Hemos dicho que el yo crea su propio súper yo por imposición, dominio, ocupación, etc. del "vacío" de la mente por "ciertas ideas", que una vez implementadas crecen desbocadamente, ocupando más y más espacios, y adueñándose al final de casi todo el cuerpo (el órgano cerebro), reduciendo al mínimo la participación del yo consciente.
Hemos de estar, pues, muy vigilantes en "controlar" en todo momento el tipo de idea que ocupa el "hueco" o "vacío" de nuestra mente. De ahí la utilidad y conveniencia del llamado "pensamiento positivo", y de la meditación para la "purificación de nuestra mente". Existen muchas técnicas, las más conocidas con origen en la India y relacionadas fuertemente con los credos budista e hinduista.
Fijémonos que el súper yo sólo tiene existencia "dentro" de una mente, de una criatura, en una "imposición" sobre el yo de la misma. Sin ese yo, sin esa criatura el súper yo no existiría (pues no tiene vida propia). Así que somos nosotros y sólo nosotros quienes podemos "controlar" ese súper yo, y hasta de forma diferida poder utilizarlo en nuestro propio beneficio (del yo se sobreentiende)... No hace falta recordar el hecho cierto de que el vudú, por ejemplo, y los "males de ojo" sólo tienen efecto sobre "quienes creen en ellos" (es decir, quienes poseen en su mente la "semilla" -ideas- de lo que puede llegar a constituir ese súper yo impositivo y terrible).
Pero lo curioso es que, dada la complejidad de los elementos constitutivos del súper yo, su amplia variabilidad, existen múltiples tabúes que actúan como barreras o fronteras insuperables, a veces, para la mente que los alberga. Así, aquí aparecen tabúes de índole sexual, religioso, político, etc... Algunos no son muy evidentes; otros aprecen más disfrazados por su complejidad e intrascendencia (que de esta forma, burlan mejor la molicie e indolencia del propio yo, para desarrollarse)... Además, curiosamente, la historia humana podría reconstruirse en muchos de sus puntos desde el enfoque de los elementos constituyentes del súper yo (en su aspecto comunitario o de coincidencia social) que "domina" en cada época y circunstancia. No olvidemos que el mecanismo del súper yo, aunque no conocido con la profundidad que tratamos de dar en estas páginas, ha sido utilizado con muchísima frecuencia por las capas dominantes de las distintas sociedades y culturas, dada la comprobada eficacia que posee respecto al dominio de los individuos, campo que se extiende hasta lo más sutil cual es el dominio y control de la "mente" de los mismos (no cabe "mayor y mejor" dominio)... ¿Cuál es el camino, pues, de la liberación del hombre, de dicho individuo, de la criatura en general?... ¡Simplemente el control y utilización por el propio yo del súper yo!... La mente del hombre no tiene límite, es eminentemente creativa... Y así sería si no se viese limitada, coartada, por los enemigos de los diferentes "componentes" del súper yo, "incrustados" allí de forma fortuita... ¿No será muchas veces de modo perfectamente estudiado?... Ante tales hechos, tal circunstancia, es hora ya de expresar la "nueva moralidad" que proponemos, que viene en forma de "apertura", para hacer al hombre, en este momento de su evolución y de su historia "homo creador". El creador es el "relojero del mundo" y como tal su "verdadero dueño". Sin barreras, con el control de su mente, el hombre se transforma en el Buda, "el todo consciente", una mente que ya sólo tiene "aspectos positivos", dedicada a su labor primordial, la expansión del Logos, la Creación.
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