "instintos" (sin pararnos a definir estos instintos, pues los estamos tomando en su acepción más amplia) que definen la vida, la "esencia básica" de lo que constituye la mente.
Continuando el texto antedicho, transcribimos: "Es real la emoción que preside cualquier instante de nuestra vida: al admirar la belleza, en la recepción de un color, en el acto de intelección, etc. Y estas emociones son muy diversas. Cada criatura del "árbol filogenético" posee las suyas, estrechamente relacionadas con las "sensibilidades" de que está dotado cada organismo, el cual está construido a partir de las instrucciones escritas en su código genético. El gen que configura el organismo es en último lugar el responsable de las distintas sensibilidades que hacen posible el abanico de sentimientos de que es capaz cada criatura. El código genético de cada criatura viva "hace posible", pues, la recepción de un conjunto de sentimientos o emociones por parte de ésta. Cuando hablamos de "recepción" no queremos presuponer, sin más, la existencia de "ciertas cosas" fuera del propio ser del individuo que son recogidas por éste en lo que llamamos la emoción o el sentimiento. Aquí, también, nos parece plausible la concepción del estímulo zubiriano, en cuanto a la "realidad" del estímulo en sí, compuesto necesario e inseparable del dualismo: causa física (radiación, etc.) y órgano receptor del mismo. Ahora bien, sí podemos decir, sin presuponer nada y sin ir más allá de lo que estamos diciendo, que la estructura organizativa del organismo es la condición necesaria para que el sentimiento y la emoción tengan lugar, se produzcan, es decir, se hagan reales, en otras palabras, esa especial organización, transcripción del código genético, hace posible que la emoción y el sentimiento puedan existir en el universo, de forma concreta, en el concepto zubiriano del "de suyo" de cada criatura.
Así que, impropiamente podemos hablar de la existencia de "cualidades" (subjetivismos tales como emociones y sentimientos) que aparecen en la materia organizada (seres vivientes) y que varían de acuerdo con esta organización o "complejidad" (para atenernos al término acuñado tan felizmente por el filósofo Teilhard de Chardin). Y seguimos hablando, impropiamente, del conjunto de esas cualidades que, si bien es cierto, no tienen entidad real por sí solas, pues reiteramos, nos ceñimos al concepto estricto del estímulo zubiriano, forman parte de un mundo, por supuesto, fuera de la realidad (mejor, "nuestra" realidad, la única conocida) que , por otra parte, hace posible esta realidad que conocemos. Y es que la vida y la mente, componentes de nuestra realidad cotidiana, a través de sus cualidades más significativas como sentimiento y emoción, reflejan continuamente la injerencia de ese mundo o "conjunto de cualidades" situadas fuera del plano real."

martes, diciembre 18, 2007

EL GEN Y LA REALIDAD (II)

EL GEN Y LA RELIDAD (II)
De inmediato podrá hacérsenos una objeción. La "expansión" de la esencia del gen en el tiempo y el espacio, siendo este último como es un simple código, todo lo elaborado que queramos, y cuya base es la identidad del ser en cada una de las duplicidades citadas, recuerda fuertemente a las simples moléculas y átomos cuya identidad, si cabe, es más palpable. ¿Es que la "esencia" del átomo de cualquier elemento está "expandida" de igual forma en el tiempo y el espacio? Tengamos en cuenta que el átomo desde su génesis prácticamente va a durar una eternidad, para ser exactos hasta la desintegración del cosmos en energía (salvando, claro está, los elementos radiactivos). Pues bien, la objeción es tremendamente fuerte y muy evidente. El problema no puede soslayarse por mediación de explicaciones más o menos artificiosas, pues entramos de lleno en el quid de la cuestión. A grandes problemas, grandes soluciones, mejor, una solución drástica, definitiva, nunca buscada por lo que significa... Y es que, no queda más remedio que reconocer, rotundamente, que la simple materia, aún en sus más bajos niveles de organización, "palpita", puesto que su esencia es ya el germen de la vida futura. La esencia de la misma materia contiene, al igual que el gen, una "memoria" de todos los acontecimientos en los que interviene a lo largo de todo lo ancho del espacio y el tiempo del cosmos, mejor, a lo largo de su presencia en el cosmos, estén definidas en el mismo cualquier dimensión, cuestión esta en la que no queremos entrar.
La materia rezuma vida, rezuma voluntad (la voluntd de Schopenhauer ); posee en sí misma toda la potencia necesaria para que por su intermediación las criaturas sientan todas las emociones y sensaciones presentes en la naturaleza. (Para Nietzsche la "voluntad" presenta en el hombre características distintas a las apuntadas por Schopenhauer).
La materia, el gen, posibilita en general una cierta configuración de las criaturas, de la materia viva y a cada configuración corresponde la capacidad de recepcionar las mil y una sensaciones posibles de la naturaleza. La "esencia" del átomo, por ejemplo, "para sí" quizás sólo puede sentir su existencia, su "voluntad" de conservación, pero su "actuación", al formar parte de un gen, que a su vez configura la constitución de un organismo, posibilita al final, en este último, la recepción por el mismo de unas precisas sensibilidades o emociones. La existencia de un gen no es eterna por eso su "memoria", que implementa su esencia, no puede tener constancia de acontecimientos que van más allá del tiempo. Sin embargo, el átomo que forme parte posteriormente de otro gen, en su esencia sí puede tener "reflejados" acontecimientos de un futuro más lejano, tanto como el final del mismo universo, por ello, la "influencia" de este átomo en el momento presente podría posibilitar la recepción de "algo" perteneciente al mismo final del universo todo. ¿Qué estamos diciendo?... Pues, suponiendo la evolución como una línea ascendente de complejidad de la vida, podemos intuir el final de esta cadena, es decir, el cenit, por la observación "si estamos capacitados para ello" de la misma materia. El sentimiento general en todas las civilizaciones de un ser supremo, unitario, todopoderoso ha podido ser intuido desde muy antiguo, simplemente observando las cualidades positivas que observamos en el cosmos, en la simple materia, en la simple realidad. Por cierto, en este punto es conveniente manifestar que nos adherimos a la doctrina "materialista" del filósofo españól Xavier Zubiri (verdaderamente una materia con características totalmente espirituales, a su pesar), que esencialmente niega la existencia de algo fuera de la estricta realidad, de la materia que nos rodea que guarda en sí no sólo la simple materia estudiada por la Física, sino la vida, la complejidad organizada sentiente, el "de suyo" de "Zubiri".

jueves, diciembre 13, 2007

EL GEN Y LA REALIDAD (I)

EL GEN Y LA REALIDAD (I)
Las pautas de sensaciones agradables o desagradables en los sres vivos "pivotan" alrededor de un gen o grupo de genes. Este tipo de sensaciones a las que podemos calificar genéricamente de positivas o negativas, pueden ser sumamente variables, distintas, y forman el conjunto de emociones que es capaz de sentir cada criatura. Por consiguiente, el gen produce la impronta, o la capacidad en el ser vivo de poder sentir la correspondiente emoción.
En cuanto a la influencia del gen sobre los instintos o sentimientos de las criaturas que lo portan, volvamos a acudir al texto de consulta ("Ciencia, Filosofía, Religión. Una visión armónica"). En su página 19, se dice:
"El gen como estructura posee una "esencia" (al estilo definido por el filósofo español Zubiri) inmutable a lo largo de su existencia.
En el ejemplo ilustrativo de la filogenia del ojo de un mamífero, dicho órgano es el resultado de la colaboración de un grupo de genes, no de uno sólo, por otra parte, algo bastante frecuente en la gestación de cualquier órgano. Esta colaboración produce un beneficio mutuo para todos, por lo que, en realidad se asemeja a una relación simbiótica. Un gen individual de los que pertenecen a esa "simbiosis", en tiempos anteriores a esa relación, llevará "marcado" en su "esencia" el fruto de la misma, ese "aparente" futuro simbiótico (futuro para la criatura que porta el gen, no para dicho gen). Entonces, la "impronta" de esa relación favorable al gen (repetimos, a nuestros ojos perteneciente al futuro) quedará fijada en la criatura actual. En otras palabras, la criatura se verá inclinada instintivamente a tender en sus acciones a favorecer todo aquello que, sin percatarse, le acerca a la filogénesis de ese órgano complejo moldeado por los genes simbióticos. Nuestro aparente futuro no lo es tal para el gen. Esto es así porque la duplicación del gen en la reproducción origina genes en todo idénticos, idénticos en el presente pero, también, idénticos, sucesivamente a lo largo del tiempo, hasta que cambie por alguna mutación o fenezca por la muerte de las criaturas que lo portan; ello equivale a la ampliación o expansión del gen a lo ancho del espacio (número de genes idénticos existentes en cada instante) y del tiempo (número de genes descendientes idénticos desde la aparición de gen a su desaparición). Esta ampliación del gen en el espacio y el tiempo se comporta como un solo organismo, pues posee una sola "esencia"; las múltiples interrelaciones de este "ente" con el entorno (en sentido amplio) marcaran una "cierta memoria" en su propia "esencia". La clase de "impronta" que produce el gen en cada criatura que lo porta en el "marcaje" del instinto, debe tener que ver con la "esencia" del gen, por eso la "memoria" que guarda el gen de la relación simbiótica debería traducirse en una cierta influencia, un cierto instinto o tendencia sobre la criatura portante. Para el gen es su realidad "presente", su "ahora" en su "ente" expandido a lo largo de un cierto espacio y tiempo que indica su presencia en el mundo. En nosotros, en las criaturas, presenta la apariencia de una anticipación del futuro, de una inexplicable influencia del futuro sobre el presente.
El resultado de todo esto es la aceleración de la evolución, es decir, la habilitación de cambios evolutivos que requirirían para su producción de períodos muchísimo más largos, lo que ha hecho posible la vida que conocemos."

domingo, diciembre 09, 2007

COMENTARIOS A UN ARTÍCULO DE DOUGLAS R.HOFSTADTER

COMENTARIOS A UN ARTÍCULO DE DOUGLAS R. HOFSTADTER


(Comentarios al artículo del citado autor "Temas metamágicos. Frases víricas y estructuras lingüísticas autoduplicantes en el reino de las ideas" -Revista Investigación y Ciencia. Marzo 1983-)
Del artículo entresacamos algunas partes interesantes. En el mismo se entiende por "frases víricas" aquellas que buscan la reproducción de sí mismas tomando el control de recursos pertenecientes a entidades más complejas. La producción de duplicados de sí mismas les permiten "apoderarse" de una gran proporción de un "estado de ideas" (un "nicho" dentro de ese espacio de ideas, al igual que las especies biológicas ocupan un nicho en su espacio ecológico). Esto supone una analogía de la lucha por la supervivencia, con su mismo carácter evolucionista, pero entre "ideas autorreplicantes".
Jacques Monod, autor de "El azar y la necesidad", en el último capítulo de su libro utiliza la expresión "Reino abstracto" para referirse a este "espacio de ideas", retratándolo como pariente cercano de la biosfera, por ello Hofstadter llama al mismo "ideosfera".
Dawkins, el autor de "El gen egoísta", llama "meme" a la unidad de replicación y selección en la ideosfera, equivalente al gen de la biosfera. (Una memoria sería una colección organizada de memes). El caldo de cultivo en el que los memes crecen y florecen es la cultura humana.
Si los genes se propagan pasando de un cuerpo a otro a través de espermatozoides u óvulos, los memes se propagan al saltar de un cerebro a otro a través de un proceso que puede llamarse de imitación. Nos dice Dawkins que su colega Humphrey consideró a los memes como estructuras vivientes, en un sentido técnico y no de pura metáfora.