Schelling nos dice que lo finito no puede provenir de lo infinito "por disminución", puesto que cualquier emanación es tan absoluta como la anterior, o sea, no hay transición "continua" de lo absoluto a lo real. El mundo sensible sólo puede imaginarse como una ruptura de lo absoluto "por medio de un salto". Ese salto lo explica Schelling acudiendo a la idea de su "caída", caída que es tan eterna como lo absoluto mismo "del que se desgaja". En lo absoluto habría una realidad independiente que se separa con violencia de él. Realidad que sitúa en el mundo de las ideas, lo otro absoluto que "deviene" al separarse del verdadero absoluto. "al romper con él". El origen de la caída para Schelling es la libertad. La razón de la caída, por consiguiente, de esta producción no reside en lo absoluto, sino en "la realidad misma" que debe ser considerada como independiente y libre. Y el fundamento de la posibilidad de la caída reside en esa libertad.
La producción del mundo real y su caída son para Schelling una especie de teogonía trascendental que desemboca en una cosmogonía.
Schelling advierte que la libertad (considerada como un principio absoluto) es anterior al idealismo, lo que significa que sería el pivote del mundo.
No solo lo absoluto se transforma en libertad, sino que lo absoluto se convierte también en voluntad. "El fondo sin fondo (Ungrund) de la divinidad, su ser originario (Ursein) ha de concebirse como voluntad, ya que sólo la voluntad es capaz de explicar la posibilidad del bien y del mal".
La realidad "es el anhelo que el Eterno siente de engrandecerse a sí mismo... Por ello es también en sí misma voluntad".
Schelling nos dice que Dios tiene los mismos principios que nosotros, y precisamente en nosotros se observan dos principios: uno inconsciente y oscuro y otro consciente.
Mas en Dios tales dos principios, aunque distintos, no son separables, y en el hombre sí se da esta separación. Tal separación es la posibilidad del bien y del mal.
"Lo absoluto es autogénesis, movimiento, evolución, paso de lo implícito y potencial a lo explícito y actual. En esto consiste su vida, su existencia, su productividad y creatividad. La creación se concibe, pues, como actualización y manifestación de la existencia de Dios". "Actualizarse, exteriorizarse es para Dios una exigencia absoluta de su existencia".
"La razón no basta para fundamentar la realidad, ya que es incapaz de dar razón de su propia realidad".
Schelling utiliza para designar a Dios la expresión de "Señor del Ser".
"Si Dios, en efecto, tiene relación no sólo con el ser de la idea sino con el ser que existe fuera de la idea, entonces muestra su realidad independiente de la idea y se muestra como Señor del Ser (mundo)". (De la obra del autor"Paradigma". Ver "Simbiotica´s Blog").