Bueno, como anticipo de lo que escribiré, citar la consabida idea de que la realidad es construida en gran manera por nuestro propio pensamiento. Pero ahora no voy a referirme a ello, sino a algo para mí novedoso.
Y es que observamos un colectivo de criaturas como número de individuos por separado, sin discriminar si son comunidad o no. En una segunda fase podemos ya fijarnos si forman algún tipo de comunidad, es decir, en cierto modo una sociedad, pero... igual que con la realidad (ver el artículo anterior de este mismo Blog ¿Qué me dijo mi mascota?), ¿no será nuestra consciencia, nuestro pensamiento, nuestra propia mirada los que de alguna forma establezcan el vínculo para que esos elementos formen una comunidad?... Para cada uno de tales individuos, unos pueden ser ajenos a los otros, pero nuestra mente parece como si "construyera" el vínculo que los une o los hace ser "comunidad".
Muchas veces consideramos una agrupación de seres, al menos en su calificación como colectivos comunitarios, sin embargo en sí (para ellos) puede ser un colectivo "falso". Los vínculos, a fe cierta, los crea nuestro pensamiento, nuestra mente, pues así aparecen en nuestro interior adjunto a un "sentimiento" que avala esa comunidad... y ese sentimiento interno propio, ¿no pudiéramos transmitirlo a los teóricos componentes de tal colectivo...? La conexión más elemental y profunda entre todas las consciencias del universo (creencia oriental) obra a favor de tal hipótesis. ¿Cómo podría ello ser posible?
Imaginemos que en el colectivo que estamos analizando exista alguno de esos elementos que está en la misma situación antedicha, es decir, que mentalicen de igual forma y sientan en su interior que nosotros mismos pertenecemos a una comunidad: ¡Una acción reflexiva amparada por el símil de las neuronas espejo, por ejemplo! ¿Se produciría ese cierto empoderamiento de "dar vida comunitaria" a nuestro colectivo?... Y dando la vuelta al razonamiento: ¡También nosotros podríamos ser capaces de hacer comunitario (una sociedad) un colectivo ajeno de individuos!
Parece como si las sociedades necesitasen de un cierto reconocimiento por nuestra parte "para que lo pudieran ser"... Si el colectivo apuntado fuésemos nosotros mismos en el reflejo de un espejo, el "sentimiento interno" señalado anteriormente sería el "pegamento" necesario que nos definiría como sociedad: ¡De lo colectivo falso a la comunidad!
El deseo, nuestra voluntad, ¿puede incidir en la potenciación del nivel vital y mental de otras consciencias? ¡Una sugerencia asombrosa, a la vez que intrigante y misteriosa!
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