El "yo" cabalga sobre el presente.
Los sentimientos actúan sobre la naturaleza del ser (presente-pasado-futuro). El "yo" debe "indagar" en el pasado y en el futuro.
La consciencia es la aplicación de la naturaleza (voluntad) sobre el presente; de ahí nace la acción.
El "yo", como expresión de la voluntad de la naturaleza, pertenece al pasado-presente-futuro, por ello si el "yo" vive exclusivamente en el presente se evade de su verdadera naturaleza. Y es que el sentimiento momentáneo, es decir, en el presente, sólo produce el efecto de disminuir el radio de acción del "yo", apareciendo angustia e incomodidad.
La voluntad humana es la acción del "yo" sabiéndose sujeto activo y pasivo de dicha acción.
Quizás, sería conveniente utilizar el vocablo "yo" para cuando existe voluntad e intencionalidad, y en los demás casos hablar de sujeto. Sujeto sería "aquello" que realiza una acción ya sea de forma consciente o inconsciente, con voluntad o sin ella.
Si existe sujeto existe una determinada libertad de acción en un cierto campo sobre el que actúa dicho sujeto.
El sujeto sólo se transforma en "yo" en el hombre, es decir, cuando puede hablarse de una voluntad verdadera (ser consciente de ese propio "yo").
Sujeto y conciencia no caminan siempre juntos, pues el sujeto puede ser consciente o inconsciente.
El ser inmaterial "conoce" a los demás seres inmateriales, puesto que es "sumidero" de los demás seres inmateriales (no de él mismo).
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