A las 8 de la mañana ya están pajarillos y otras aves de más envergadura, haciéndose cargo de las "viandas" que ante la mirada "inquisidora" del pequeño petirrojo, ponemos puntualmente.
Sí, el "petirrojillo" era el primero que a un brazo de mí, impacientemente esperaba su alimento... La mansedumbre, el bien estar, su amigable mirada me acompañan todas las mañanas... ¡Ojalá esto sea para siempre, en ese presente eterno que siempre anhelamos...!
Pero no son las plantas lo que protagoniza el artículo, sino "mis" queridas aves, no por pertenencia, sino por el amor y cariño que mutuamente nos profesamos...
Son las 8, y aparte del citado minúsculo petirrojo, la colonia de gorriones y acentores que asiduamente nos visitan, nos insuflan la alegría del nuevo día que la naturaleza nos vuelve a regalar...
Y poco más tarde aparecen pinzones y pequeños insectívoros que no desdeñan las migajas que se les ofrecen. En los árboles y setos herrerillos, reyezuelos, mosquiteros y carboneros con sus peculiares cantos, contribuyen al entorno. También colirrojos, bisbitas y ruiseñores no extrañan el lugar...
Y qué decir de las aves de mayor entidad, que además, por lo que consumen, son los principales beneficiarios del banquete. En primer lugar urracas (una familia), de inmediato rabilargos (una familia más numerosa), y cómo no, la gran familia de tordos: mirlos, zorzales (de tres tipos); también el estornino negro que cría en uno de los alerones de la casa.
Esporádicamente nos visita la magnífica oropéndola (el pájaro de oro), y más asiduamente la abubilla... El picapinos menor es otro de los visitantes, así como los arrendajos.
Y en los cielos, al acecho, no faltan aves rapaces, oteando sus posibles piezas (aún me agradece aquella abubilla que en perjuicio del halcón, liberé de las garras de este último). Los buitres (negros y leonados) habitan un lugar más elevado de los cielos en busca del ganado ya sin fuerzas para vivir...
Mención aparte habría que situar a los grandes competidores de mi mujer en la recogida de recursos: las chovas (piquirrojas y piquigualdas) que se comen cerezas, fresas y moras, y los piquituertos, ávidos comedores de piñones.
Las noches, indudablemente gozarán de la presencia de otros seres alados como murciélagos o rapaces nocturnas, que desconozco...
¡La avifauna de Peguerinos, tan abundante en este Parque Natural de la Sierra de Guadarrama, es el tesoro más hermoso que debemos conservar!
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