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lunes, abril 06, 2009

FILOSOFÍA ALEMANA (HUSSERL II)

La actitud que Husserl propugna se cifra en un solo concepto: reducción, reducción a fenómeno puro.
Lo que desde el tiempo de los primeros griegos hasta nuestros días constituye el "qué" de algo es lo que se ha llamado su "esencia" (Wesen). Y la esencia es aquello que una cosa "es". Esencia es el ser de las cosas. Por esto el resultado de la reducción fenomenológica es el descubrimiento de la esencia, del ser. En su doble dimensión eidética y trascendental, el fenómeno puro es esencia, es ser: ser hombre, ser piedra, etc. A cambio de haber colocado entre paréntesis la realidad de las cosas sustentada por la creencia fundamental, lo que hemos cobrado es nada menos que el ser mismo de las cosas, su esencia. Y éste es el objeto de la filosofía. El ente de Aristóteles, el objeto de Kant, el hecho científico de Comte y el hecho inmediato de la conciencia de Bergson, ceden el paso, por reducción a fenómeno, a la pura esencia, al ser como esencia.
Toda realidad de hecho es relativa a su esencia, pero en cambio la esencia misma no es relativa al hecho. Puesto en suspenso el carácter de realidad, tenemos ante nosotros algo absoluto. Todo relativismo viene de la realización fáctica de la esencia.
En absoluto no sólo este objeto, sino su manifestación para la conciencia. Cuando percibo algo como realidad, cabría siempre la posibilidad de un error, de una alucinación o ilusión. Pero si suspendo este carácter de realidad, entonces me quedo con lo percibido tal como se manifiesta y en tanto que se manifiesta es una conciencia. El posible carácter alucinatorio o real del objeto de la percepción es perfectamente indiferente. La conciencia en reducción se basta a sí misma; es el único ente que no necesita de ningún otro para ser. Es, pues, el único ser absoluto.
La conciencia es, en su pureza primaria, un nuevo "darse cuenta" de algo: la conciencia es siempre y sólo "conciencia-de", precisamente en cuanto puro darse cuenta de algo. Reducida la actividad mental a este momento de puro darse cuenta, me hallo instalado en la conciencia pura. A esta conciencia pura es a la que es manifiesto el fenómeno o esencia.
La conciencia pura, la "conciencia-de" es algo que sólo es conciencia en cuanto lo es "de" algo. Toda conciencia está dirigida hacia algo. Y este dirigirse hacia algo es lo que desde tiempo inmemorial venía llamándose intencionalidad.
La intencionalidad ante todo es ese momento según el cual la conciencia es algo que sólo lo es "de" otro algo. En este aspecto la conciencia es un intentio, o como dice Husserl, es una noesis. La cuestión está en cómo entiende Husserl este intentio. Por lo pronto, no se trata de una "relación" entre un acto y su objeto; no es un acto concluso frente al objeto, sino que sólo es conclusa como acto en su referencia misma a éste. Dicho en otros términos: el "de" no es una relación de la intentio al objeto, sino que es la estructura misma de la intentio. En su virtud, toda conciencia envuelve intrínsecamente la "existencia intencional" de su objeto. No se trata de una existencia y de un objeto reales, sino de algo distinto: de una existencia y de un objeto intencionales.
(Copyright 2009 -De la obra del autor "Paradigma"-)