"En busca de la verdadera Teoría Cuántica"
Seguimos el mismo hilo que en la entrega (III).
"Está suficientemente establecido que los mecanismos de acción de la fotosíntesis, metabolismo, mecánica enzimática, síntesis de proteína y replicación y traducción de los ácidos nucleicos siguen las leyes físicas y químicas conocidas, es decir, todos los procesos bioquímicos.
Pero al llegar a este punto conviene hacer notar que las leyes físicas incluyen ese mundo cuántico que, a veces, se presenta tan paradójico y asombroso.
En verdad, tanto en los inicios de la vida, como en otras etapas de la evolución, se adivina un cierto salto cuántico que daría razón de las antedichas emergencias, tan recurrentes en el fenómeno vital.
Ahora bien, siendo lo anterior cierto, sigo pensando que los signos de la vida, representados por la subjetividad, el mundo de cualidades, la sensibilidad, etcétera, pertenecen a ese mundo al que llamé inaccesible en escritos anteriores, que parte de la evidencia volitiva, mental y accional que la acompaña en sus manifestaciones.
Sigue existiendo el problema de la conexión entre ese mundo y el que llamo accesible (al observador, a través del llamado generalmente método científico). Lo que es absurdo es aplicar ese método científico del reino de lo accesible (ciencias físico-matemáticas clásicas) al mundo de lo inaccesible.
Esa incongruencia no sería tal si dejáramos en su sitio a cada uno de esos mundos, reconociendo ambos, e intentando solo averiguar el mecanismo de su conexión que, en mi opinión, habría que buscar en el mundo cuántico, precisamente por sus especiales características.
Para resumir, y a grandes trazos, yo establecería para los sistemas construidos con el material químico de la vida -bioquímica- el término bioquímica de las dos caras. En una de tales figurarían todas las propiedades físico-químicas conocidas y por conocer; en la otra, las propiedades agrupativas de la propia vida, no como una emergencia, sino como una nueva propiedad de la sustancia bioquímica, precisamente por la potencialidad vital. (En verdad, toda la materia tendría esa propiedad, pero solo puede apreciarse de modo fehaciente, precisamente, en la química biológica.)
En una de mis primeras obras, "Ciencia, Filosofía, Religión. Una visión armónica", expuse:
"Y avanzando más, el problema de la conexión cuerpo-mente y con ello el de la libertad humana, ¿podría reducirse al tipo de realidad o teoría física que subyace en el fenómeno vital, clave de la conexión entre Biología y Física?"
Y en mi posterior obra, "La alfombra mágica":
"En esta dirección, la incertidumbre cuántica de Schrödinger, junto con las estructuras disipativas (matemáticas del caos) de Ilya Prigogine, así como las especulaciones de Roger Penrose sobre la resolución global por parte de millones de neuronas de diferentes alternativas en el procedimiento cuántico R, podrían ser la clave de la nueva teoría científica que, en contra del racionalismo científico determinista y el pensamiento marxista, nos diera el marco de la aparentemente misteriosa y enigmática libertad individual humana."
En próximas entregas expondré el porqué de mi expresada confianza en la teoría cuántica en búsqueda de la ansiada congruencia."
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