La semilla (De "El jardinero" -Tagore-):
La feria de delante del templo estaba en todo su apogeo. LLoviznaba desde la salida del sol y caía la tarde.
Entre la alegría de la multitud, nada había más radiante que el gozo de una niña que se había comprado por unos céntimos un silbato de caña. La penetrante alegría de aquel silbido destacaba sobre todas las risas y todo el alboroto.
Una multitud enorme se acercaba entre empujones. El camino se había llenado de barro, había crecido el río y el campo se hallaba enfangado.
Entre el gentío hastiado no había un dolor mayor que el de un niño que no tenía dinero para comprarse un humilde juguete, y cuando vi sus tristes ojos fijos ante el tenderete, todo aquel enjambre de gente me pareció miserable.
"Lo sencillo y humilde, refugio del Espíritu"
EL jardín (AAS):
¡Tú, santa criatura, que lo abandonaste todo para buscarle, que años y años de privación despegaron tu alma de lo mundano, no prosigas más!... Desciende al valle, las frágiles manos abiertas de un niño con su mochila repleta de júbilo esperan tu humilde regalo... En sus negros y profundos ojos expectantes de alegría y en su fondo, saltando si cabe aún más de gozo, un duende te espera impaciente: ¡es el mago compañero de tu viaje en el camino!
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