Podría decirse que estamos ante una cuestión religiosa, mas no es esto lo que quiero transmitir. Amor, compasión, misericordia, distintas acepciones alrededor del meollo de la cuestión. En mi opinión no hay que acudir a ninguna concepción religiosa para abordar el tema. Busco la mera objetividad que acompaña al ser humano desde el principio de los tiempos. ¿Moralidad?, seguramente sí, pero no quiero acogerme al significado que ello representa en la fe religiosa, precisamente porque creo que no es necesario. ¡La religión es otra cosa, y necesita su propio espacio!
A la criatura humana hay algo más básico que le incita al comportamiento respetuoso y afectivo hacia las demás criaturas, y hacia sus semejantes. La empatía tiene mucho que ver. El hombre creció mentalmente, y no solo el hombre, gracias a la imitación, a la par que al mismo tiempo empezó a sentir con la imitación lo que podrían sentir las otras criaturas, y lo interiorizó. Quiero decir que el hombre es capaz de abstraerse de lo que le rodea, pero tal sentimiento egoísta le incomoda. Aunque pudiera sentirse satisfecho en tal situación, algo en el fondo le atrae a salir de sí, de buscar la felicidad de los otros (claro está mientras no le perjudique a él, lo que tiene mucho que ver, por supuesto, con la envidia). Hablamos de criaturas que podríamos decir, en su sano juicio.
El salto hacia una religiosidad, un polo primario también en el hombre, en teoría podría hacerle feliz, salvarle en cierto punto de su angustia existencial, pero inmediatamente, como ser social su mirada se dirige al otro, en primer lugar a sus semejantes, y en su evolución, también hacia las demás criaturas vivas.
No es preciso, por consiguiente acudir a la religión: el humano es un ser social dotado de la empatía suficiente para querer el bien de los demás, una especie de cielo en la Tierra, utopía a la que siempre aspiró, pero que la realidad tozudamente le ha negado.
Todo esto constituye el andamiaje humano que teóricamente y objetivamente podría hacer posible ese "abrazo humano hacia las criaturas" expresado en el título. ¡La felicidad completa del espíritu lo reclama, y es verdaderamente objetivo y cierto!