¡Ahí es nada!... Resolver este problema requeriría un compendio exhaustivo de todas las circunstancias que rodean al Poder... Política, sociología, etcétera, rebosan informaciones, opiniones, ideologías y tantas y tantas cosas que podrían hacer perder al estudioso el "hilo" de ese fin propuesto.
La historia, las historias permiten extraer experiencias válidas para el que lo sepa leer.
En estos casos, más importante es extraer el "trigo de la paja" que acumular la cosecha sin una limpieza previa. También la navaja de Ockhan puede ser bastante útil para la búsqueda de la "piedra de toque" que de la clave.
En primer lugar, estamos en el siglo XXI y la tradición democrática que proviene de los griegos no parece aún dominar en todo el orbe... Yo diría que todo lo contrario, hay como un retroceso que va inclinándose hacia las "autocracias" en el mejor de los casos, cuando no a una tiranía pura y dura, verdaderamente vergonzante.
La moda de las sociedades democráticas "aparentes" parece perdurar..., así sistemas comunistas como los del antiguo "telón de acero" se autoproclamaban "repúblicas democráticas", y hoy día las sigue habiendo con profusión: China, Cuba, Rusia, etcétera, con la variante de los populismos comunistas tipo Venezuela, o la anterior Argentina.
¿Cuántos estados miembros de la ONU pueden hoy considerarse democracias?... El panorama es descorazonador: ¡sistemas autoritarios y autocracias son mayoría!... Así que la solución a la pregunta, ¿Cómo "desalojar" a un dictador?, tal como están las cosas, se antoja una verdadera utopía.
Claro está y visto lo cual, parecería que el único cambio político al respecto en las naciones, solo podría provenir de un "golpe de estado", y así lo ha sido en más de uno de los países del continente africano, y del asiático... Una secular tradición que también alcanzó países sudamericanos.
Tal "método", si queremos llamarlo así, no es el tema y la razón principal de este artículo, por una simple razón: ¡la "imprevisibilidad" de tales acontecimientos! Además, si el cambio solo se traduce en la sustitución de un dictador por otro, no merece siquiera nuestra toma en consideración.
Bueno, voy a matizar más; hoy en día no han sido calificados como "golpes de estado", procesos que en realidad lo son, aunque con distintas características que los clásicos: no suelen ser cruentos; no precisan de una "algarada" militar; parten de sistemas considerados democráticos, articulando un desarrollo legislativo que supone el desmantelamiento desde dentro del régimen anterior, por procedimientos contrarios a lo estipulado en su Constitución.
Se han sucedido históricamente ejemplos recientes de todo ello. Sin ir más lejos: nacismo, fascismo, peronismo, chavismo, etcétera. Y ya Estados de la vieja Europa parecen salpicarse de tal denostada tendencia.
Esa evolución hacia regímenes autocráticos, sí es la principal preocupación del que escribe, en el intento de deshojar la margarita de la incógnita de ¿Cómo "desalojar" a un dictador?, y el añadido de "su Régimen". Y hago esta salvedad, puesto que no sólo la muerte de un dictador supone un cambio drástico de política (en verdad, la favorece, aunque no del todo); se requiere además de un período transitorio, que evolucione hacia la verdadera democracia.
El ejemplo de la modélica "Transición española" fue un hito, que no puedo dejar de citar.
Ciñéndonos al caso español, triste sería que esa modélica transición se viera truncada por una vuelta hacia atrás de mano de "resentidos" sectores de izquierda que, además, se autoproclaman "progresistas": ¡Vaya progresismo!
¿Quieren acompañarme en esta inmersión histórica y de futuro en busca del "desalojo" del dictador y su Régimen?
¡Será el propósito de las siguientes entregas!
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