martes, febrero 20, 2007

Palabras de mi jardín (y XVIII)

La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):

Hermano mío, no hay nadie que sea eterno, y nada supervive. Acuérdate de esto y alégrate.
Nuestra vida no es sólo un fardo que hemos de soportar durante muchos años; no es nuestra senda el único camino largo. No hay ningún poeta que tenga la obligación de cantar los cánticos antiguos. La flor se marchita y muere; pero quien se adornaba con ella no ha de estar siempre lamentándolo...
Hermano mío, acuérdate de esto y alégrate.
Se producirá un silencio completo y esa será la mejor de las músicas. Va la vida declinando hacia occidente hasta quedar ahogada en las sombras de oro. Se ha de sacar al amor de sus juegos para que pruebe el agrio vino del dolor, para que ascienda al mundo de las lágrimas... Hermano mío, acuérdate de esto y alégrate.
Cortemos presurosos nuestras flores pra que no las robe el viento a su paso. Hierve nuestra sangre y se ilumina nuestro mirar hurtando besos que se ajarían si nos acordáramos de ellos. Nuestra vida es ansiosa y nuestro anhelo poderoso, porque el tiempo está doblando a muerte como una fúnebre campana.
Hermano mío, acuérdate de esto y alégrate.
No podemos abarcar las cosas en un momento, destrozarlas, tirarlas al suelo. Pasan las horas presurosas emboscando los sueños. La vida, que es tan larga para el trabajo y el aburrimiento, sólo nos regala un día para el amor.
Hermano mío, acuérdate de esto y alégrate.
La hermosura no es tan grata porque el cambiante ritmo de su baile se acompasa con el de nuestras vidas. Apreciamos el saber porque no tenemos tiempo suficiente para abarcarlo todo. Todo se ha hecho y acabado allá en la eternidad, pero las flores de la ilusión terrena están siempre fragantes gracias a la muerte.
Hermano mío, acuérdate de esto y alégrate.


"Elogio a la temporalidad"

El jardín (AAS):

Ansia, anhelo, hermosura, ilusión, saber... ¡hijos del tiempo, saludad a la muerte que os ha hecho ser!...
¿No es hermoso el renacer, la nueva vida?... ¡Da gracias a la muerte!
¿No es tu vida un ansia, un anhelo, una ilusión, un movimiento, y lo eterno está quieto?... ¡Da gracias a la muerte!
¡Deja pasar y saluda, alma humana, a tu muerte engendradora y a su amado compañero, nuestro antiguo padre el tiempo!

jueves, febrero 15, 2007

Palabras de mi jardín (XVII)

La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):

Cuando la vida es sometida a juicio, la más humilde brizna de hierba se sienta en el mismo banquillo que los rayos del sol y que las estrellas de la noche entrada. Del mismo modo, en el centro del universo, mis canciones comparten el trono con la música de las nubes y el canto de los bosques.
Pero tu riqueza, avaro, no se junta con el esplendor dorado y gozoso del sol, ni con el dulce lucir de la luna de plata. La ventura que el cielo derrama sobre el mundo no alcanza a tus tesoros. Y cuando llega la muerte se ponen blanquecinos, se ajan y se convierten en un leve polvillo.


"La importancia de lavida"

El jardín (AAS):

El tremendo Universo, las fantásticas explosiones de sus innumerables soles y el gigantesco calor de sus corazones fundentes rivalizan con el rocío de mis briznas de yerba, con el suave trino de los pequeños reyezuelos que me habitan... y es que mis minúsculas criaturas poseen ¡vida!, tan grande que se traga el Cosmos todo... ¿No sabes que en mí están escritos los más profundos misterios?... ¿Que sin una sóla de mis pequeñas vidas se colapsaría el Orbe entero?... ¡Acude a mí, yo lo soy todo!

jueves, febrero 08, 2007

Palabras de mi jardín (XVI)

La semilla (de "El jardinero" -Tagore-):

Cuando la noche estaba muy entrada, el hombre exclamó: "Ha llegado el momento de abandonar mi hogar y de salir a la búsqueda de Dios. ¿Quién me ha estado engañando durante tanto tiempo? Dios le contestó tranquilo: "Yo". Pero el hombre no le oía.
La madre y el hijo dormían plácidamente en su cama. Preguntó el hombre: "¿Quiénes sois vosotros que me habéis tenido engañado durante tanto tiempo? La voz de Dios dijo otra vez: "Ellos son Dios". Y el hombre no le oía.
El hijo lloraba en medio de sus sueños y abrazaba inconscientemente a su madre. Dios dijo al hombre: "¡Detente, necio, y no abandones a tu familia!" Pero el hombre no le oía. Y Dios suspiraba tristemente: "¿Por qué tratará de venir hasta mí, si me está abandonando?"


"La presencia de Dios en lo más sencillo"

El jardín (AAS):

¡Jardinero, sigue cortando mis flores marchitas y regando mis secas raíces!... ¡Esas manos que tanto conozco de delicados cuidados y sutileza extrema, amigas y compañeras de mis sueños, seguid con vuestra entrañable tarea!... ¡Yo os reconfortaré, pues en mí habita vuestro Señor y le sois gratas!... ¡Dichosos vosotros que no buscáis en lo oculto lo que a diario se nos da, porque a Él le sois gratos!... Vuestra humildad os ensalza y aquello que está vedado a reyes y poderosos, está abierto de par en par a vuestra sencillez... ¡Dichosos los que encuentran! ¡Dios vive con ellos y en ellos, y ellos participan de su juego!

domingo, febrero 04, 2007

Palabras de mi Jardín (XV)

La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):

La feria de delante del templo estaba en todo su apogeo. LLoviznaba desde la salida del sol y caía la tarde.
Entre la alegría de la multitud, nada había más radiante que el gozo de una niña que se había comprado por unos céntimos un silbato de caña. La penetrante alegría de aquel silbido destacaba sobre todas las risas y todo el alboroto.
Una multitud enorme se acercaba entre empujones. El camino se había llenado de barro, había crecido el río y el campo se hallaba enfangado.
Entre el gentío hastiado no había un dolor mayor que el de un niño que no tenía dinero para comprarse un humilde juguete, y cuando vi sus tristes ojos fijos ante el tenderete, todo aquel enjambre de gente me pareció miserable.


"Lo sencillo y humilde, refugio del Espíritu"

EL jardín (AAS):

¡Tú, santa criatura, que lo abandonaste todo para buscarle, que años y años de privación despegaron tu alma de lo mundano, no prosigas más!... Desciende al valle, las frágiles manos abiertas de un niño con su mochila repleta de júbilo esperan tu humilde regalo... En sus negros y profundos ojos expectantes de alegría y en su fondo, saltando si cabe aún más de gozo, un duende te espera impaciente: ¡es el mago compañero de tu viaje en el camino!

jueves, febrero 01, 2007

Palabras de mi jardín (XIV)

La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):

"Edifiqué laboriosamente un templo. No tenía puertas ni ventanas y sus muros eran de piedra maciza. Me alejé del mundo, me olvidé de todo y, ensimismado, me puse a mirar un día y otro día la imagen que había colocado en al altar.
Siempre ardían lamparitas de óleo perfumado en la total oscuridad del templo; y el humo permanente del incienso envolvía mi alma con su sofocante espiral.
Esculpí, vigilante, en los muros figuras imaginarias en extraños laberintos (caballos alados, flores con caras humanas, serpientes con rostro de mujer). No quedó ni un sólo huequecito por donde pudiera entrar el canto de los pájaros, el rumor de las frondas, el ruido de la ciudad laboriosa. Sólo resonaba en la bóveda en sombras mi voz que cantaba despacio y armoniosa.
Mi inteligencia se hizo penetrante y estática como la punta de una lanza ardiente, y mis sentidos se sumieron en éxtasis ignotos. ¿Cuánto tiempo estaría así? Un día estalló una tormenta y un poderoso rayo rompió el templo hiriéndome el corazón.
Las lámparas tamblaban avergonzadas y tenues. Los jeroglíficos de los muros eran como sueños enredados, sin sentido, al estar a plena luz del día, y daba la impresión de que querían ocultarse. La imagen sonreía en su altar, viva, al entrar en contacto con el Dios vivo.
Y la noche que me había tenido cautivo se marchó volando para siempre."


"La claridad y viveza del Dios vivo"

El jardín (AAS):

¡Señor, vos inteligencia pura, fuente ingotable de prodigios, inabarcable, inmenso, infinito... cuán fácil y sencillo es comprenderte!... Laberinto indescifrable de infinitos caminos inescrutables, interminables evos de historia, innumerable y consistente, campo inabordable de sesudos sabios... ¡Y sólo eres un punto, sólo eres Tú, sólo serás yo!... ¡Dios está vivo!... ¡El atajo de tu "viveza" nos reconforta, oh, sí, a estas almas sencillas y humildes!

domingo, enero 28, 2007

Palabras de mi Jardín (XIII)

La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):

Burlaos de mí, amigos míos, porque voy en pos del ciervo de oro; pero yo siempre iré detrás de esta visión que huye de mis manos.
Por montañas y llanos, a través de terrenos ignotos, siempre correré en pos del ciervo de oro.
Bienvenidos seáis, vosotros que regresáis del mercado, y ójala que tornéis cargados a vuestras casas. El embrujo de los vientos sin hogar me ha capturado no sé donde ni cuando. He perdido en mi huida todo lo que tenía. Sólo me queda mi alma liberada.
Las montañas y los llanos, los terrenos ignotos se escapan de mí que siempre persigo incansable el ciervo de oro.


"El alma liberada dedicada únicamente a la búsqueda del Espíritu"

El jardín (AAS):

¡Bienaventurada tú, alma peregrina, que abandonaste tu bagaje, te nacieron alas y remontaste el vuelo en busca del "ciervo de oro"!
¡Cómo me deslumbras! ¡Cómo imitarte quisiera si mis pies no fueran tan pesados que ignoran el volar!... ¿Llegará algún día mi espíritu a acompañarte?...
¡Esta noche tuve un sueño, vi a lo lejos el ciervo de oro y tu estela se le acercaba, y tu mano se extendía hacia la mía!... ¡Esperanza, no te olvides de este amigo que te aguarda!

martes, enero 23, 2007

"La polémica del gen egoísta (VI)" , de la obra "El parto de Dios"

"No obstante, ese "mundo de cualidades" sí es distinto en el sentido de que la esencia de los seres vivos es transcurrente, está referida al tiempo, lo que le da un aspecto noveoso respecto a los componentes de ese "mundo de cualidades". Verdaderamente, lo único que les asemeja es esa particularidad de que ambos existen pero no son reales nada más que en ciertas circunstancias. El "mundo de cualidades" se hace real en los "estímulos" que aparecen en los seres vivos. La "esencia" de los seres vivos en los sucesivos "presentes" de los mismos. Estos "presentes", como apuntaba Zubiri, tienen en sí el "germen" del mismo tiempo, pues, en cada presente viene definido ya un cierto pasado y un cierto futuro, justo los necesarios para que el presente pueda definirse como tal. O sea, en el "presente" de cada ser vivo la esencia del mismo se hace real, y por lo anterior, esta realidad del presente encierra en sí la temporalidad, el movimiento.

La cualidad se hace real en el estímulo que aparece en el ser vivo. Es real, pues, para este ser vivo, pero no es real para sí misma; no tiene realidad en sí misma. La esencia del ser vivo se hace real en el ser vivo, en su "presente".

Y es que parece intuirse que una cualidad se haría real en sí misma sólo si el ser vivo que la "sintiese" fuese la misma cualidad (acto reflejo). Ninguna cualidad que no sea el mismo ser vivo (su esencia) tiene capacidad para ello. Todo ser vivo está capacitado para "captar" aspectos de su propia esencia en cada uno de sus "presentes" temporales. La evolución va produciendo seres cada vez más complejos, cada vez más capaces de "sentir" en mayor medida su esencia. Es posible que la conciencia humana sea el resultado de la "captación total" de su esencia por el animal hombre, ya que la esencia se hace real en su totalidad en el presente de aquella criatura capaz de "sentirla" íntegramente.

La cualidad al no ser real no existe para sí misma. En general, para el ser vivo su esencia sólo es real en el presente; si su "presente" corresponde al instante de su muerte, su desintegración material (desorganización que incapacita al ser para "sentir", en particular su esencia), en este presente deja de ser real: su esencia es incapaz de superar su muerte. En la criatura humana existe la realidad de la esencia (por la aparición de la conciencia) en toda su plenitud en cada uno de sus "presentes". A la realidad del presente animal se superpone la realidad de toda su esencia completa, definida a lo largo de todo su pasado, presente y futuro, es decir, la realidad transpersonal, y eso hace que aún en el instante final (óbito) exista la realidad de la esencia humana, con lo que puede superar el tiempo, apareciendo una nueva dimensión: la eternidad.

En otras palabras, animales y hombres, en general seres vivos, poseen la realidad del presente esencial (quizás pudiera asimilarse esta realidad al llamado campo mental), pero el hombre al "sentir" su esencia plena (inteligencia sentiente) hace realidad en su instante presente su entera esencia, en una especie de retroalimentación vital que le hace por entero realidad, superándose en todo momento la realidad del presente. De esta forma, aún en el momento del óbito se supera el mismo "campo mental", conservándose la realidad de la esencia humana; es lo que llamamos "la trascendencia" del espíritu humano.

Según ésto, ¿el universo sería el marco en el que las esencias podrían hacerse reales?

El sentimiento de la propia esencia se hace real en el ser, existiendo "quien" se hace cargo de esta realidad (lo que no cumple la cualidad).

La esencia del ser vivo no es una "cualidad" cualquiera, es una "cualidad transtemporal", que posee la particularidad de la temporalidad. Esto significa que la realidad de la esencia de cada presente está proyectada también en el pasado y en el futuro, y aún cuando, en el caso general, no pueda superar el tiempo, sí posee en sí el germen del tiempo, del movimiento, que no se agota en su propio presente. Ello hace posible la "unicidad" del ser vivo, gracias al "acoplo" de cada uno de los "presentes" entre sí, a través de la memoria d elos pasados y los futuros que cada uno encierra.

La esencia de cada ser vivo puede ser "captada" por otro ser. (¿Esta captación puede suponer el incremento de la esencia de este último?... Si así fuese, la incorporación del agregado debería poseer el carácter de integridad como consecuencia de la unicidad anteriormente apuntada)."

viernes, enero 19, 2007

La alegría del verano



Estamos en invierno: ¡Viva la luz!

"Palabras de mi jardín (XII)"

La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):

Amor mío, mi alma está siempre deseando tener pronto ese encuentro que ha de ser para mí como la muerte que todo lo aniquila.
¡Llévame hasta tus pies con un viento huracanado; quítame todo lo que tengo; entra tú en mi dormir y llévate mis sueños; róbame cuanto hay en mi mundo. Y cuando mi espíritu esté solo y desnudo, convirtámonos en un solo ser colmado de belleza!
Pero... ¡cuántos afanes los míos! ¿Cómo podré esperar esa unión definitiva de no ser contigo, Dios mío?


"La voluntad de Dios y nuestro anhelo en alcanzarle"

EL jardín (AAS):

¡Aquí estoy, Espíritu Supremo, buscando tu morada, sabiéndola tan lejos... y tan cerca! Brazos abiertos para el alma que busca, anhelo reprimido hasta la consumación de la esencia, tiempo engendrador del precioso encuentro... ¡Ventura gloriosa, sois el regazo de mi inquietud y esperanza!

miércoles, enero 17, 2007

"La polémica del gen egoísta (V)", de la obra "El parto de Dios".

"La desaparición de cada uno de nosotros de este mundo real, después de nuestra muerte individual, nos hará salir de la realidad que conocemos, y todo lo que hemos dicho anteriormente dejará de tener lugar, es más, la extrapolación de cualquiera de estas consecuencias a otro "mundo" para lo que no poseemos la más mínima apoyatura, algo que sí adornaba a la especulación en lo real, no es más que una simple conjetura o ilusión sin base cierta (o real). La "subtensión dinámica" de las criaturas en el "organismo" que supone la Vida con mayúsculas, no tiene por qué extrapolarse a otro mundo que no sea el que vivimos y en el que estamos inmersos. Ante lo devenir, después de este supremo acontecimiento que es nuestra muerte individual, sólo podemos colocar la formidable incógnita de nuestro desconocimiento. Nuestras intuiciones, como forma de sentimientos, tienen que ver con una cierta organización de la materia que compone nuestro organismo; la materia desorganizada que es lo que supone nuestro óbito sólo es capaz de intuir su propio ser como materia; en nuestra muerte volvemos a lo que "siente" la propia materia en sí... ¿El caos primordial, tal vez?...

Los sentimientos de cada "presente" de nuestras vidas son eso, momentáneos, de cada presente, de cada instante. Nuestra "esencia" es la suma de "rescoldos" de cada "presente" de nuestras vidas, también del presente del instante final, o de nuestra muerte (que según esta versión, es un momento más, no el único que configure ya nuestro ser "posterior"). Entonces, el modo de "estar" en otra circunstancia que no sea el "mundo de la realidad" que conocemos, es el modo de "estar" no de ningún "presente" (como podría ser el "presente" que narca el instante final o de nuestra muerte), puesto que tiempo y espacio fuera de "nuestra realidad" dejan de tener valor, sino el modo de "estar" de lo que está fuera de estas coordenadas espacio-temporales, es decir, de la "esencia" de nuestro ser.

El modo de "estar" de nuestra "esencia" en otra "circunstancia" (no nuestro mundo "real") es algo que desconocemos por completo, y más, como hemos dicho, sin intuición (como sentimiento unido siempre a una configuración material) de ello. Solamente habría una vía posible para acercarnos al conocimiento de esta cuestión, y sería el saber qué es verdaderamente la "esencia" de nuestro ser, puesto que la conexión entre el "estar" del devenir (después de nuestra muerte) y el sentimiento presente (actual) no puede tener más vías de transmisión que la misma "esencia".

Ahora bien, sí pueden desecharse cuestiones a las que, curiosamente, estamos abocados cada vez que hablamos de nuestra muerte. Sería, por ejemplo, ese sentimiento de temor, ante la presencia de la misma, de permanecer por siempre como la materia inerte, falta de movilidad, como si la falta de movimiento equivaliese a una muerte. Y es que nada puede estar más alejado de la verdad, pues, ciertamente la materia nunca está quieta, siempre está intentando inventar la vida. La misma materia es un verdadero ciclo de construcción y destrucción, de cambio,... ¡lo que nunca aparece en ella es la quietud! (La quietud no es más que el principio de inercia newtoniano ante la ausencia de fuerzas, precisamente ausencia que no se da en la naturaleza). Lo que sí representa la quietud es un instante de nuestra vida, el de la muerte, en el que, ciertamente, parece como si en dicho instante nos "disolviéramos" en la pura materia, como haciendo partícipe a la misma de nosotros mismos; pero nuestro espíritu no acaba ahí (es sólo un instante de su currículo), quizás en ese instante nuestro ser retome la materia inanimada... Pero nuestra "esencia" como "historia" de unos presentes, como conjunto histórico de acontecimientos sigue ahí, en sí misma, como bloque, sin constreñirse a instante alguno... A partir de la muerte deja de ser real (no está ligada a ningún presente posterior del universo real), pero sigue siendo ella misma. No es real, pero existe... ¿No habría un cierto paralelismo con ese "mundo de cualidades" no real que vimos anteriormente?"

domingo, enero 14, 2007

La polémica del gen egoísta (IV) (De la obra "El parto de Dios")

"Así que, impropiamente podemoa hablar de la existencia de "cualidades" (subjetivismos tales como emociones y sentimientos) que aparecen en la materia organizada (seres vivientes) y que varían de acuerdo con esta organización o "complejidad" (para atenernos al término acuñado tan felizmente por el filósofo Teilhard de Chardin). Y seguimos hablando, impropiamente, del conjunto de esas cualidades que, si bien es cierto no tienen entidad por sí solas, pues reiteramos nos ceñimos al concepto estricto del estímulo zubiriano, forman parte de un mundo, por supuesto, fuera de la realidad (mejor, "nuestra" realidad, la única conocida) que, por otra parte, hace posible esta realidad que conocemos. Y es que la vida y la mente, componentes de nuestra realidad cotidiana, a través de sus cualidades más significativas como sentimiento y emoción, reflejan continuamente la injerencia de ese mundo o "conjunto de cualidades" situadas fuera del plano de la realidad.

Deberíamos separar lo que existe de lo que es real. El concepto de lo real es algo apriorístico para nuestra mente; es algo, según Zubiri, que se nos ha dado de antemano a nuestra mente. Lo que existe, a veces, no es real. Una idea existe, pero no tiene por qué ser real. De igual forma, ese "mundo de cualidades" existe pero no es real. Así que, de forma impropia como ya hemos advertido, podríamos decir que en el estímulo se produce la "captación" o "recepción" de parte de ese "mundo de cualidades" por el ser viviente. Y volvemos a reiterar que esta "captación" sólo se entiende en el sentido anteriormente apuntado. La creciente complejidad de los seres vivientes les va capacitando para la "captación" de unas emociones y sentimientos desconocidos para los niveles inferiores: es otra forma de expresar la ley de la complejidad-conciencia apuntada por Teilhard.

Desconocemos los "niveles" de la citadad ley; sólo los más evidentes se nos hacen presentes, como el que supone la captación de la realidad por parte del hombre (la intelección sentiente de Zubiri)), y la aparición de la subsiguiente conciencia con los sentimientos de eternidad e infinitud que la adornan.

La vida, tal como la conocemos, refleja que toda función "superior" no sólo ha sido reclamada por la "inferior", sino que está sustentada por ella, justo por aquello mismo que en esta función inferior (y por ser ella lo que es) exige la función superior (lo que llama Zubiri "subtensión dinámica" de unas funciones por otras).

Si la relación entre funciones inferiores y superiores en el organismo vivo es tal "subtensión dinámica", tales funciones inferiores y superiores no pueden existir independientes, es decir, una sin la otra. De ello se deduce que a toda función superior le son completamente imprescindibles las funciones inferiores; los niveles superiores necesitan de los inferiores, y estos últimos están "reclamando" a los primeros. La vida es "una" desde los niveles inferiores a los superiores.

Teológicamente entrevemos que en la "noosfera" de Teilhard de Chardin, el nivel superior (más cercano al Ser Supremo) necesita de todos los niveles inmediatamente inferiores, que son los demás individuos como nosotros, y es más, también de los niveles inferiores al nuestro, cual son los animales, el manto vegetal y la misma materia.

El universo entero, pes, está dotado de una evidente unicidad; la criatura superior a la que, quizás, la evolución algún día de a luz, llamémosla Superhombre, Dios, Unidad Suprema, etc., necesita de todo el universo, a lo largo de todo "su" presente, del pasado transcurrido antes de Él, y del devenir que no esté aún configurado. Nosotros, como consecuencia de la "realidad" que conocemos, somos completamente necesarios para esa Criatura Superior, cuya aparición en este mundo "real" nuestro espíritu "reclama". Y recalcamos que todo esto no sucede en un mundo imaginario creación de nuestra mente. El universo es real, está dotado de "realidad", y en esta realidad este Ser Supremo debe aparecer, de igual forma que nosotros somos reales. Hay una unicidad de todo el universo en la "realidad" que conocemos; hay una "subtensión dinámica" entre el Ser Supremo, nosotros y todos los niveles inferiores a nosotros como son los demás animales, el mundo vegetal y la propia materia."

viernes, enero 12, 2007

Palabras de mi jardín (XI)

La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):


Protegí contra el viento la lámpara cubriéndola con mi manto, pero la llama se apagó. Estreché la flor contra mi pecho, deseoso de amor, y la ajé sin querer. Estanqué el agua para que sólo fuese para mí y se me secó la fuente. Quise tocar una nota que mi arpa no alcanzaba y se me rompió la cuerda.


"El amor no es egoísta:¡Debe ser compartido!"

El jardín (AAS):


Amor,¡cómo quise poseerte!... ¡cómo fluye tu cuerpo entre mis manos!... Mi vasija no puede contenerte... Mas, sí llenas los vasos que te ofrecen, sí extiendes tu fluido inextinguible, más y más abundante en el despliegue de tu inmenso manto... ¿Qué misterio encierras en tu fondo que conozco a las criaturas a las que impregnas, y me empujas a la entraña de sus seres?...

lunes, enero 08, 2007

Cap.2. El Fenómeno vital. Apartado III. La polémica del gen egoísta (3ª parte). (Del libro "El parto de Dios").

LA POLÉMICA DEL GEN EGOÍSTA.

"Hubo un tiempo en que la ciencia era el signo de la modernidad, del progresismo; era un renacimiento de la antigua y adelantada sabiduría de tiempos pasados, apagada por el oscurantismo de la Edad Media. Hoy en día, aunque no pueda hablarse en justicia de toda la ciencia, sí hay en ella una tendencia general (al menos en lo más visible) conservadora, dogmática, indiferente, y a veces casi opuesta, a los aires renovadores que, por contra, casi corren paralelos e impregnan a la antigua magia cuasireligiosa de nuestros más vetustos ancestros. Es cierto que no hay peor ciencia que una ciencia contaminada del subjetivismo que se antepone a los hechos objetivos. La seriedad ante este peligro se entiende y hasta aquí es comprensible, pero ¿realmente los continuos rechazos a los nuevos aires e ideas por parte de la ciencia oficial provienen en su totalidad de este planteamiento? ¿No es verdad que en muchísimas ocasiones dicho comportamiento se parece más a una forma de conservar un status o unos privilegios que, por ridículos, se parecerían más a los de los arcaicos "popes" de las antiguas religiones oficiales?

Si en algún ámbito puede seguir teniendo, todavía, un verdadero valor la filosofía es en el que estamos abordando. Ya que la ciencia no quiere descender a las cuestiones esenciales tan importantes para nuestras personas, tan sustanciales para sus espíritus, en resumen, tan fundamentales para su "estar en la vida", tendremos que volver a acudir a nuestra original filosofía, aquella ciencia de la sabiduría, madre de la ciencia actual. Estas disquisiciones que quisieran ser profundamente científicas, necesariamente han de ser estrictamente filosóficas. Nuestras referencias obligatoriamente han de pasearse por los más eminentes filósofos, y de ellos deben beber nuestras fuentes. Así que éste no es un libro científico, es un libro filosófico, es un libro de "sabiduría científica"... No nos preocupemos más de estas cuestiones, ya que en el fondo da igual, cuando lo que se busca y se pretende desvelar es la simple realidad, la verdad. ¡Dejemos para los críticos la ubicación de esa verdad!

Estamos con Zubiri en que el "faro" de todo es la realidad; otras elucubraciones o construcciones mentales pueden estar dotadas de una cierta belleza, pero son como en física cuántica, posibilidades que se decantan o desvanecen ante el hecho, el suceso, el acontecimiento, en suma, ante lo "real".

La realidad, pues, igual que para Zubiri, es nuestra guía. Y la realidad nos enseña que en el universo existe la materia de que nos habla la física, la vida que nos enseña la biología, la evolución darwiniana, la "mental", evidente por sí misma y de la cual somos privilegiados testigos. Cada una de ellas (materia, vida, mente) posee cualidades irreductibles: la mente presupone la vida, y la vida presupone la materia. Pero vida es "algo más que materia", o si queremos, la vida es una cualidad de la materia que se presenta cuando esta última posee cierta distribución u organización. También mente es "algo" más que materia, si queremos, de igual forma, es una cualidad de la vida que precisa de una cierta "complejidad". Y ninguna de las tres puede reducirse a cualesquiera de las otras dos, pues, sí son esencialmente distintas.

Materia, vida, mente son estrictamente la realidad, no una elucubración teórica. Esta realidad presupone la realidad de lo que hace posible la materia, la vida y la mente. Luego es real el átomo, las moléculas, los "instintos" (no queremos aquí tomar partido por ninguna teoría acerca de lo que significa el instinto, simplemente se toma éste en el sentido más amplio o más general) que definen la vida, la "esencia básica" (quizás sentimientos, emociones, intelección, etc.) de lo que constituye la mente.

Es real la emoción que preside cualquier instante de nuestra vida: al admirar la belleza, en la recepción de un color, en el acto de la intelección, etc. Y estas emociones son muy diversas. Cada criatura del "árbol filogenético" posee las suyas, estrechamente relacionadas con las "sensibilidades" de que está dotado cada organismo, el cual está construido a partir de las instrucciones escritas en su código genético. El gen que configura el organismo es en último lugar el responsable de las distintas sensibilidades que hacen posible el abanico de sentimientos de que es capaz cada criatura. El código genético de cada criatura viva "hace posible", pues, la "recepción" de un conjunto de sentimientos o emociones por parte de ésta. Cuando hablamos de "recepción" no queremos presuponer, sin más, la existencia de "ciertas cosas" fuera del propio ser del individuo que son recogidas por éste en lo que llamamos la emoción o el sentimiento. Aquí, también, nos parece plausible la concepción del estímulo zubiriano, en cuanto a la "realidad" del estímulo en sí, compuesto necesario e inseparable del dualismo: causa física (radiación, etc.) y órgano receptor del mismo. Ahora bien, sí podemos decir, sin presuponer nada y sin ir más allá de lo que estamos diciendo, que la estructura organizativa del organismo es la condición necesaria para que el sentimiento y la emoción tengan lugar, se produzcan, es decir, se hagan reales; en otras palabras, esta especial organización, transcripción del código genético, hace posible que la emoción y el sentimiento pueda existir en el universo, de forma concreta, en el concepto zubiriano del "de suyo" de cada criatura."

martes, enero 02, 2007

Cap.III. La polémica del gen egoísta (II). De la obra "El parto de Dios".

La polémica del gen egoísta (II).

"De inmediato podría hacérsenos una objeción. La "expansión" de la esencia del gen en el tiempo y el espacio, siendo este último como es un simple código, todo lo elaborado que queramos, y cuya base es la identidad del ser en cada una de sus duplicidades citadas, recuerda fuertemente a las simples moléculas y átomos cuya identidad, si cabe, es más palpable. ¿Es que la "esencia" del átomo de cualquier elemento está "expandida" de igual forma en el espacio y el tiempo? Tengamos en cuenta que el átomo desde su génesis prácticamente va a durar una eternidad, para ser exactos hasta la desintegración del cosmos en energía (salvando, claro está, los elementos radioactivos). Pues bien, la objeción es tremendamente fuerte y muy evidente. El problema no puede soslayarse por mediación de explicaciones más o menos artificiossas, pues entramos de lleno en el quid de la cuestión. A grandes problemas, grandes soluciones, mejor, una solución drástica, definitiva, nunca buscada por lo que significa... Y es que, no queda más remedio que reconocer, rotundamente, que la simple materia, aún en sus más bajos niveles de organización, "palpita", puesto que su esencia es ya el germen de la vida futura. La esencia de la misma materia contiene, al igual que el gen, una "memoria" de todos los acontecimientos en los que interviene a lo largo de todo lo ancho del espacio y el tiempo del cosmos, mejor, a lo largo de su presencia en el cosmos, esté definida en el mismo cualquier dimensión, cuestión esta última en la que no queremos entrar.

La materia rezuma vida, rezuma voluntad (la voluntad de Schopenhauer); posee en sí misma toda la potencia necesaria para que por su intermediación las criaturas sientan todas las emociones y sensaciones presentes en la naturaleza. (Para Nietzsche la "voluntad" presenta en el hombre características distintas a las apuntadas por Schopenhauer).

La materia, el gen, posibilita en general una cierta configuración de las criaturas, de la materia viva y a cada configuración corresponde la capacidad de recepcionar las mil y una sensaciones posibles de la naturaleza. La "esencia" del átomo, por ejemplo, "para sí" quizás sólo puede sentir su existencia, su "voluntad" de conservación, pero, su "actuación", al formar parte de un gen, que a su vez configura la constitución de un organismo, posibilita a l final, en este último, la recepción por el mismo de unas precisas sensibilidades o emociones. La existencia de un gen no es eterna, por eso su "memoria", que implementa a su esencia, no puede tener constancia de acontecimientos que van más allá en el tiempo. Si embargo, el átomo que forme parte posteriormente de otro gen, en su esencia sí puede tener "reflejados" acontecimientos de un futuro más lejano, tanto como el final de nuestro universo, por ello, la "influencia" de este átomo en el momento presente podría posibilitar la recepción de "algo" perteneciente al mismo final del universo todo. ¿Qué estamos diciendo?... Pues, suponiendo la evolución como una línea ascendente de complejidad de la vida, podemos intuir el final de esta cadena, es decir, el cenit, por la observación "si estamos capacitados para ello", de la misma materia. El sentimiento general en todas las civilizaciones de un ser supremo, unitario, todopoderoso ha podido ser intuido desde muy antiguo, simplemente observando las cualidades positivas que observamos en el cosmos, en la simple materia, en la simple realidad. Por cierto, en este punto es conveniente manifestar que nos adherimos a la doctrina "materialista" del filósofo español Xavier Zubiri (verdaderamente una materia con características totalmente espirituales, a su pesar), que esencialmente niega la existencia de algo fuera de la estricta realidad, de la materia que nos rodea que guarda en sí no sólo la simple materia estudiada por la Física, sino la vida, la complejidad organizada sentiente, el "de suyo" de Zubiri.

Las críticas de este pensador a la Ciencia, en cuanto al rechazo o menosprecio de esta última del subjetivismo, están más que fundadas, pues ¿qué es esencialmente o qué explicación tiene el sentimiento que aparece en los seres vivos ante el estímulo que representa un simple color o una melodía?... Obviamente son temas que para la ciencia oficial no tienen entidad, o están fuera de su objeto. Si esto es así, esta ciencia necesita de una urgente renovación, la que está demandando una sociedad que desea que "su" ciencia siga dándole soluciones a los problemas o inquietudes que le preocupan."

jueves, diciembre 28, 2006

Palabras de mi jardín (X)

La semilla ("El Jardinero" -Tagore-):

Belleza, entre el fragor del mar de la vida alzas estática y callada tu piedra solitaria. El tiempo enloquecido te ruega postrado ante ti: "¡Háblame, amor mío, dime algo!"
Pero tu frialdad tan despiadada mantiene prisionera la voz en tus labios, ¡oh belleza incambiante!



"La belleza atributo de Dios"

El jardín (AAS):

¡Tiempo que alimentas nuestras venas, reviviendo primaveras y agostando nuestras mieses!... ¡cuántas veces acurrucas la belleza entre tus ondas! y... ¡cuántas te abandona!... ¡Oh belleza, compañera de mis mejores momentos, quédate conmigo!... ¡tal vez esperes mi llegada al mundo eterno de tu dueño!

sábado, diciembre 23, 2006

Una gata en peligro.




¡A que se cae!...


¿A dónde vas Chuli?
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Cap.2. El fenómeno vital. LA POLÉMICA DEL GEN EGOÍSTA I( De la obra "El parto de Dios")

LA POLÉMICA DEL GEN EGOÍSTA (1ª parte)

"El gen egoísta (un "sujeto" pasivo), ¿cómo puede imponer su dominio sobre las individualidades?

Se adivina que el "modo" de la imposición del gen ha de ser a través de las "tendencias" o "instintos" que impone a la criatura. Entonces, existirían en el organismo instintos que no favorezcan al individuo, es más, a veces estarán en su contra si su prioridad es la especie, implementada en el gen correspondiente. Estos genes, seguramente, han sido seleccionados y conservados en la carga genética del individuo como resultado de la evolución. Como los instintos no son "absolutos" en cuanto a la conducta, al coexistir varios a la vez, es la criatura la que va decantándose por unos u otros en cada circunstancia de su curriculum. El instinto, pues, no se impone, "inclina" valiéndose de recompensas o satisfacciones. El actuar a favor del instinto produce en el individuo una sensación placentera; lo contrario acarrea desagrado. Las pautas de sensaciones agradables o desagradables (llamémoslas positivas o negativas) pivotan, pues, alrededor de un gen o grupo de genes. Este tipo de sensaciones calificadas genéricamente de positivas o negativas, pueden ser sumamente variables, y forman el conjunto de emociones que es capaz de sentir cada criatura. Por consiguiente, el gen produce la impronta, o la capacidad en el ser vivo de poder sentir la correspondiente emoción.

El gen como estructura pose una "esencia" (al estilo definido por el filósofo español Zubiri) inmutable a lo largo de su existencia.

En el ejemplo ilustrativo de la filogenia del ojo de un mamífero, dicho órgano es el resultado de la colaboración de un grupo de genes, no de uno solo, por otra parte, algo bastante frecuente en la gestación de cualquier otro órgano. Esta colaboración produce un beneficio mutuo para todos, por lo que, en realidad se asemeja a una relación simbiótica. Un gen individual de los que pertenecen a esa "simbiosis", en tiempos anteriores a esta relación, llevará "marcado" en su "esencia" el fruto de la misma, ese "aparente" futuro simbiótico (futuro para la criatura que porta el gen, no para dicho gen). Entonces, la "impronta" de esa relación favorable al gen (repetimos, a nuestros ojos perteneciente al futuro) quedará fijada en la criatura actual. En otras palabras, la criatura se verá inclinada instintivamente a tender en sus acciones a favorecer todo aquello que, sin percatarse, le acerca a la filogénesis de ese órgano complejo moldeado por los genes simbióticos. Nuestro aparente futuro no lo es tal para el gen. Esto es así, porque la duplicación del gen en la reproducción origina genes en todo idénticos, idénticos en el presente pero, también, idénticos sucesivamente a lo largo del tiempo, hasta que cambie por alguna mutación o fenezca por la muerte de las criaturas que lo portan; ello equivale a la ampliación o expansión del gen a lo ancho del espacio (número de genes idénticos existentes en cada instante) y del tiempo (número de genes descendientes idénticos desde la aparición del gen a su desaparición). Esta ampliación del gen en el espacio y en el tiempo se comporta como un solo organismo, pues posee una sola "esencia"; las múltiples interrelaciones de este "ente" con el entorno (en sentido amplio) marcarán una "cierta memoria" en su propia "esencia". La clase de "impronta" que produce el gen en cada criatura que lo porta en el "marcaje" del instinto, debe tener que ver con la "esencia" del gen, por eso "la memoria" que guarda el gen de la relación simbiótica debería traducirse en una cierta influencia, un cierto instinto o tendencia sobre la criatura portante. Para el gen es su realidad "presente", su "ahora" en su "ente" expandido a lo largo de un cierto espacio y tiempo que indica su presencia en el mundo. En nosotros, en las criaturas, presenta la apariencia de una anticipación del Futuro, de una inexplicable influencia del Futuro sobre el Presente.

El resultado de todo ésto es la aceleración de la evolución, es decir, la habilitación de cambios evolutivos que requerirían para su producción de períodos muchísimo más largos, lo que ha hecho posible la vida tal como la conocemos."

miércoles, diciembre 20, 2006

Palabras de mi jardín (IX)

La semilla ("El jardinero" de Tagore):

Yo era una más, y mi vida se me escapaba con la oscura labor de cada día. ¿Por qué me elegiste entre todas, por qué me hiciste salir del confortable aposento donde transcurría mi vida cotidiana?
El amor que no se ha confesado es algo sagrado y resplandece como la joya en la penumbra del corazón escondido. Pero cuando se le saca a la claridad del día el muy impertinente resulta desgraciadamente negro. ¿Por qué rompiste, entonces, el velo de mi corazón? ¿Por qué sacaste a la luz del sol mi tembloroso amor y rompiste para siempre su umbrío cobijo?
Mis compañeras continúan igual. Nadie se ha asomado a sus almas, y hasta ellas desconocen sus secretos. Se ríen, lloran, hablan y se afanan, descuidadas y superficiales; van directamente al templo, preparan sus lámparas y acarrean agua del riachuelo.

Tenía la esperanza de que mi amor, sacado de su cobijo, no iba a temblar de vergüenza; pero tú me has mirado. Has emprendido tu camino, pero no me has dejado continuar por el mío. ¡Y me dejas desnuda frente al mundo, que con los ojos siempre abiertos me observan noche y día!



"Un alma tocada por el Amor"


El jardín (AAS):

¿Me preguntas qué es amor?... ¿Y a mí me lo preguntas?... Interroga a él directamente la razón de mis cimientos removidos, la inquietud de mi alma desvalida sin rumbo, sólo en pos de su esbelta estela indefinida... ¡Pregunta sí, pero cuídate de sus ardientes y peligrosos rayos!

jueves, diciembre 14, 2006

Cosmogonía III. (De la obra "El parto de Dios")

"Para Jung la realidad tranpsíquica es el fundamento inmediato de la psique. Los acontecimientos sincrónicos que no pueden ser insertados legítimamente en nuestras categorías explicativas de la casualidad, del espacio-tiempo, deben ser interpretadas según las categorías próximas a las de la psique cuántica y en función del afloramiento de un arquetipo determinado en cierta situación particular. Por cierto, la mayor parte de los acontecimientos sincrónicos surgen en la vida real en situaciones de alerta o angustia. Por eso Jung considera los arquetipos como figuras psicoides, a la vez materiales y espirituales, la unidad de lo que llamamos la materia y el espíritu, la fuente imperceptible común de ellos y que sólo se revela en circunstancias extraordinarias, es decir, en situaciones más allá de nuestras categorías causales espaciotemporales.

Entonces, bajo esta perspectiva, el inconsciente no sólo es el residuo de pensamientos y sentimientos rechazados de la vigilia, sino también la matriz de posibilidades por venir, la conexión del hombre con el universo, el árbol filogenético del cual la consciencia no es más que un retoño tardío.

La conciencia es una pequeña isla en el mar del inconsciente. El inconsciente personal no es más que una delgada capa que separa el inconsciente colectivo de dicha conciencia. El Yo es el sujeto de esa conciencia.

Como dijimos, el inconsciente colectivo es "una fuerte masa espiritual hereditaria del desarrollo humano que renace en cada estructura individual". Son las formas primitivas intemporales las que actúan y que son propias de cada uno. Por ello son tan parecidos los símbolos y los mitos de todos los pueblos, conservándose en la psique, no sólo el desarrollo común de toda la estirpe humana, sino también nuestro pasado animal.

Para Jung, la base del inconsciente colectivo es totalmente irracional y no puede ser comprendida por el Yo, como "fondo insondable" de todo lo producido, y de donde antaño salieron las psiques individuales que han conducido a la realidad actual de nuestro mundo.

La realidad del sueño integra un aspecto colectivo, por eso existe un escalón "subjetivo" (relacionado con la situación interior del soñador) y otro "objetivo" (en conexión con la situación concreta exterior). Los sueños se hallan unidos entre sí bajo "el manto de la conciencia", derivando unos de otros, pero sin tener entre sí conexión lógica.

La relación entre los arquetipos y la vida individual se asemeja a la que existe entre el tema y sus variaciones. Hay tantas variaciones como individuos por la inagotable diversidad de la vida.

Para Jung el alma individual es el "sí", rodeado del mundo exterior que representa la conciencia, y el mundo exterior del inconsciente colectivo. (La zona límite es el inconsciente personal). La clave superior del Sí, absorbente del mundo exterior, es el "Yo", y frente al Yo se encuentra la "sombra". Lo mismo que el Yo es la salida al mundo concreto, la sombra es la entrada al mundo de la profundidad. La sombra es el lado sombrío de nuestro Yo, al que se desprecia y niega por diversas razones culturales o morales; realmente es primitiva o inadaptada. Se tiende a transferir a los demás estos aspectos sombríos de nuestra personalidad; su conocimiento ayuda a aceptarla como una parte de nosotros mismos, eliminándose aquella actitud negativa pertubadora.

Ahora bien, el Sí no puede definirse con exactitud, siendo como es la vivencia más profunda y subjetiva de la propia unidad de la cual sólo conocemos su capa exterior, el Yo.

En palabras de Jung: "Desde el punto de vista intelectual, el Sí no es más que un concepto psicológico, una construcción que debe expresar una esencia que no percibimos, que no podemos concebir como tal, porque sobrepasa nuestro poder de comprensión... El Sí es la expresión más absoluta de esta combinación del destino llamada individuo..., no podemos decir nada de los contenidos del Sí... El Yo es el único contenido que conocemos del Sí..., nos es extraño y no obstante muy próximo; es, en realidad, nosotros mismos, y, sin embargo, no nos es perceptible... Los principios de nuestra vida psíquica parecen provenir de este punto, y todos nuestros objetivos más elevados y últimos parecen converger en él. Esta paradoja es inevitable cuando intentamos definir alguna cosa que se encuentra más allá de nuestra comprensión..."

Y volvamos a nuestras visiones cosmológicas. Platón en el Timeo nos dice que el conjunto del cosmos, vistos su orden y su armonía, debe poseer una inteligencia y ser una "verdadera criatura viva, con alma y razón". El cosmos que aparece en Timeo es obra de un creador, pero en otros mitos el creador se disuelve en su propia creación, generalmente por medio de la muerte o de la inmolación.

En la cosmología hindú, Purusha, el Hombre Primordial, es descuartizado, y de sus partes es creado el universo.

El ciclo de transmutación no sólo trasciende los géneros de los seres vivos sino que puede participar en el proceso mismo de la creación: al sacrificarse, el creador se dispersa o difunde por toda la creación, aunque pueda resucitar continuamente. La paradoja de que el creador está presente gracias a su muerte es paralela a la idea de que la muerte del hombre forma parte de un ciclo de duración mayor a la propia vida.

La contrapartida de la vida, el precio a pagar a cambio de su cambiante naturaleza, es la muerte; todo lo creado que se desarrolla por transmutación, debe también seguir la parte descendiente del ciclo, es decir, la decadencia y la muerte. La muerte es el reverso del instinto de conservación animal, como la causa oculta del mundo creado. En el Brihandaranyaka Upanishad figura: "...en el principio no existía nada. Todo estaba envuelto en Mrtyn (la Muerte), en el apetito, pues el apetito es la Muerte... Pensó entonces Mrtyn "si yo pudiera tener identidad..." y comenzó a moverse en tanto recitaba las plegarias. Y al recitarlas se formaron las aguas".

Algunos mitos distinguen entre un tiempo concreto, referido al mundo, y otro universal, referido al cosmos; este último es parecido al que rige la sucesión de las eras del mundo, llamadas kalpas en la mitología hindú. La idea de que el tiempo es el árbitro definitivo entre los principios opuestos origen del cosmos, fue expresada ya por el filósofo Anaximandro: "El origen de todo lo que existe es el infinito, y así como todo lo que es hubo de empezar a ser, así dejará de ser cuando llegue su momento, y cada cual pagará sus desviaciones según los arbitrios del tiempo".

En algunas cosmologías, la creación se identifica de forma tan estrecha con la fuente divina de la misma, que el mundo se representa como el cuerpo de Dios; es la visión impresionante de Krisna ante la petición de Arjuna (Bhagavad Gita)."

sábado, diciembre 09, 2006

Palabras de mi jardín (VIII)

La semilla (Tagore, "El jardinero"):

Serénate, alma mía, que el momento de la partida no sea doloroso. Que esto no se parezca a la muerte, que sea un complementarse. Consérvese el amor con el recuerdo y las canciones se lleven el dolor. Que este volar por los cielos una al fin sus alas en el nido. Que la última caricia de tus manos sea suave, como una flor nocturna...
Belleza que te marchas, párate un instante, y di callada tus palabras postreras, que yo me inclino ante ti y enciendo mi lámpara para que veas bien tu camino.



"La partida del alma serena"


El jardín (AAS):

¿Por qué no vives, alma mía, tal cual, el instante supremo de la partida?...
¡Alégrate, oh alma, es el momento de partir!... Ante ti se abre tu verdadero horizonte, el remanso en que descansarás y que te hará inmortal, una y suprema, por encima de todo tiempo y espacio que existe, que te hará conocer a fondo el Amor que tanto anhelas...
¡Alégrate, oh alma, hoy vives el momento de partir!

viernes, diciembre 01, 2006

COSMOGONÍA (2ª parte), de la obra "El parto de Dios"

El origen es el fundamento de las cosas, y a partir de él se desarrolla la existencia de las mismas. Según el pensamiento órfico y pitagórico el principio que "anima" el cosmos es diferente de las causas que lo "mueven". Y entre ambos el número, como punto de encuentro entre lo infinito y lo finito.

Lo que hay o hubo antes del inicio de la creación sólo puede describirse a partir de los resultados del proceso inicial de la creación, resultados simbólicos, sólo accesibles gracias al mito.

La palabra "mito" tiene una raíz etimológica que significa "expresión". En cierto sentido las ciencias son equivalentes a los mitos y no sólo funcionalmente sino en determinadas y concretas expresiones. Por ejemplo, la ecología es el prototipo de ese concepto holístico de la ciencia, pues sabe reconocer esas metáforas inconscientes del saber, así como el carácter simbólico y simbiótico, al igual que los mitos, de nuestra morada terrenal.

La ecología es una conjugación de distintas disciplinas científicas que se basan en la idea de la naturaleza como un todo, como si la Tierra y todas sus formas vivas constituyeran un sólo organismo, un mismo cuerpo con un mismo hálito vital. Las manos, los pies, el iris reflejan o son como un mapa de todo el cuerpo humano; de igual forma, el hombre mismo es una versión microscópica del universo: pertenece al mundo, pero también el mundo parece reflejado en él. "El mundo es el Macroantropos", escribió el poeta romántico Novalis.

Existe un cierto paralelismo entre la creación del cosmos y el proceso de gestación de un individuo. Si se considera la creación como un proceso continuo y no como un hecho instantáneo y definitivo, aparecen más patentes las correspondencias entre microcosmos y macrocosmos, entre lo visible y lo invisible, pues el modelo original determina a todas las criaturas, entre ellas al hombre.

El "estar-en-el-mundo" es un proceso continuo de recreación, es una manifestación de la "imaginación primigenia" que, para Coleridge, es la fuerza viva y primer agente de toda percepción humana, en sus palabras: "repetición en la mente finita del acto creador permanentemente en el infinito YO SOY". El ser humano no recibe el mundo con pasividad sino que lo ve con nuevos ojos de forma activa. Martin Ruber relata así el nacimiento de un niño: "Ha emergido de la cálida oscuridad del caos para sumergirse en la fría luz de la creación, aunque no la posee; antes debe hacer que se manifieste, convertirla en realidad, encontrar su propio mundo tocándolo, viéndolo, oyéndolo, formándolo".

El proceso de "individualización", como desarrollo de la personalidad, es explicado por los discípulos de Jung en términos cósmicos: las separaciones entre el consciente y el inconsciente, entre el "ego" y el "no-ego", son el reflejo psíquico de otras escenas del cosmos, como la separación de la luz y las tinieblas, o del cielo y la tierra.

Jung, estrecho colaborador del padre del Psicoanálisis, Freud, es el gran desvelador de los mitos, el creador del "inconsciente colectivo". Desde este enfoque, los mitos, al igual que los sueños, son producto de las fuerzas del inconsciente, superadoras de las barreras de la conciencia individual. Los "arquetipos" de Jung son estructuras formativas universales que ofrecen al consciente imágenes que facilitan claves para interpretar los mitos. Arquetipo quiere decir modelo original. Para Jung, el arquetipo es como el precipitado de millones de experiencias inmemoriables, o el término medio de todos los comportamientos. Se trata de una forma de vida, de posibilidad de preformación, forma de representación dada a priori. Al ser vida y no instinto, su existencia no puede ser probada en tanto su manifestación no sea concreta. Pero por otra parte, Jung considera al arquetipo de "naturaleza" instintual, declarándolo psicoide; así que el arquetipo no sería sólo psicológico sino que podría revelar otras formas de existencia "espirituales", infiriendo hasta en las estructuras de la materia inorgánica.

Las imágenes arquetípicas como aparecen en sueños, visiones, alucinaciones, mitos, religiones, no son las únicas que forman este material, pues, las mismas concepciones científicas y filosóficas, los conceptos de espacio, tiempo, materia, los mismos números y axiomas matemáticos forman parte de ello. Los acontecimientos "sincronísticos", en opinión de Jung, testimonian de ello de forma a veces turbadora. Allí donde la aparición de una imagen provoca el escalofrío, el temor y el temblor se presenta un símbolo, un reflejo arquetípico.

Para Jung el inconsciente está constituido por los contenidos reprimidos del individuo, por la suma de todos los rechazamientos de la especie y, también, por la suma de sus deseos no realizados, de sus virtualidades tampoco realizadas y de sus esquemas formativos, por ello expandió la libido con su "Energética psíquica".

El símbolo es para Jung el motor psíquico de una transformación de la energía en proceso civilizador. En su opinión, toda inmersión en lo colectivo, en el inconsciente, descarga al individuo de sus conflictos, poniéndole en comunicación benéfica con los demás, por eso el hecho de pertenecer a cualquier religión es una especie de "higiene mental".

Entre los signos religiosos estudiados por Jung, al círculo le ha dado una importancia singular. En Occidente, los rosetones de las catedrales, en Oriente, las mandalas son ejemplos expresivos de ello.

Jung considera el mito de Cristo como un arquetipo que contiene una muerte y una resurrección que, por otra parte, se repite a lo largo y ancho del mundo.

Jung consagra al arquetipo pez también un valor singular, pues, al ser un animal marino, no sale nunca del mar, es decir, del inconsciente. Los que siguen a Cristo son almas de naturaleza inconsciente, según Jung, que tienen necesidad de la "cura de almas".

El cristianismo, desde esta óptica, es la expresión y fórmula de un estado psíquico que predominó al principio de nuestra era. En otras épocas existen otros estados psíquicos; precisamente en nuestro tiempo se sale de la era zodiacal de Piscis para entrar en la de Acuario.

La coincidencia entre la aparición de Cristo y el comienzo de la era de Piscis, que siguió a la de la aparición de Hammurabi como soberano de la era de Aries, sugirió a Jung estudiar el conjunto de las "coincidencias sensatas". El resultado supuso la elaboración de su teoría de la sincronicidad, elaborada con la estimable colaboración del físico Pauli.

jueves, noviembre 30, 2006

EL CIERRE DEL CÍRCULO


Imagen de fondo de la portada de la obra del autor "El cierre del círculo". (http://books.lulu.com/content/546690)

LIBROS DEL AUTOR

He cometido la inmodestia de incluir en este Blog todos los E-booK que se han publicado de mi autoría en la editorial Lulu. Entre ellos veréis un tratado de Cosmología, "Nuestro universo", y una variedad de ensayos que van desde la auto superación,"Superego", hasta la teología, "Nada y Dios", o el ser y la vida: "El ser y la vida" y "El cierre del círculo". Espero que os gusten.

jueves, noviembre 23, 2006

Cap.1. COSMOGONÍA (1ª parte) -De la obra "El parto de Dios"

1. COSMOGONÍA (1ª parte)

El "algo" primigenio, el vacío, la ausencia, la nada. En palabras grabadas en la pirámide: "Cuando el Cielo no había nacido, cuando la Tierra no había nacido, cuando los hombres no habían nacido..." Cuanto mayor y más abrumadora es esa "nada", más potente y extremo es el acto de creación.

El origen de la creación aparece en un punto de contacto entre lo finito y lo infinito: el mismo caos.

En el caos todo existe pero sin diferenciar, pura energía distribuida de manera uniforme. El mundo, sin embargo, es antientrópico, una oposición continua al caos. En palabras del rabino Bunam: "El universo siempre está inconcluso, tal y como empezó... necesita que las fuerzas creativas lo renueven sin cesar: si acaso éstas dejaran de actuar un solo segundo, el mundo volvería a su caos original".

La creación equivale a la anulación de ese caos. Los gnósticos consideran la creación como la ruptura de la unidad primigenia (el pleroma), fractura consecuencia del deseo perturbador. Y es que, gracias a un acto de voluntad que demuestra autoridad, la totalidad primigenia produce el espacio, el tiempo y la materia, cualidades características de la naturaleza de los seres creados.

El todo primigenio anterior a la escisión equivale a la concepción de un "tiempo anterior al tiempo", el cosmos referido constituido por una única y estable concentración energética.

La fuerza motriz de la creación es diferenciación, es la energía que proviene de la tensión entre los contrarios.

En el Nihongi japonés se dice: "En el principio, cielo y tierra no estaban separados, y el In y el Yo (el yin y el yang) no estaban divididos. Formaban una masa caótica semejante a un huevo, de límites imprecisos, repleta de gérmenes. La parte más pura y ligera se desgajó para dar al cielo, mientras que la parte más pesada y densa se depositaba formando la tierra".

En la creación definir algo es relacionarlo con su opuesto, con su negativo; el desorden se opone al orden, la mutación a la repetición, etc. La dualidad, pues, parece ser un concepto esencial.

Sin cambios, aunque sean extremadamente pequeños, no podríamos percibir la existencia de nada: la permanencia en la existencia es debida a las diferencias que se producen constantemente. La fuerza motriz es aquella diferenciación creativa proveniente del impulso original de la oposición entre algo y la nada.

El cristianismo místico de Jacob Boehme (1575-1624), se basa en la relación recíproca entre los contrarios: en su visión de Dios, las "tinieblas" poseen tanta importancia como la "luz". En el Ungrund primordial se contienen todas las posibilidades contradictorias: del interior de esta "eterna nada" surge una voluntad de existir, Dios tiene conciencia de sí mismo; su transmisión al Ungrund es el poder de automanifestación.

En la Aurora de Boehme se dice: "El Padre es el poder... y el Hijo es la luz y el esplendor del Padre, y el Espíritu Santo es la actividad o manifestación de los poderes del Padre y del Hijo, y todo lo que existe en este mundo son formas, estructuras e imágenes".

La conciliación de los contrarios es fundamental también en la cosmogonía hermética de Robert Fludd: forma y materia son los dos principios complementarios que intervienen en el proceso de la creación.

La creación no es únicamente cosmogónica sino también ontogénica: se refiere tanto al universo como a la aparición de todos los seres. El Génesis hebreo, el Enuma Elish babilónico, el Popol Vuh maya se ocupan de los aspectos cosmogónicos, pero también se interesan por el origen del ser, o sea del "como" al "por qué".

Palabras de mi jardín (VII)

La semilla ("El jardinero" -Tagore-):

Ese tesoro incontable no es tuyo, madre oscura, polvo resignado. Te afanas para dar de comer a tus hijos, pero no es suficiente con tu comida. Tu regalo de alegría nunca es perfecto. Das a tus hijos el juguete de la fragilidad... No puedes llenar nuestra insaciable esperanza... Pero no puedo abandonarte por eso.
No. Tu sonrisa, que el dolor oscurece, es muy grata a mis ojos. Tu amor es querido a mi alma. Nos has dado la vida, no la inmortalidad, y siempre andas con la mirada inquieta. Desde toda la eternidad has ido poniendo en tu cielo colores y canciones, pero eso es sólo una pobre esperanza, y sobre la belleza que has creado siempre flota la niebla de los llantos...
Ten, sin embargo, mis cantos para tu alma callada, mi amor para tu amor. Te agotaré con mi labor, pues he visto tu rostro amable, y te quiero, ¡triste polvo, madre tierra!


"Elegía a la materia"

El jardín (AAS):

¡Cuál será el misterio de la materia tan denostada!...
¿No reconocéis en vuestra sangre su pálpito? ¿No sentís ese amor por la madre a la que todo debéis?
Ella os dio todo su ser y como tal os hizo perecederos, temporales, indefinidos (ser o nada)... , pero metió en vosotros lo más importantes que tenéis: ¡la vida! Y hasta la belleza os hizo sentir... Madre, compañera de viaje, ¡acompañadnos, también, en nuestro destino!

miércoles, noviembre 22, 2006

Naturaleza virgen.


El río Arnoya a su paso por Allariz y Vilavidal (Ourense). Posted by Picasa

sábado, noviembre 18, 2006

NUESTRO UNIVERSO


"Nuestra teoría, así como muchas de las que se proponen hoy día, arranca de la idea de que lo macroscópico (el universo actual) y lo microscópico (el inicio del big bang, por ejemplo) se hallan íntimamente entrelazados. No hay ninguna esperanza de comprender la materia solamente a partir de sus constituyentes parciales. Únicamente el sistema en conjunto da expresión concreta de toda la realidad. Lo grande y lo pequeño coexisten. Es más, la misma "mente" ocupa una posición central en la naturaleza, todo ello consecuencia de los postulados cuánticos, puesto que cada observación conlleva una transformación de la situación anterior, es decir, la realidad de cada partícula subatómica no puede aislarse del entorno. De otro modo, el factor cuántico obliga a considerar las partículas sólo en relación con el todo, y el mundo es un entretejido de relaciones, en las cuales el observador forma parte de ellas.

El todo sostiene a las partes, que a su vez constituyen dicho todo (una visión Zen del cosmos). Se necesita al universo antes de poder dotar de realidad concreta a los átomos que constituyen el universo. ¿Son primero los átomos o el universo?... Ninguno de los dos: Lo grande y lo pequeño, lo total y lo local, lo cósmico y lo atómico, todos se apoyan mutuamente pues son aspectos inseparables de la realidad. Existe una unidad en el universo: una unidad que proclama que sin todo no puede conseguirse nada.

Ni la materia, ni el espaciotiempo son rasgos incidentales de nuestro mundo; ambos proceden de las leyes físicas quienes, en el fondo, son las verdaderas responsables de la sorprendente ordenación del mundo."

(Fin del Capítulo IX de mi obra "Nuestro Universo", publicada en Biblopía: http://www.biblopia.com -Ir al vínculo inicial-)

Palabras de mi jardín (VI)

La semilla ("El jardinero" -Tagore-):

Era el mes de mayo. La luna amarillenta parecía eternizarse, y la tierra, reseca, se agrietaba de sed. Una voz me llamaba desde el río: "Ven, amor mío". Dejé mi libro y me asomé al balcón. En la orilla, un búfalo hembra, todo lleno de barro, miraba con pacíficos ojos a un chico que le llamaba desde el río con el agua a la rodilla.
Me eché a reír... Una brisa muy suave se metió por mi alma.


El jardín (AAS):

¿Quién te enseñó, pequeña criatura, el lenguaje del animal a quien quieres?...
¡Enséñame a mí a descifrarlo!
¿Quién te enseñó, pequeña criatura, el lenguaje del crío a quien quieres?...
¡Cómo podría yo descifrarlo!
¿No será, tal vez, del todo innecesario?... ¿No está escrito, de siempre, en la inescrutable profundidad de nuestros corazones?

viernes, noviembre 17, 2006

Tiempo de setas

En la vista composición (artificial, puesto que el terreno corresponde a las rusulas) de setas: rusulas, pie azul y boletus.

En el vínculo podemos informarnos de setas características de la Sierra de Guadarrama (Peguerinos). Posted by Picasa

lunes, noviembre 13, 2006

Mis dos pequeños

Dingo y MiKi: mis mascotas en su salsa. Posted by Picasa

domingo, noviembre 12, 2006

Introducción a la obra "El parto de Dios"

La presente obra actualiza a comienzos del siglo XXI la aventura del Espíritu, sin complejos ni tapujos.

La reciente historia del siglo XX con su continua lucha entre corrientes materialistas de diversa índole y las espiritualistas, una vez renacidas, son eso, historia. Por ello, no pretendo justificar, ni disfrazar la presencia evidente del Espíritu en toda nuestra vida, desde el nacimiento hasta la muerte. Su presencia es tan cotidiana, estamos tan inmersos en ella que muchas veces no somos capaces de reconocerla; es como si no quisiéramos encontrarnos de frente con Él, para que nuestros ojos no se crucen con los suyos. ¿Es una muestra de timidez o culpabilidad?

Nuestra propia vida no tendría el más mínimo significado, la más mínima explicación si, siendo totalmente honrados e íntegros, no reconociéramos su evidente presencia. En cualquier caso, la hipótesis de su presencia en la criatura viva es tan plausible como cualquier otra, como poco al mismo nivel que las tildadas pretenciosamente de científicas (no hace falta recordar las críticas, a veces, acérrimas, que han vertido sobre la Ciencia personalidades de su mismo ámbito).

Creo que no es momento de justificaciones, no es momento de sortear convenciones sociales inquisitorias; como acabo de decir, eso ya es historia. El nuevo siglo XXI va a ser moderno por lo menos en esto.

En la presente obra aparece el Espíritu en toda su plenitud. Las ideas de Platón, Schopenhauer, Bergson y el mismo Teilhard de Chardin son precursoras de cuanto se dice a continuación.

En mi obra anterior, "Ciencia, Filosofía, Religión. Una visión armónica", expuse las primeras versiones de la nueva teoría; su refinamiento posterior, singularmente en el plano metafísico, es el móvil de la aparición del presente ensayo.

La teoría presenta la novedad de considerar el acto de creación no limitado en el tiempo, pues es extensivo a todo el espacio temporal. Y esta creación presenta propiedades singulares, quizás difíciles de digerir en el sentido de que la necesaria libertad requiere el retorcimiento del tiempo, en el que el ciclo presente-pasado-futuro se cierra sobre sí mismo. Toda la creación, desde el origen hasta el final, es una totalidad indefectiblemente conectada o unida entre sí, en la que aún lo más insignificante, es absolutamente indispensable para su funcionamiento y su propia existencia; su falta equivaldría al desvanecimiento de todo el conjunto, la pérdida de su sustancia. Esta íntima unión explica el cierre del tiempo: la influencia no sólo de las criaturas del pasado sobre las del futuro, sino, ¡lo que es sorprendente!, la profunda influencia de las criaturas futuras sobre las del pasado. El cómo se produce ello (por supuesto, manteniendo la validez de la ley causa-efecto) tiene cabida respuesta en la teoría.

De todo ello se sigue la importancia de nuestra presencia en el universo (y de todas las demás criaturas vivientes) en orden a la aparición del Ser Supremo. ¡Somos tan importantes para Él como lo es Él para nosotros!

En esta visión el universo, campo de expresión del tiempo, representa el proceso total de creación, de todo, hasta el mismo Dios. El universo con su evolución representa el "parto de Dios".

La forma como se ha articulado el presente libro es eminentemente impulsiva, espontánea, y el mantenimiento de esta espontaneidad ha sido la guía que ha presidido su desarrolo.

En el primer capítulo se hace referencia a las cosmogonías tradicionales más reconocidas, muy resumidas en aras de la sencillez.

A continuación se entra de lleno en las tesis revolucionarias acerca del significado, origen y móvil de la vida, deteniéndonos y tomando partido en la reciente polémica del "gen egoísta".

Una vez establecidos los primeros trazos del meollo de la teoría, se vuelve a hacer un poco de historia de las ideas religiosas que han supuesto tradicionalmente el advenimiento del Espíritu.

El tema religioso nos lleva irremisiblemente al hecho de la muerte, lo que conduce a hacer, de igual modo con brevedad, un poco de historia sobre la mitología acerca de la misma. Se finaliza con un mensaje optimista en relación a su superación.

Por fin, en el último capítulo se aborda la teoría del Bien y del Mal de las religiones tradicionales, sustituyéndola por el Bien y el principio opuesto al que se llama el "dolor de parto".

El Ser Supremo, aparece con un doble aspecto: el del Absoluto, infinito de todos los infinitos, inmutable y fuera del tiempo; y el mitológico, que encierra el mito de la muerte-resurrección, el de la creación-destrucción, y que es el resultado de la transposición del Ser Supremo a las dimensiones finitas del hombre, de la materia, del mismo universo.

El resultado final supone las tres fases vivenciales del Ser: el primigenio, anterior al tiempo; el vital, dentro del tiempo; y el místico, formando parte del cuerpo místico de Dios, una vez superado el tiempo.

Por último se hace hincapié en el parelelismo que parece presentar la teoría con el pensamiento del filósofo Teilhard de Chardin. La mística que emana de la obra de este autor es aplicable a la teoría aquí expuesta.

Espero que la lectura del presente ensayo no deje indiferente los espíritus, haciendo renacer en nosotros ese gusanillo que llevamos dentro y que representa "la búsqueda" de esa "esencia" misteriosa de las cosas que no es más que el Espíritu que alienta y palpita en las mismas.
(Copyright 2002)

viernes, noviembre 10, 2006

El parto de Dios

Índice de la obra del autor "El parto de Dios" publicada en la publicación Foro Esencia (http://www.publimatic.com/foroesencia) desde el 20002-12-30 al 2003-03-09 (sección "Filosofía"):


INTRODUCCIÓN

1. COSMOGONÍA

2. EL FENÓMENO VITAL
I. La atención: su importancia en la ontogénesis
II. El impulsor de la vida: el "quantum" subjetivo
III.La polémica del gen egoísta

3. LA AVENTURA DEL ESPÍRITU

4. LA MUERTE Y SU SUPERACIÓN

5. METAFÍSICA DEL SER
I. Las tres fases vivenciales del ser
II. El ciclo de muerte y resurrección
III.El opuesto al Bien: el dolor de parto
IV. Los dos aspectos del Ser Supremo
V. A modo de resumen

6. TEILHARD Y LA MÍSTICA

Palabras de mi jardín (V)

La semilla ("El Jardinero" -Tagore-):

Una pareja de alfareros, hombre y mujer que un buen día llegó de occidente, trabaja la arcilla. La niña lava cacharros y sartenes en el agua del río. El niño, con la cabeza pelada, lleno de barro su cuerpecito moreno, la va siguiendo un rato y la espera con paciencia junto a la lona, como ella le ha encargado. Y la niña, que ayuda muy seriecita a su madre, regresa con un cántaro rebosante de agua en la cabeza, un caldero en una mano y a su hermano cogido de la otra.
Un día andaba el niño jugando totalmente desnudo. La niña fregaba una olla con arena muy concienzudamente. Un corderito miraba manso la corriente del río. De pronto, se acercó al niño, balando fuerte, y el crío, asustado, se puso a llorar. Soltó su hermana la olla y llegó corriendo. Y con el niño en un brazo y en el otro el corderito, repartía entre los dos sus caricias, uniendo con el lazo de su amor al hijo del animal y al hijo del hombre.


"Esa clase de relación entre animales y hombres"

El Jardín (AAS):

¡Hombre, mira ahí a tu semejante!... Ese animalillo tranquilo, plácido, tumbado ante ti; esos ojos buscando tu mirada y marcando su admiración... En su sosiego, ¡cómo entiende tu ánimo!... ¡Olvida tu ascendencia, mira sólo a tu alrededor, sumérjete en el conjunto!... ¿No percibes el cántico de tu "semejante"? ¿No sientes el latido de su pequeño corazón?... ¿No te es tan familiar como tus propias entrañas?... Él te da la preferencia, pero te pide que cuentes con él... ¡Sólo quiere pertenecer a ese momento, a ese "cuadro" que formas tú y él en ese instante universal!

sábado, noviembre 04, 2006

Palabras de mi jardín (IV)

La semilla (El jardinero -Tagore-):

"Me encuentro ansioso y tengo sed de cosas remotas; el alma se me esponja con el deseo de alcanzar por fin una serie de objetos lejanos que se pierden allá entre la bruma. Tu flauta me llama metiéndose en el fondo de mi alma, oh más allá sin nombre, y no me acuerdo de que no tendo alas y de que estoy eternamente preso en este calabozo.
Me muevo inquieto e insomme; soy como un extranjero en un país muy lejos del suyo. Me llega susurrante tu voz, en un idioma que mi alma reconoce suyo como una esperanza imposible de lograr. Tu flauta me llama penetrante, oh secreto lejano, y no me acuerdo de que no conozco el camino, de que no tengo al lado un caballo con alas.
Ando sin ganas, voy dando vueltas a mi propio corazón. En medio de la niebla que el sol empieza a penetrar, en las horas cansadas, ¡qué inmenso te veo contra el azul del cielo! Tu flauta me llama penetrante, oh último día, y me olvido de que la casa que habito tiene siempre sus puertas cerradas."


"La ilusión y la guía están más allá, en lo lejano y misterioso: ¡El Espíritu!"

El jardín:

¡Cuán lejano, cuán cercano aparece ese Espíritu que buscamos!
¡Qué difícil es buscar Aquello y qué fácil encontrarlo cuando no lo buscamos!
En cuanto lejano, es obra del entendimiento; lo cercano es pura clarividencia.
¡Qué inquietud se apodera de nuestra alma ante esa infructuosa búsqueda! ¡Qué alegría, qué sobresalto produce "el encuentro", esos pequeños retazos del Espíritu que se nos hacen evidentes!
¡Y es que tu "encanto" aparece en la niebla, nos inunda el alma, y el no encontrarle entristece y aja nuestro sufrido espíritu!
¡Cuánto desearía nuestra alma abandonar su viejo ropaje, y con "nuevas alas" remontarse hacia Ti en un viaje sin límite!

jueves, noviembre 02, 2006

Palabras de mi jardín (III)

La semilla (El jardinero -Tagore):

"Escúchame, tú, a quien no conozco pero que lees estos versos míos con cien años ya de existencia. No puedo regalarte ni una flor de entre todas las que prodiga la primavera, ni una luz tan sólo de estas nubes doradas. Pero abre tus puertas y mira; recoge de entre las flores de tu jardín el perfumado recuerdo de las flores que se marchitaron ¡hace ya cien años!
¡Ojalá consigas sentir en el gozo de tu corazón la alegría viva que te envío esta mañana de abril, a través de cien años, perfumando estos cantos dichosos!"


"Los sentimientos, memoria de la naturaleza"

El jardín:

Huellas de todo lo que "vive, vivió y vivirá", ¡qué claras y relucientes aparecéis ante mis ojos! ¡Qué ajenas al tiempo os encontráis! ¡Tan borrosas al alma incrédula sois, tan inservibles que ni mi espíritu inflamado en evidencia logra espabilar esa indiferencia!
Y vosotras almas insensibles, ¡abrid siquiera una rendija en vuestro cerrazón, sea por curiosidad! ¡Dad una posibilidad a vuestro espíritu para que empiece a entender el lenguje profundo del entorno, los mensajes de incomprendidas almas que os buscan!

HERÁLDICA

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martes, octubre 31, 2006

Palabras de mi jardín (II)

La semilla (El jardinero -Tagore):

"Muy delgado, enmarañado y empolvado su rojizo pelo, la boca hundida, dormida el alma, y un ardor en los ojos como la luz de la luciérgana que quiere emparejarse, el loco buscaba la piedra de toque.
El mar inabarcable rugía delante de él. Las olas hablaban sin cansarse de sus tesoros sumergidos, riéndose de su ignorancia por no comprenderlas. Tal vez apenas tenía que esperar, pero no se echaba a reposar porque su vida era sólo búsqueda.
Al igual que los mares tratan de abrazar sin descanso el cielo inaccesible; al igual que los astros trazan círculos eternos en pos de una desconocida meta, el loco, sudoroso su rojizo cabello, vagaba por la desierta playa buscando la piedra de toque.
Un día un niño del pueblo le dijo: "¿Quien te ha dado esa cadena de oro que luces en el cinto?" El loco se miró sobresaltado. ¡Su cadena de hierro era de oro! No soñaba, pero no recordaba el camino. Y, disgustado, se golpeaba la frente tratando de acordarse. ¿Dónde habría encontrado la piedra, sin haberlo sabido? Tenía lacostumbre de coger piedrecitas, tocar con ellas la cadena, y volverlas a tirar, sin reparar si el hierro se convertía en oro. Así, había encontrado la piedra de toque y la había vuelto a perder. Descendía el sol dorando el cielo todo. El loco comenzó a desandar lo que había andado, en pos del tesoro perdido, cansado, mirando el suelo, con el alma en la tierra, como un árbol que hubieran arrancado de raíz."

"La vida sólo como búsqueda"

El Jardín:

Gozosa búsqueda del tesoro del Espíritu escurridizo y misterioso. Ese afán nuestro en buscar el camino, ¿no distrae, quizás, su destino?... Ese anhelo en pos de la llama, gozoso en sí, no debiera distraer la vigilia, la apertura del alma a su influjo... ¡No es la meta, ni el sino del hombre el camino que trazan sus pasos!...
El Espíritu elige el momento... ¡Él se acerca en silencio a ese encuentro!
¡Aguza el sentido, alma inquieta, estate atenta y abierta a la irrupción del Espíritu en ti!... Mansas, humildes, moradas confortables, tales son las "cuentas" de Dios nuestro Señor.

domingo, octubre 29, 2006

Palabras de mi jardín (I)

La semilla (Tagore-El jardinero):

Me interrogan muy tristes tus ojos tratando de penetrar en mis sentimietos como hace la luna en los mares.
He desnudado mi vida ante ti sin ocultar cosa alguna ni quedarme con nada. Esta es la razón de que no me conozcas. Si no fuera más que una alhaja, me podrías partir en pedacitos y hacerte un collar. Si no fuera más que una bella y diminuta florecita me podrías arrancar para adornar tu cabeza. Pero, amor mío, ¿dónde se encuentran los límites de mi corazón?
Aunque seas mi emperatriz no conoces bien mi país. Si sólo se tratara de un instante de gozo, estallaría en una sorrisa espontánea y tú la verías y la entenderías al punto. Si sólo se tratase de una pena, se traduciría en un llanto amargo y verías lo más profundo de su secreto, aunque no dijese nada. Pero se trata del amor. Su pena y su gozo son ilimitados; una catarata inmensa de ansias y tesoros. Tu propia vida no está tan próxima a mí como lo está él, y, sin embargo, nunca llegarás a entenderlo plenamente.


El jardín:

Argamasa del Todo infinito, del Espíritu que anida en las entrañas, sustancia indefinible de la esencia, misterio encerrado en la dulce palabra universal del amor, ¿dónde encontrarás límites al mismo?, ¿cuándo acaba el tiempo de su influencia?, ¿qué recinto es capaz de encerrarlo?, ¿qué murallas refrenan su asalto?... ¡El Universo todo es su campo, nuestras almas sumideros insaciables!... ¡Su influjo eleva nuestros espíritus en unificada comunión!
Lumen divino, ese amor cegador; claro como el agua límpida... ¡Tan familiar, tan evidente, tan fuera de nuestro entendimiento!

viernes, octubre 27, 2006

¿Enigma prehistórico?

¿Qué podría ser esta enorme roca situada muy cerca del embalse "menor" de Peguerinos (Ávila)? Si alguno de vosotros tiene conocimientos técnicos de prehistoria y quiere estudiar la roca le enseñaría donde está situada. ¿No aparenta un elefante? Posted by Picasa

martes, octubre 24, 2006

¡Exultante vida!

Flores de agosto en mi entorno. Posted by Picasa

Ser y vida

"A la vida podríamos ponerle un apellido evidente, "terrestre". Y es que no conocemos otra vida que la observada en nuestro planeta Tierra. Ir más allá de esta evidencia es simplemente una especulación.

Nuestro trabajo no se refiere únicamente a la vida; menos a laterrestre conocida. Va más allá, hasta el mismo Ser que la hace posible en su "enmarque" en nuestro universo.

A decir verdad, la evidencia de la "vida a secas" que observamos a nuestro alrededor ha sido la catapulta que nos ha llevado al Ser con mayúsculas. Su extrapolación ha hecho posible la "adivinación" del Ser, a nuestro entender, iluminando el universo todo, permitiendo configurar, en lo que podemos entrever, nuestra posición o la de nuestra especie entre esos grande polos que son la Nada y el inefable infinito.

La obra nunca deja a un lado los planteamientos científicos; es más, pretende desde esa base "construir" el Ser. Ahora bien, reclamamos, casi precisamos, una ampliación del horizonte de la ciencia (nuestra crítica va en esa dirección), para que pueda sernos útil en la ardua tarea de alcanzar el Ser.

El Ser rebasa esa misma ciencia, por eso debemos introducirnos en la filosofía si queremos llegar a comprenderlo, o al menos intuirlo. Y es preciso tensar al máximo nuestra intuición para poder progresar en este mundo tan deconocido, aunque, eso sí, presentido. Habría que decir aquí que la intuición no es una "vía falsa", anticuada o poco fiable, en la investigación de estos hechos. Nosotros reivindicamos, de nuevo, el papel de esa intuición. Es más, creemos que todo descubrimiento realmente importante y significativo de la Humanidad, a los que no es ajena la creatividad, siempre ha provenido de la intuición, y añadimos la calificación de "la verdadera intuición", que no es más que "aquella distensión de la inteligencia en pos de una superación del mismo conocimiento, en una búsqueda que utiliza las fibras más intuitivas de nuestra sensibilidad".

Tambié, volvemos a proponer (ya lo hicimos en obras anteriores) la vía subjetiva, la interioridad (a la que la intuición no le es ajena), en el descubrimiento, afianzamiento y desarrollo de ese Ser.

Al fin y al cabo, aparte de una búsqueda y sustitución de unos objetos por otros en este mundo nuestro, en nuestra vida, una búsqueda inacabable que sustancialmente en el orden ontológico no conduce a mucho, sólo queda el camino que va en dirección de nosotros mismos, hacia nuestro interior, lo cual nos produce una íntima satisfacción: verdaderamente nos hace felices.

Y siguiendo las premisas anteriores, los capítulos de la presente obra comienzan con un somero estudio de psicología y ciencia en lo que se refiere exclusivamente al tema, con el fin de una puesta en situación, o mejor, como referencia para lo que se quiere expresar a continuación. Se advierte un cierto tono de protesta y crítica ante la ciencia ortodoxa, que tiene la intención de servir de revulsivo para la rotura de las perspectivas cicateras, incapaces de superar las barreras que nos impiden la ampliación del horizonte preciso para abarcar todo el significado del Ser. Esa ampliación de horizontes se adivina en las nuevas perspectivas que suponen los paradigmas emergentes.

El estudio de la emoción, desde un clásico como Sartre, nos sirve de introducción al papel que intuimos de la misma en la formación del Ser.

A continuación, el fondo de nuestros planteaminetos acerca del Ser, ya esbozados en su mayor parte en obras anteriores, aparece dentro del capítulo "El agregado sensación-información".

Una corroboración del papel de la emoción y el sentimiento en las demás criaturas vivientes, a imagen del ser humano, como constituyentes básicos del ser vivo, ocupa el siguiente capítulo.

Por último, se apuntan de forma muy ligera una vías clásicas para llegar al conocimiento de nuestro propio Ser, que no son otras que la meditación, y en su excelencia: la mística. Por supuesto, cada uno es su camino, su propia vía, pues el universo "da vueltas" ¡alrededor de ti!"

Copia del prólogo de la obra "El ser y la vida". (Ver vínculo del título)

miércoles, octubre 18, 2006

Peguerinos (Sierra de Guadarrama)


http://www.publimatic.com/peguerinos

Aquí tenéis una imagen del pantano de Cañada Mojada del pueblo de Peguerinos donde residimos gran parte del año. En la Web se encuentran datos muy interesantes para hacer excursiones o simplemente hacer un turismo más ecológico. Espero que os guste.

lunes, octubre 16, 2006

los pinguinos 9: Universo: �Mater�a Oscura o Energ�a de Vacio?

los pinguinos 9: Universo: �Mater�a Oscura o Energ�a de Vacio?

Materia y energía oscura

Ahora que está tan en el candelero la formidable incógnita de la materia y la energía oscura (y no me estoy refiriendo a La guerra de las Galaxias), aquí teneis el esbozo de una nueva teoría cósmica titulada "Modelo cíclico del universo negativo". (Nuestro Universo II)
(http://www.biblopia.com/fichadirecta.php?j=221)