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domingo, noviembre 28, 2010

El valle del río de La Gaznata.

De nuevo una bonita excursión que no nos llevará más de 50 kilómetros de recorrido (100 ida y vuelta) desde Peguerinos.
La ruta, partiendo del pueblo de Peguerinos, nos lleva directamente al cercano pueblo abulense de Las Navas del Marqués (unos 11 Km). Desde allí, por la C 505 en dirección a Ávila capital, tras pasar por la Ciudad Ducal (un paraje pintoresco y excepcional, marco de numerosas películas), nos internamos en lo que se denomina la Tierra de Pinares. El primer pueblo Navalperal de Pinares, y a solo 7,5 kilómetros La Cañada. Desde allí se divisa el Alto de Valdelavía y el inicio del espléndido valle que forma el río de la Gaznata, construido sobre una formidable falla.
No obstante, debemos desviarnos a la izquierda, en esa población, tomando la carretera Av-307, en dirección a Cebreros. A unos 10 Km, tomamos a la derecha la carretera Av-503 que nos lleva por un recorrido muy pintoresco a la localidad de San Bartolomé de Pinares, ya en el propio valle.
Desde San Bartolomé se inicia la verdadera excursión que recorre todo el río de la Gaznata, dejando a la derecha las localidades del Herradón y Santa Cruz de Pinares. Inmediatamente se llega, tras bajar unos kilómetros bastante escarpados por la Av 306, al propio lecho del río. Desde lo pinos iniciales la vegetación se va haciendo más variada, la que corresponde a ambientes más cálidos: encina, vid, etc. Las riberas de los arroyos son un prado continuo que dan su sustento al ganado lanar y vacuno. También algunas huertas aparecen de vez en cuando. La fauna y flora todavía conservan su prístina naturaleza.
Pero lo que nos va a llamar más nuestra atención y dedicación consistirá en la localización de los abundantes indicios mineros que acompañan estas tierras y que en gran parte permanecen ahora en el olvido. El río de La Gaznata desemboca en el término del Barraco (el pantano del Burguillo), enfrente del magnífico valle de Iruelas.
Como es sabido, los alrededores del Barraco (que se prolonga hasta el término de Hoyo de Pinares) son ricos en tales indicios mineros. Aunque muchos de los enclaves llevan decenios abandonados en relación a tales menesteres extractivos, algunos han sido objeto reciente de estudios que valoraran la presencia de oro y plata, al objeto de la posible rentabilidad en su explotación.
Y es que abundan sulfuros asociados a diques y filones de cuarzo que rellenan fisuras producidas en el granito, con buzamientos casi verticales, en direcciones generalmente NE a SW, y longitudes que a veces pueden llegar a varios centenares de metros.
Geológicamente estos terrenos se enmarcan dentro de la Zona Galaico-Castellana de Lotze (1945), la Galicia Occidental-Duero Inferior de Ribeiro (1970), o en la Zona Centroibérica de Julivert (1972), concretamente en el Dominio del Complejo Esquisto Grauváquico (Martínez Catalán, 2004).
Los materiales aflorantes que constituyen el Sistema Central en la zona, son granitos hercínicos emplazados en los metasedimentos del Complejo Esquisto Grauváquico y rocas metamórficas.
Los indicios principales se sitúan a lo largo del río de La Gaznata. En particular, a unos 6,5 kilómetros desde San Bartolomé y a ambos lados del río se localiza la antigua mina de Santa Cruz (ver en el título un reportaje de la misma que corresponde al Blog Simbiotica). Dos kilómetros abajo, siguiendo el curso del río aparece la mina Majalbuey y a continuación la de Cerrillo Altio.
De lo que no hay ninguna duda es que el recorrido por este extraordinario valle os sorprenderá por su bucólica belleza y contraste.
La vuelta por el mismo camino, o si queremos desplazandonos por la carretera Av 306 hasta el Barraco, y de allí a Cebreros y Las Navas del Marqués por el Hoyo de Pinares.

jueves, noviembre 18, 2010

El paisaje micológico en Ávila.

La riqueza micológica de Ávila es proverbial, haciendo especial hincapié en los montes de Peguerinos donde abundan: Boletus edulis, Boletus pinophilus, Amanita rubescens, Lepista nuda, Macrolepiota procera, etc. Son abundantes tanto bajo coníferas como bajo frondosas.
Como sabemos el pinar de Peguerinos se compone básicamente de pino silvestre o de Valsaín (Pinus sylvestris L.), también muy presente en otras localidades de la provincia de Ávila como Hoyos del Espino, Hoyocasero o Navarredonda de Gredos.
(Haciendo Clic en el título podemos leer el interesante artículo de la Revista Montes: "El paisaje micológico de la provincia de Ávila)

sábado, noviembre 13, 2010

Corzos en Peguerinos.

La expansión desde la Sierra de Guadarrama hacia el oeste, ha originado que el corzo haya llegado hasta las dehesas y sierras que rodean el Valle de Amblés, valle en el que también está situada Ávila capital. Hacia el sur el corzo coloniza toda la cuenca del río Cofio, límite o frontera de Ávila con la comunidad madrileña, descendiendo hacia el valle del río Alberche.
En dirección al norte, desde la Sierra de Guadarrama, la expansión se realiza por el corredor que constituye el río Voltoya, habiendo alcanzado los montes de los términos municipales de Sanchidrián y Adanero.
"En los montes de Peguerinos, donde el corzo siempre estuvo presente, el aprovechamiento viene desarrollándose desde finales de los años noventa, teniendo cupos en la actualidad de unos 15 machos anuales".
(Tomado del artículo "La reintroducción del corzo en el macizo oriental de la Sierra de Gredos y su expansión actual en la provincia de Ávila" de Pedro Pérez López. Haciendo Clic en el título puede leerse todo el artículo)

jueves, noviembre 11, 2010

El valor de las emociones.

(Tomado del libro "Emociones positivas", coordinado por Enrique G. Fernández-Abascal)
Las emociones cumplen la función de dar información rápida y casi automática sobre los cursos de acción adecuados en determinadas instancias.
Cuando más intensa es la amenaza o, por el contrario, el atractivo del estímulo, más intensas deben ser las sensaciones y urgente la acción.
De acuerdo con tal perspectiva, ya creada por Sousa en 1987 (visión positiva de las emociones), las emociones ayudan a tomar las decisiones más correctas posibles en tiempo útil, existiendo precisamente para flexibilizar la conducta en ecologías variables, o sea, para proporcionar más opciones de respuesta.
Desde este punto de vista, las emociones son consideradas como un aspecto fundamental tanto de la toma de decisiones, como en que tales sean mejores y más rápidas.
Y es que el trayecto de activación emocional es más rápido que el trayecto circuito cognitivo. En resumidas cuentas, las emociones motivan e influyen fuertemente en lo que se elige, por lo que son guías para la acción.
Originalmente, los procesos de búsqueda, aproximación o de evitación-escape se encuentran en todos los organismos vivos.
Las formas más simples de orientación en el medio ambiente se denominan taxes y tropismos. Desde el inicio de la vida en la Tierra, hace millones de años, las primeras formas de vida, con protosistemas nerviosos, deberían poseer un sistema sensorial de recepción de información ambiental, un mecanismo de integración o clasificación de la información y un sistema efector.
Tales sistemas han sido considerados la base de la conducta motivada o dirigida hacia objetivos característicos de los organismos más complejos.
Y es que los fundamentos de la conducta emocional, aproximación y evasión, están presentes en criaturas sin cerebro y sin sistema nervioso, pero, no obstante, sí dotadas con la capacidad de detectar lo que es relevante, y así actuar de modo adaptativo.
En opinión de Antonio Damasio, todos los organismos vivos, desde la misma ameba nacen con mecanismos destinados a resolver de forma automática, esto es, sin raciocinio propiamente dicho, los problemas básicos de la vida. Sobre estos mecanismos fundamentales de regulación de la vida, se organizan las conductas más complejas. Y ya en un nivel más elevado se hallan las conductas asociadas a las nociones de recompensa o placer, y a dolor o castigo. Y aún más elevadas son las conductas motivadas, o drives, representadas por la curiosidad y la exploración de los niños, y las emociones como mecanismos de regulación de la vida y promoción de la adaptación y la supervivencia. Por último, la cumbre de la jerarquía la conforman los sentimientos, como las expresiones o mapas mentales de la regulación de la vida y de la relación con el entorno social. O sea, "las emociones o su representación consciente, los sentimientos, se organizaron a partir de las respuestas reguladoras fundamentales para la adaptación del organismo a su entorno físico y social".
La temperatura corporal de las ratas aumenta en períodos de estrés emocional, algo que no se encuentra en peces ni anfibios pero sí en pájaros y todos los mamíferos.
Hay cuatro estadios importantes en la comprensión de la evolución de las emociones: 1) La emergencia de un sistema organizado como comando centralizado que permite responder a los estímulos ambientales; 2) algo que pueda ser considerado como "recompensa" o "castigo" que influya en la conducta a fin de poder sacar partido de las oportunidades o para evitar daños, y que rudimentariamente corresponda a las sensaciones positivas y negativas; 3) la capacidad de diferenciar las sensaciones agradables de las desagradables; y 4) la capacidad de tener conciencia de uno mismo.
Como es lógico, la vivencia de acontecimientos que provocan la emoción tiene un correlato anatómico, o sea, hay una "grabación" en las estructuras del cerebro de las situaciones emocionales (memoria, por supuesto, como todas, con base neuronal).
Gracias a las llamadas neuronas "espejo", no sólo vemos u oímos las acciones y emociones de los otros, sino que los sentimos "como si" estuviésemos realizando la misma acción o sintiendo la misma emoción.
Como conclusión final se deduce la necesidad de incluir las emociones en cualquier estudio sistemático sobre la cognición y la toma de decisiones.