El sentimiento-sensación produce la ignición de la mecha (es la causa original), como hemos dicho, pero está "incapacitado" para dirigir todo el proceso reactivo inteligencia-acción. Y aquí viene el quid de la cuestión, lo novedoso. No existe, todavía, el cerebro que en los animales, por ejemplo, dirige dicho proceso. La inexistencia de ese cerebro nos deja "un vacío" que confunde al filósofo y al mismo hombre de ciencia, ante una actuación inteligente sin sujeto (consciente) -cerebro o lo que sea- que "la realice"... Y es que quién "dirige" el proceso de esa reacción es la idea abstracta. Una idea "impregnando" el psiquismo (que no se identifica exactamente con la mente de un cerebro) de un organismo, es capaz de dirigirle. Son las ideas, pues, las que tienen la "potencia suficiente" para dirigir el proceso de la reacción, de la inteligencia-acción. Y es que la idea es en sí inteligencia pura, que al "materializarse" en un organismo, es decir, al adquirir la propiedad característica de la materia, el movimiento (la acción) se transforma en una inteligencia-acción, factor sustancial de la voluntad, que hace posible la reacción del organismo vivo. Este factor, más el pasivo de sensación-sentimiento, configuran o componen el ser vivo.
Pero las ideas (abstractas) ya en los organismos dotados de cerebro (como el mismo hombre), al existir entonces, paralelamente, un cerebro que es en sí un almacén de ideas, en el que se establece el "juego de las mismas" -con su composición, reorganización, desarrollo y evolución-, para lo cual primero se las "depura" de su componente "accional", se desarrollan y evolucionan asépticamente, y a continuación vuelven a "conectarse" a los circuitos de salida, los ya existentes órganos, perdiendo la propiedad "accional" o su componente material, "estado" en el que son "conocidas" por nosotros mismos. Estas últimas ideas (en este estado) son las que constituyen el contenido "consciente" del ser vivo, pero aún la gran mayoría de las "ideas" (estas sí accionales) siguen componiendo, existiendo y actuando en el gran iceberg que constituye el "inconsciente" de dicho ser vivo.
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