Dichas redes comenzaron como un bien social indudable: ¡El aumento de la libertad de expresión individual experimentó un gran auge debido a sus auspicios!
Su fuerte expansión era paralela a su forma de expresión tan sencilla e inmediata, marcando así un hito como el que supuso la aparición de la imprenta, y los medios audiovisuales. Internet las vio nacer, al aprovechar la eficiencia y capacidad de la misma.
Entonces, la virtud de tales redes sociales irá de la mano de la salvaguarda de la libertad original, dentro de lo posible, que supuso sus desarrollos explosivos: ¡He aquí la virtud de tales redes, el meollo de la cuestión!
La imposición de medidas casi inquisitorias, que en verdad suponen la censura ideológica, política o de comportamiento, no son por consiguiente deseables en absoluto, porque provocará pronto, más bien que tarde, el alejamiento de sus numerosos usuarios de forma igualmente abrupta...
Las redes sociales seguirán acaparando la atención de la comunidad social, en cuanto en su comportamiento prosigan aquellas directrices que les proporcionaron la libertad de expresión, en cuanto a religión, ideologías, políticas, etcétera, que las vieron nacer.
¡No desvirtuemos el verdadero progreso que supuso para la sociedad el advenimiento de las redes sociales!