Una vez más acudo al símil de la "mirada a través de la ventana". Observemos al entorno, la naturaleza, el exterior a nosotros mismos a través de esa "mirada por la ventana".
Sabemos que las "neuronas espejo" son la base el fenómeno empático: ¡Gracias a ellas llegamos a sentir lo que siente la criatura que vemos enfrente (a través de la ventana)! (Conexión con el sentimiento o las sensaciones del otro.)
Ahora, imaginemos que en vez de ver a otra criatura a su través (de la ventana), sea un espejo el que nos refleje a nosotros mismos... Las neuronas espejo realizarán igualmente su labor: ¡Sentiremos lo que siente la criatura del espejo que, por cierto, en este caso somos nosotros mismos! ¿Qué ocurrirá entonces?... Curioso, se produce una "identificación" por reflexión "desde tal espejo". Una identificación que no solo supone un reconocimiento de la imagen, sino de la propia sensación, de nuestros sentimientos: ¡Un reencuentro con nuestra propia esencia!: ¡Aquí se hace evidente, aún de forma inconsciente, el nacimiento de la "mente"! En mi opinión, el misterio de la mente tiene sus tentáculos en esa "reflexión empática" que proviene de la identificación en uno mismo, y el solape esencial en esa "empatía propia".
¿Es ese el camino para ir desvelando el "misterio de la mente"?