jueves, diciembre 02, 2021

Recapitulación y conclusiones II (Consciencia y sensación)

He traído a colación la teoría del filósofo José Díez Faixat por una razón principal: el aunar en una dualidad la energía y la consciencia, entre otras dualidades (aunque en el fondo exista una realidad absoluta no-dual). He de confesar que en un primer momento y con mi mentalidad de físico, se me hacía muy difícil imaginar que energía y consciencia, conceptos tan distintos, pudieran formar parte de algo común a las dos (no se me había ocurrido la hipótesis que ahora sostengo). El ¡eureka! que ha supuesto en mi pensamiento abrazar la hipótesis de consciencia y sensación como cualidades de la materia en un estado característico, me ha hecho reconsiderar la teoría de Faixat como un referente, muy arriesgado sí, pero dotado de indudable belleza y armonía... La considero, pues, como una fuente de la que puedan beber los investigadores que pretendan adentrarse en el extraordinario y complejo fenómeno de la consciencia.

He dedicado un capítulo a la empatía y las neuronas espejo, porque junto a la intersubjetividad y los "mapas cerebrales" hacen posible la "reflexión" que integra no ya el entendimiento, sino la sensación y la emoción, que si no imprescindibles para la "toma de conciencia", si son necesarias y suficientes para, "nada menos" que la "construcción del yo".


En el capítulo 8 expuse un somero análisis del movimiento llamado "Pansiquismo", sin que necesariamente sea seguidor de tal corriente, que por cierto, va añadiendo cada vez más adeptos. Lo expongo  por la "posibilidad" de que la materia, aún en su nivel más bajo de complejidad, pudiera poseer un hálito, una conciencia mínima que, curiosamente, también figura en los planteamientos de la teoría entrópica-sintrópica de Faixat.

Como creo que ya existen propuestas de explicación de la consciencia, o más bien, de las características que deben cumplir un grupo de partículas materiales para poderlas considerar un sistema consciente, he citado algunas de ellas que, en mi opinión, pueden aportar bastante al respecto. El capítulo 7 las contempla. Ahora bien, ninguna resuelve el problema de fondo de la "emergencia" de la consciencia, lo que a mi entender, sí sucede en la hipótesis propuesta en este trabajo, al defender el monismo que representa en sí la propiedad intrínseca de la materia llamada sensación.

En el capítulo 6 expongo algunos experimentos que avalan la tesis de que la Teoría Cuántica tiene mucho que ver con el tema de la consciencia. La teoría de Penrose-Hameroff ya es un clásico sobre ello, y los recientes experimentos de laboratorio en China son un indudable apoyo a su teoría.

Solo me queda aclarar que no trato de descubrir ni presentar una teoría elaborada que pueda explicar la sensación y la consciencia (el problema "difícil" de Chalmers), simplemente quiero convencer a mis colegas, y hasta a mí mismo de que poseemos el nivel científico suficiente para poder afirmar, y por ello seguir en esta misma senda en nuestras investigaciones, que la sensación-consciencia no es más que un estado de la materia-energía que se presenta cuando la misma se adorna de las siguientes características:

1) Existe un campo electromagnético craneal cuya expresión son las ondas cerebrales.

2) Existe una continua retroalimentación (feedback) entre entradas y salidas (inputs y outputs).

3) El mundo cuántico es en último extremo, con sus propiedades más significativas (entrelazamiento y efecto túnel), el verdadero motor de la consciencia.

Mucho se ha avanzado en cuanto a las teorías del caos, la complejidad y los estados estables fuera del equilibrio apuntados por Onsanger y Prigogine, y muchos otros descubrimientos referentes al metabolismo de los seres vivos, pero aquí solo me he ceñido, y es mucho, créanme, al difícil problema de la consciencia-sensación.

Por último, he de advertir que la hipótesis que promulgo en modo alguno restringe a la sensación-consciencia, las cualidades ordinarias conocidas de pensamiento, voluntad, libre albedrío, etcétera. ¿Quién nos dice que por encima de la consciencia tal como la conocemos, no existan otros estados de la materia que encierren en sí la expansión de esa consciencia a otros ámbitos apenas imaginados?... La materia-energía aún podría encerrar muchos más misterios, pues su evolución futura es una incógnita.

                                                              Alejandro Álvarez Silva

(Final del ensayo del autor, Consciencia y sensación)

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